La socióloga Zeynep Tufekci no tiene miedo a decir lo que piensa. Es una de las personas que ha criticado abiertamente los errores que han cometido las autoridades de salud con respecto a la pandemia del coronavirus. A través de una cronología la también escritora se refirió en The New York Times sobre el misterio alrededor del origen del SARS-CoV-2. Asegura que lo que sabemos, aunque es poco, es muy preocupante.
En primer lugar, considera que el gobierno chino puede llegar a encubrir detalles y evitar que sepamos con certeza si el virus provino de la naturaleza directamente, a través de un laboratorio en Wuhan o si estuvo involucrada la experimentación genética.
Tufekci también señala que, aunque muchos no lo sabían, no es la primera vez que surge la teoría de que un virus se fugó de un laboratorio por accidente. No solo ha ocurrido varias veces, sino que también ha ocurrido hace relativamente poco tiempo. «Casi todos los casos de SARS desde la epidemia original se han debido a fugas de laboratorio. Hubo seis incidentes en tres países, incluidos dos en un solo mes en un laboratorio en Pekín», escribe la Dr. Zeynep Tufekci para el medio estadounidense.
Otros SARS que han escapado del laboratorio
Un caso relevante ocurrió en 2007, con la fiebre aftosa. Era un virus capaz de «devastar el ganado» y escapó a través de una tubería de drenaje de un laboratorio del Reino Unido. Cabe acotar que este tenía la calificación «más alta de bioseguridad», según Tufekci.
Por otra parte, Estados Unidos también ha cometido sus propios errores. En 2012, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informaron sobre once infecciones «adquiridas en el laboratorio a lo largo de seis años». Generalmente en los laboratorios BSL-3, que tenían una calificación de bioseguridad un paso por debajo del máximo BSL-4. «En cada caso, la exposición no se realizó hasta que los trabajadores del laboratorio se infectaron», escribe Tufekci.
En enero de 2014, los CDC contaminaron una muestra de virus de la gripe benigna H5N1, pero no descubrieron el peligro hasta meses después. Mientras que en junio de ese mismo año, enviaron por error bacterias de ántrax desactivadas incorrectamente a los laboratorios. Esto pudo exponer al menos a 62 empleados de los CDC que trabajaron con las muestras sin equipo de protección. Un mes después, se encontraron viales de virus de la viruela vivo en una sala de almacenamiento en los Institutos Nacionales de Salud.
Tufekci también relata el caso de una persona que murió de viruela y se infectó debido a un incidente de laboratorio en Gran Bretaña en 1978.
El origen del SARS-CoV-2 podría ser una fuga de laboratorio
Era 30 de diciembre de 2019 una lista de correo electrónico pública administrada por la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas advirtió que había aparecido una «neumonía inexplicable» en la ciudad china de Wuhan. Los informes conectaron los primeros casos con el mercado de mariscos de la ciudad de Huanan.
Es del conocimiento público que, el 10 de enero de 2020, un científico chino publicó el genoma del virus, que pronto se llamaría SARS-CoV-2. Ahí también se confirmó que se trataba de un coronavirus. Pekín negó que el virus se estuviera propagando entre los humanos. «Pero el 19 de enero de 2020, solo tres días después ya no se podía contener», continúa la socióloga. Por ello, inmediatamente anunciaron el cierre completo de Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes.
Una semana después del cierre de Wuhan, los científicos chinos publicaron un artículo en la revista médica The Lancet que identificaba a los murciélagos como «la fuente probable del virus». Los autores señalaron que el brote ocurrió durante la temporada local de hibernación de murciélagos y que «no se vendieron ni se encontraron murciélagos en el mercado de mariscos de Huanan, por lo que pudo haber sido transmitido por un animal intermediario».
Ya había nacido la primera teoría, el virus venía de un animal. Sin embargo, rápidamente las redes sociales en China se inundaron de escépticos que comenzaban a relacionar la ciudad de Wuhan, hogar del Instituto de Virología de Wuhan, y una de las pocas instalaciones de investigación de coronavirus de murciélagos más importantes del mundo con el origen del SARS-CoV-2. Sin contar con que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Wuhan también investigan sobre murciélagos.
