Tan imperceptibles y tan atroces. Los virus han doblegado a la humanidad y desafiado a la ciencia. El coronavirus ha infectado a más de 265 millones de personas y provocado la muerte a unos 5,2 millones en el mundo. Su sobrevivencia en estos dos años, a través de mutaciones como la actual ómicron, sigue siendo una incógnita, ¿acaso el SARS-CoV-2 está evolucionando para evadir la inmunidad?.
A principios de 2020, el biólogo evolutivo Jesse Bloom miró hacia el futuro del SARS-CoV-2, como muchos especialistas, y predijo que el nuevo patógeno no sería erradicado. Más bien, se volvería endémico: el quinto coronavirus en establecerse permanentemente en humanos. Junto con cuatro coronavirus «estacionales» que causan resfriados relativamente leves y han estado circulando en humanos durante décadas o más.
Bloom vio que estos coronavirus estacionales podrían proporcionar una hoja de ruta sobre cómo evolucionaría el SARS-CoV-2 en el futuro.
Pero se sabe poco sobre cómo estos otros virus continúan prosperando. Uno de los ejemplos mejor estudiados, un coronavirus estacional llamado 229E, infecta a las personas repetidamente a lo largo de sus vidas. Pero no está claro si estas reinfecciones son el resultado de una disminución de las respuestas inmunitarias en sus huéspedes humanos. O, si los cambios en el virus lo ayudan a eludir la inmunidad, señala la revista científica Nature.
Para averiguarlo, Bloom realizó investigaciones desde el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, Washington. Obtuvo muestras de sangre de hace décadas de personas probablemente expuestas al 229E. Y las examinó para detectar anticuerpos contra diferentes versiones del virus que se remontan a la década de 1980.
SARS-CoV-2 y la inmunidad humana
Los resultados fueron sorprendentes. Las muestras de sangre de la década de 1980 contenían altos niveles de anticuerpos bloqueadores de infecciones contra una versión de 1984 de 229E. Pero tenían mucha menos capacidad para neutralizar una versión del virus de la década de 1990.
Fueron menos efectivos contra las variantes 229E de las décadas de 2000 y 2010. Lo mismo ocurrió, precisa la publicación, con las muestras de sangre de la década de 1990: las personas tenían inmunidad a los virus del pasado reciente. Pero no a los del futuro. Esto sugiere que el virus estaba evolucionando para evadir la inmunidad.
«Ahora que hemos tenido casi dos años para ver cómo evoluciona el SARS-CoV-2 respecto a la inmunidad, creo que hay claros paralelos con 229E», dijo Bloom.
Variantes como omicrón y delta llevan mutaciones que mitigan la potencia de los anticuerpos producidos contra versiones anteriores de SARS-CoV-2. Y es probable que las fuerzas que impulsan este «cambio antigénico» se fortalezcan a medida que la mayor parte del planeta obtenga inmunidad contra el virus a través de la infección, la vacunación o ambas. Los investigadores se apresuran a caracterizar la omicrón altamente mutada. Pero su rápido aumento en Sudáfrica sugiere que ya ha encontrado una forma de eludir la inmunidad humana.
La forma en que evolucione el SARS-CoV-2 durante los próximos meses y años determinará cómo será el final de esta crisis. Si el virus se transforma en otro resfriado común o como la influenza o algo peor. Un impulso de vacunación mundial que ha entregado casi 8 mil millones de dosis está cambiando el panorama evolutivo, y no está claro cómo el virus enfrentará este desafío. A medida que algunos países eliminan las restricciones para controlar la propagación viral, aumentan las oportunidades para que el SARS-CoV-2 realice saltos evolutivos.
Inmunidad frente a variantes SARS-CoV-2
Los científicos están buscando formas de predecir los próximos movimientos del SARS-CoV-2 y su comportamiento con la inmunidad, tras las pistas en otros patógenos. Están rastreando los efectos de las mutaciones en las variantes que han surgido hasta ahora, mientras buscan otras nuevas. Esperan que el virus eventualmente evolucione de manera más predecible y se convierta en como otros virus respiratorios. No está claro cuándo ocurrirá este cambio y a qué infección podría parecerse.
Entretanto, la OMS informa que en al menos 57 países se han detectado casos de la variante ómicron. El informe epidemiológico semanal subraya que los 212 casos confirmados en 18 países de la Unión Europea fueron en personas con síntomas leves o incluso asintomáticas.
Durante los últimos 60 días, de los 900.000 casos de la COVID-19 analizados por la red de laboratorios global GISAID más del 99% siguen siendo causados por la variante delta y sólo 713 (0,1%) pertenecen a la ómicron.
Desde la aparición de la nueva cepa, las farmacéuticas se han activado para conocer el alcance de sus vacunas. El jefe de investigación de un laboratorio en Sudáfrica señaló que la variante ómicron puede evadir parcialmente la protección de la vacuna de Pfizer Inc y su socio BioNTech.
Aun así, el estudio demostró que la sangre de las personas que habían recibido dos dosis de la vacuna y tenían una infección previa era capaz de neutralizar la variante en su mayor parte. Por tanto, sugiere que las dosis de refuerzo de la vacuna podrían ayudar a evitar la infección.
Alex Sigal, profesor del Instituto de Investigación Sanitaria de África, dijo en Twitter que había “un descenso muy grande” en la neutralización de la variante ómicron en relación con una cepa anterior de la COVID-19.
En estudio las respuestas a las vacunas
Otro estudio de laboratorio realizado por la viróloga Sandra Ciesek, del Hospital Universitario de Fráncfort, ofreció un panorama algo más sombrío.
Expuso la sangre de personas vacunadas a diferentes cepas del virus. Descubrió que la capacidad de generar una respuesta de anticuerpos contra ómicron en personas que habían recibido tres inyecciones de BioNTech-Pfizer era hasta 37 veces menor que la respuesta a la variante delta.
Y añadió que la respuesta de anticuerpos a ómicron, medio año después de seguir el programa de dos inyecciones de Pfizer-BioNTech, Moderna o un curso mixto de AstraZeneca-BioNTech, ni siquiera era medible.
La autora solo publicó parte de los resultados en Twitter, sin incluir el número de muestras, y la universidad dijo que el estudio aún no se había publicado. “El conjunto de datos subraya que tiene sentido desarrollar una vacuna adaptada a ómicron”, comentó.
Chiesek agregó que no se podía sacar ninguna conclusión sobre la protección contra la enfermedad grave. Sin embargo asegura que los estudios sobre la relación entre la nueva variante del SARS-CoV-2 y la inmunidad de personas vacunadas, continuará.
Mayor transmisibilidad pero menos grave
Aunque las pruebas de laboratorio están en curso, el director general de BioNTech, Ugur Sahin, hizo comentarios tranquilizantes la semana pasada. “Creemos que es probable que la gente tenga una protección sustancial contra la enfermedad grave causada por ómicron”, dijo.
Todavía no hay datos significativos sobre cómo se enfrentan a la nueva variante las vacunas de Moderna, Johnson & Johnson y otras firmas de medicamentos. Se espera que todos los fabricantes, incluidos Pfizer y BioNTech, publiquen sus propios datos en las próximas semanas.
Sahin, de BioNTech, señaló a NBC News que la empresa farmacéutica tiene previsto publicar datos sobre la nueva variante esta semana.
El doctor Anthony Fauci, experto en enfermedades infecciosas de EE UU, indicó que las pruebas preliminares indican que la variante ómicro tiene probablemente un mayor grado de transmisibilidad, pero es menos grave.