El informe Planeta Vivo 2024 de WWF advierte que en medio siglo hubo una reducción del 73% en el tamaño promedio de las poblaciones de vida silvestre en el mundo
Durante medio siglo el mundo fue testigo de la devastadora reducción del 73% en el tamaño promedio de las poblaciones de vida silvestre. El alarmante descenso desde 1970 hasta 2020 pone de relieve la crisis que enfrentan los ecosistemas. El Informe Planeta Vivo 2024 de World Wildlife Fund destaca que esta tendencia nos lleva hacia peligrosos puntos de inflexión en cuanto a la pérdida de la naturaleza y el cambio climático, con graves implicaciones para la humanidad.
La pérdida de hábitat, degradación y sobreexplotación, impulsadas en gran medida por nuestro sistema alimentario global, encabezan la lista de amenazas que enfrenta la biodiversidad. A estas se suman las especies invasoras, las enfermedades y el cambio climático, lo que crea un cóctel de destrucción que pone en jaque la salud y la resiliencia del medioambiente. En América Latina la situación es aún más crítica, con una caída del 95% en las poblaciones de vida silvestre. La destrucción de la selva amazónica y la deforestación en otras regiones han tenido un impacto demoledor.
Las situación empuja a la naturaleza a umbrales que resultan en cambios sustanciales y potencialmente irreversibles. Los puntos de inflexión como la destrucción de los bosques de pino de América del Norte, la destrucción de la Amazonia y la muerte masiva de los arrecifes de coral pueden tener un efecto dominó más allá de la región inmediata. Lo cual se reflejará en la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y las economías.
Unos más que otros
Las selvas tropicales, los arrecifes de coral y los hábitats acuáticos son los más vulnerables. Los datos indican que los ecosistemas de agua dulce han sufrido una reducción del 85%, mientras que los terrestres y marinos muestran descensos del 69% y 56%, respectivamente. Estas cifras se derivan del análisis de casi 35.000 tendencias poblacionales de 5.495 especies en el período de 50 años de estudio.
Estos ecosistemas albergan una rica variedad de vida silvestre y son esenciales en la regulación del clima y la purificación del aire y el agua. Su destrucción puede llevar a una pérdida irreversible de biodiversidad y afectar negativamente la capacidad de la naturaleza para recuperarse de desastres naturales. Las poblaciones de vida silvestre monitoreadas que más han disminuido están ubicadas en América Latina y el Caribe (95%), África (76%) y Asia-Pacífico (60%).
La diversidad biológica es fundamental para la salud del planeta y la humanidad. Según el informe de WWF, algunas de las especies más afectadas incluyen tortugas carey hembras, con una disminución de 57% en la isla Milman, Australia. También los delfines rosados del río Amazonas, cuya población ha caído un 65%, y el salmón real o chinook en el río Sacramento, California, que registró una disminución del 88%. Estas cifras reflejan un panorama desolador, en el que la naturaleza se está desmoronando y perdiendo resiliencia.
Advertencia que no se debe ignorar
La pérdida de biodiversidad no solo pone en peligro a estas especies, sino que también amenaza los ecosistemas que sustentan la vida en la Tierra. «Las pronunciadas caídas en las poblaciones de vida silvestre son una advertencia clara y urgente», señala Rebecca Shaw, científica principal de WWF. «Cuando la naturaleza se ve comprometida, es más vulnerable al cambio climático y se acerca a puntos de inflexión peligrosos e irreversibles. Esto amenaza el aire que respiramos, el agua que bebemos y los alimentos que comemos».
Por su parte, Luis Germán Naranjo, director de conservación y gobernanza de WWF Colombia, coincide en que la reducción de especies clave pone en peligro la seguridad alimentaria y los medios de vida de muchas comunidades. «La biodiversidad es la base de la salud y el bienestar humano. La pérdida de especies reduce la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios esenciales, como la polinización de cultivos y la purificación del agua», advierte.
Carter Roberts, presidente y CEO de WWF-US, destaca la importancia de las cumbres internacionales sobre biodiversidad y cambio climático como oportunidades cruciales para tomar medidas. «La naturaleza proporciona la base para la salud humana, un clima estable, la economía mundial y la vida en la Tierra. El Informe Planeta Vivo actualiza la tendencia de cuánto hemos perdido en un período de cincuenta años y los puntos de inflexión que se avecinan», enfatiza.