Es importante concer la verdad sobre el origen del SARS-CoV-2
Para frenar posibles desastres como la pandemia que se ha cobrado la vida de casi 4 millones de personas en el mundo, los científicos han sugerido controles más estrictos o trasladar los laboratorios de investigación fuera de las «ciudades densamente pobladas». Algunos incluso han mencionado la implementación de un «análisis de riesgo-beneficio más sólido» antes de investigar un patógeno que podría «desencadenar pandemias inadvertidamente».
Cuando hablamos del origen del SARS-CoV-2, la pregunta no es tanto si podría haber salido de un laboratorio, ya que al ir un poco hacia atrás nos damos cuenta que los accidentes de ese tipo ocurren, la pregunta es más bien cómo se manejó y por qué se salió de control.
Cualquiera que sea la respuesta, Tufekci pide a los funcionarios gubernamentales y científicos que antepongan «el interés público a las ambiciones personales y reconozcan la investigación biomédica como una herramienta poderosa, pero potencialmente peligrosa».
El análisis sobre el origen del SARS-CoV-2 lo concluye diciendo que China debería «otorgar inmediatamente el acceso necesario a expertos internacionales para obtener información relevante» del Instituto de Virología de Wuhan. «Pero tal vez los funcionarios e investigadores chinos realmente tengan algo que ocultar», asoma.
El primer caso de la COVID-19 podría haber surgido en octubre de 2019
Un nuevo estudio de la Universidad de Kent de Gran Bretaña revela que el virus que causa la COVID-19 podría haber comenzado a propagarse en China desde octubre de 2019. Es decir, dos meses antes de que se identificara el primer caso en la ciudad de Wuhan. Para llegar a esta conclusión, los investigadores usaron métodos de la ciencia de la conservación que estimaron que el SARS-CoV-2 apareció por primera vez desde principios de octubre hasta mediados de noviembre de ese año.
En el estudio Jesse Bloom, del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, recuperó datos de secuenciación eliminados de los primeros casos de la COVID-19 en China. Esos datos indicaban que las muestras tomadas del mercado de Huanan «no eran representativas» del SARS-CoV-2 en su conjunto. En cambio, eran una variante de una secuencia progenitora que circulaba antes, que se extendió a otras partes de China.
Los Institutos Nacionales de Salud de EE UU posteriormente confirmaron que las muestras utilizadas en el estudio se enviaron al Sequence Read Archive (SRA) en marzo de 2020. Sin embargo, los investigadores chinos las revisaron diciendo que serían actualizadas y enviadas a otro archivo, pero fueron eliminadas totalmente. Para los críticos sería una prueba más de que las autoridades chinas tratan de encubrir el origen del SARS-CoV-2.
Sin mascarillas en España desde este fin de semana
Después de haber sido anunciada por el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, la medida que pone fin al uso obligatorio de las mascarillas en espacios abiertos en España fue aprobada por el Consejo de Ministros. No obstante, la norma excluye determinadas situaciones La medida entra en vigor el sábado 26 de junio.
Entre las frases claves de la nueva normativa se puede leer que «la mascarilla deja de ser obligatoria en exteriores desde este sábado, salvo que resulte imposible respetar la distancia de 1,5 metros con personas ajenas a la unidad convivencial». La misma limitación se aplica a eventos musicales, deportivos o de cualquier tipo aunque sean al aire libre. Sin embargo, el tapabocas sí se puede quitar en caso de que el evento sea con público sentado y a 1,5 metros de distancia.
Lo que sí será obligatorio es llevar siempre encima una mascarilla por si se produce una aglomeración o hay que entrar en un sitio cerrado. En estos últimos el uso de la mascarilla sigue siendo obligatoria. La medida incluye todo tipo de transporte público y privado con no convivientes como el metro, autobús, tren, avión, teleférico, coche o barco. De estar en un barco se puede prescindir de la protección en el camarote privado y en zonas abiertas donde es posible guardar 1,5 metros de distancia interpersonal, como las cubiertas.
En los centros sociosanitarios, también en los destinados a grandes dependientes, los usuarios podrán ir sin mascarilla en espacios comunes cerrados si más del 80% de los residentes tienen la pauta vacunal completa. Mientras que en las residencias se podrá estar sin protección si más del 80% del colectivo está completamente vacunado.
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