Por Efe
24/07/2016
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Al PP le toca dirigir las negociaciones para lograr la investidura de Mariano Rajoy, que encabeza un diálogo que, reconocen todos, está siendo reservado e incluso secreto, mientras los dirigentes populares se dedican a ejercer públicamente toda la presión sobre Ciudadanos. Ya lo avisó Rajoy: La suya iba a ser una negociación bien distinta a la que se vivió en la anterior legislatura y que desembocó en la investidura fallida de Pedro Sánchez.
Tan distinta es que en los últimos días se han sucedido acontecimientos que demuestran que los populares hablan, sí, y con más de un partido, aunque en este caso no trascienda. Si no lo hicieran, por ejemplo, no habrían logrado esos polémicos diez votos de más para elegir a los representantes de su partido y de C’s en la Mesa del Congreso. Aunque el partido de Rajoy insiste en que se trató sólo de «cortesía parlamentaria» y promete que no quiere contar con los independentistas para la investidura.
Esos diez apoyos le han servido a Ciudadanos para insistir en que no sólo se mantiene en la abstención, sino que incluso amenaza con retirarla, en un momento en el que los dirigentes del PP dedican todas sus intervenciones públicas a presionar al partido de Rivera para que cambie al «sí» a la investidura de Rajoy. Fuentes de la dirección del PP explican que repetirán en los próximos días el mensaje de que la abstención de Ciudadanos no sólo no es suficiente sino que además supone un error y un obstáculo para que el país eche a andar.
Aunque sea bajo cuerda
Admiten que no hay aún negociación concreta, propiamente dicha, con Ciudadanos, aunque aseguran que hay disposición total a hablar, aunque sea bajo cuerda, de todos los asuntos que quiera poner encima de la mesa el partido de Rivera y del documento que le han facilitado. Igualmente insisten los populares en que no hay líneas rojas para ninguna fórmula de acuerdo: acuerdo de gobierno, acuerdo de investidura con compromisos puntuales en distintos asuntos… Como apunta a Efe un dirigente, «bienvenidos sean todos los contactos» o «intercambios de documentos» que acerquen a C’s al tan deseado «sí».
Además, no hay temor en el PP a que en Ciudadanos vuelvan a sugerir que sea otro, y no Rajoy, el candidato a la investidura, y algunos incluso ironizan sobre el hecho de que este partido hable un día de ese veto y al otro lo niegue rotundamente. Lo que tienen claro es que no es momento ahora de buscar a los socialistas. El «no» de Pedro Sánchez ya lo tienen, así que todos los esfuerzos se pondrán en lograr el cambio de posición de Ciudadanos para que diga sí y obligue entonces al PSOE a replantearse su postura. Y es que con 170 votos -PP, C’s y CC- dan por hecho que el segundo partido del país no va a impedir la investidura de Rajoy.
La cuestión es si Rajoy aprovechará estos días que quedan hasta que cierre, el próximo jueves, la ronda de consultas del Rey, para buscar un mayor acercamiento de Ciudadanos, y si lo hará públicamente o preferirá seguir optando por la discreción. O el secretismo. Porque si hacemos caso a lo que dicen desde el Gobierno y el PP, Rajoy está ya hablando con unos y otros aunque no se sepa ni dónde ni cómo.
La fecha de la investidura
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguraba el viernes que Rajoy está «trabajando con intensidad», con conversaciones «constantes pero discretas», mientras el propio presidente del Gobierno en funciones subrayaba también ayer al presidente de UPN, Javier Esparza, que está trabajando «de manera discreta e intensa» para lograr cuanto antes formar gobierno, según informó el PP.
Lo que parece ahora más complicado es que el debate de investidura vaya a celebrarse en esa fecha que apuntó recientemente el propio Rajoy: el 2 de agosto. Hay en el Gobierno un sentir generalizado de que esa fecha puede ser prematura, ya que apenas daría tiempo para la negociación final desde que el Rey -si así lo hace- le proponga como candidato, el próximo jueves. Además, desde el Congreso recuerdan que la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, decidirá la fecha de la investidura una vez que hable con el candidato y éste le explique qué apoyos tiene o si necesita más o menos tiempo para cerrarlos.
Aprobar las cuentas
En función de cómo evolucionen las negociaciones, en el Ejecutivo esperan en cualquier caso que el debate de investidura pueda celebrarse a lo largo del mes de agosto. Y apuntan desde Moncloa que aunque la investidura fuera la última semana de agosto se podría trabajar de forma acelerada para aprobar en tiempo y forma tanto el techo de gasto como los presupuestos generales del Estado para 2017.
No en vano, el Ejecutivo tiene avanzados los cálculos para entregar a Bruselas los objetivos de estabilidad presupuestaria y aprobar el techo de gasto en cuanto haya nuevo gobierno, para poder así aprobar en Consejo de Ministros las cuentas del Estado y entregarlas en el Congreso antes de que se acabe el plazo legal, el próximo 30 de septiembre.