Impacto económico
La pérdida de vida silvestre y la degradación de los ecosistemas tienen profundas implicaciones económicas. El turismo, la pesca y la agricultura dependen en gran medida de ecosistemas saludables. Según el informe de WWF, la disminución de las poblaciones de especies clave, como el salmón real en California, pone en riesgo las economías locales que dependen de estos recursos.
Además, la deforestación en la Amazonía y otros lugares afecta el ciclo del agua y la fertilidad del suelo, lo que impacta la producción agrícola. Estos cambios pueden llevar a la pérdida de ingresos y empleo, exacerbando la pobreza y la inseguridad alimentaria en muchas regiones del mundo.
A pesar de las alarmantes cifras, hay ejemplos inspiradores de conservación efectiva. La subpoblación de gorilas de montaña en África Oriental ha crecido un 3% anual gracias a esfuerzos intensivos de protección y manejo. Igualmente, las poblaciones de bisontes en Europa central han aumentado de 0 a 6.800 entre 1970 y 2020. Esto demuestra que con las intervenciones adecuadas, es posible revertir la pérdida de biodiversidad.
Estas historias de éxito subrayan la importancia de las iniciativas de conservación a largo plazo y la colaboración entre gobiernos, organizaciones y comunidades locales. Los proyectos de conservación no solo protegen a las especies en peligro, sino que también restauran los ecosistemas.
Cambio climático
El cambio climático y la pérdida de biodiversidad están estrechamente interconectados. Los eventos climáticos extremos, como las olas de calor y las sequías, están impulsando la destrucción de hábitats y poniendo en peligro la vida silvestre. El informe destaca cómo la destrucción de los bosques de pino en América del Norte y la muerte masiva de arrecifes de coral están vinculados al calentamiento global.
Las acciones para mitigar el cambio climático, como la reducción de emisiones de carbono y la protección de áreas naturales, son esenciales para frenar la pérdida de biodiversidad. Proteger y restaurar los ecosistemas naturales no solo ayuda a preservar la vida silvestre, sino que también contribuye a estabilizar el clima global.
El informe recomienda una serie de acciones para mitigar la pérdida de biodiversidad. Entre ellas, la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, la reducción del consumo excesivo de alimentos y energía, y la protección de áreas naturales críticas. WWF hace un llamado a los líderes mundiales para que implementen políticas ambiciosas y efectivas.
Enfatiza que los compromisos nacionales y las acciones in situ están muy por debajo de lo necesario para alcanzar los objetivos y evitar puntos de inflexión peligrosos. WWF hace un llamado a la acción para desarrollar e implementar planes nacionales ambiciosos que detengan la pérdida de biodiversidad y reduzcan las emisiones de manera equitativa y sostenible. Que sean integrales y combinen la conservación de la naturaleza con la acción climática.
Todavía a tiempo
Los países ya han acordado objetivos globales ambiciosos para detener y revertir la pérdida de la naturaleza, limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC y erradicar la pobreza. Pero el Informe Planeta Vivo demuestra que los compromisos nacionales y las acciones sobre el terreno todavía están muy lejos de lo que necesitamos para cumplir los objetivos planteados para 2030 y evitar puntos de inflexión peligrosos.
Los expertos enfatizan que las decisiones que se tomen en los próximos cinco años son críticas para evitar puntos de inflexión que podrían desestabilizar aún más los ecosistemas y la sociedad. Solo con un enfoque coordinado y global se podrá evitar llegar a los puntos de inflexión que amenazan la estabilidad del planeta. Las proyecciones a futuro subrayan la necesidad de actuar ahora.
La implementación de políticas ambiciosas y efectivas, la adopción de prácticas sostenibles y la colaboración global son esenciales para proteger nuestro planeta y garantizar un futuro saludable para todas las especies. La Amazonía, que alberga una biodiversidad única, enfrenta desafíos alarmantes, como la deforestación y el cambio climático. Si no se toman medidas inmediatas, se podrían liberar hasta 75 mil millones de toneladas de CO2.
A medida que se aproximan cumbres internacionales sobre biodiversidad y clima, los países tienen la oportunidad de adoptar medidas ambiciosas para revertir esta tendencia. El Informe Planeta Vivo 2024 concluye que, aunque la situación es crítica, aún hay espacio para el cambio. Cada país y persona tiene un papel fundamental en la protección de la biodiversidad.