La desigualdad de ingresos y el riesgo de pobreza en España se encuentran entre los más altos de Europa occidental. Lo revela un reciente estudio de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas). No solo estas variables objetivas, sino también la percepción del público acerca de esas diferencias son más elevadas que la media de la UE-15.
El análisis determinó que los niveles de pobreza en el país están marcados por los ciclos económicos. Esto quiere decir que se ven mucho más afectados por períodos de contracción o de crecimiento económico que en otros países de la región.
Este trabajo es el resultado de las investigaciones hechas en 2019, en el ámbito del proyecto de estudios sobre pobreza y desigualdad económica. Consta de dos estudios independientes pero relacionados. El primero analiza la desigualdad económica, así como la pobreza y la movilidad intergeneracional en España, y la compara con otros países de la UE-15.
El segundo tiene una encuesta que mide cómo ven los propios españoles los índices de desigualdad. En otras palabras, cuán «desigual» piensan los ciudadanos que es la sociedad española.
Desigualdades
El primero de los estudios determinó que el 1% con más ingresos antes de impuestos (un indicador ampliamente utilizado para medir la desigualdad) representa alrededor de un 8%-9% del conjunto de la renta. Esto sitúa a España en un nivel medio dentro de la UE-15. Los datos europeos más recientes se mueven, aproximadamente, en 6%-13%. Sin embargo, cuando se tiene en cuenta la desigualdad de riqueza, España deja de ocupar lugares preferentes.
En la desigualdad de renta, el índice de Gini (el indicador de desigualdad más utilizado) de España es de 33,5, la tercera cifra más alta en Europa. Se ubica en línea con los estados del sur, pero a notable distancia de los nórdicos, Bélgica y los Países Bajos (con índices alrededor de 26).
En la desigualdad de consumo, el índice de Gini para España es de 16,2, pasando del primero al cuarto lugar en la clasificación de los países.
La desigualdad así medida no ha cambiado sustancialmente en España en los últimos treinta años, aunque es posible que, tras la crisis, sea algo superior a la medible en la segunda mitad de los ochenta.
Movilidad de ingresos
Otro aspecto por destacar es la movilidad de ingresos. Es alta cuando se toma a lo largo de la vida individual. Es decir, en términos de la movilidad social de una persona.
Pero no ocurre lo mismo con la movilidad intergeneracional, es decir, de padres e hijos. En términos laborales, se sitúa en un nivel medio de la UE-15. Y queda en un nivel muy bajo en términos educativos.
Alto riesgo de pobreza
Los datos son algo más complejos en lo que se refiere a la tasa de riesgo de pobreza (la proporción de la población con ingresos por debajo de un umbral que pone en apremios su estabilidad económico-social). España ocupa el primer lugar de la UE15 en el periodo 2004-2016 (con un 20,9%).
El punto central de la diferencia de España con los niveles medianos o más bajos de desigualdad en la UE-15 son las transferencias sociales monetarias. Lo que ocurre es que las transferencias reducen menos esa desigualdad, pues representan un menor monto que en otros países europeos y no son tan redistributivas al concentrarse menos en los niveles más bajos de renta.
Así mismo, el estudio analizó la evolución de la pobreza persistente. Este indicador mide a la población que, a pesar de las mejoras en el plano económico, cultural, social y político, continúa en una situación de pobreza, imposibilitando, así, que puedan mejorar su situación.
El documento determinó que, en España, esta variable se ve muy influenciada por los ciclos económicos. Es decir, se agudiza más en situaciones de recesión.
Probablemente esto ocurra no solo porque, por ejemplo, en la última crisis, la caída del PIB fuera más acusada, sino porque, más allá de esa caída, lo fuera especialmente la caída en el empleo, que afectó más a los niveles más bajos de ingresos.
Percepción de la desigualdad
El segundo estudio hace un análisis de la encuesta sobre la percepción de las desigualdades económicas en España. Los resultados muestran que el público, por término medio, cree que las desigualdades son muy altas. El resultado es similar, como quiera que se mida la percepción: en términos de desigualdades de ingresos, de distancia entre clases sociales o de igualdad de oportunidades.
Se trata, además, de una percepción que apenas ha variado en los últimos veinticinco años. Es una de las más negativas en Europa occidental. Este resultado es cónsono con unos «datos de desigualdad que son de los más elevados en ese ámbito geográfico», apunta el estudio publicado por Funcas.
Recomendaciones
El análisis destaca que si España se propone reducir la desigualdad económica y el riesgo de pobreza podría aumentar las transferencias sociales monetarias, que, además, deberían diseñarse más redistributivamente, tal como sugiere la comparación internacional.
Por otro lado, el estudio subraya que las convulsiones por la recesión en el mercado laboral español supusieron mucho mayores sacrificios a los niveles sociales más humildes. Esto diferencia a España de los repartos más equitativos de las cargas que hay en países con mercados laborales más estables.
Los autores principales son Víctor Pérez-Díaz y Juan Carlos Rodríguez, del gabinete de estudios del área de análisis político y social.
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