Los temores de los factores democráticos en Venezuela, de que la llegada de nuevo gobierno a Estados Unidos brindara oxígeno a la dictadura de Nicolás Maduro, se han disipado, al menos temporalmente. Las recientes declaraciones de altos colaboradores del presidente entrante, Joe Biden, anuncian que, en principio, se mantendrá la posición de apoyar una transición democrática, aunque con nuevas estrategias.
Es poco lo que ha cambiado. La elección de una nueva Asamblea Nacional por los adláteres de Maduro no ha servido para que la comunidad internacional reconozca formalmente al régimen. Más allá de sus socios de siempre (Rusia, Irán, China, Cuba o Nicaragua) se mantiene el creciente rechazo a la dictadura venezolana por parte de países democráticos y organismos internacionales, investigada por delitos de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional de Justicia.
Un brutal dictador
La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca no parece favorecer a Maduro y su camarilla militar-cívica. Las declaraciones de Antony Blinken, quien será el secretario de Estado, lo han dejado muy claro. «En Venezuela hay una dictadura y Washington seguirá reconociendo a Juan Guaidó como presidente encargado», dijo.
Hace cuatro días, la vicepresidenta de Maduro hacía votos para que el nuevo gobierno de Joe Biden tuviera «atisbos de decencia», cumpla con el derecho internacional y establezca «canales diplomáticos de diálogo respetuoso». «Los Estados somos Estados libres soberanos que nos relacionamos en condiciones de igualdad», señaló.
Pese a hablar de soberanía, Rodríguez dio sus declaraciones desde La Habana, Cuba, a donde viajó para presentar ante lel Gobierno cubano la llamada Ley Antibloqueo aprobada por los diputados de la asamblea írrita.
Pese a los «buenos deseos» del régimen, Antony Blinken calificó a Nicolás Maduro como un «brutal dictador». Durante su audiencia de confirmación en el Comité de Asuntos Exteriores del Senado, Blinken fue interrogado sobre la situación venezolana por el senador republicano de Florida Marco Rubio, considerado uno de los arquitectos de la política del gobierno de Donald Trump con respecto a Venezuela.
El nuevo secretario de Estado dijo estar «muy de acuerdo» con Rubio en una serie de pasos tomados por Washington. Y mencionó el reconocimiento de Guaidó como presidente interino de Venezuela. También a de la Asamblea Nacional elegida en 2015 como la única institución elegida democráticamente en el país.
Aseguró que, debido a que el régimen de Maduro continúa en el poder, el gobierno de Biden analizará otras medidas para lograr la libertad en Venezuela. “Necesitamos una política efectiva que permita restaurar la democracia en Venezuela con elecciones libres y justas”, agregó.
Lo que puede cambiar
La mayoría de los analistas coindicen en que la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca dará paso a una estrategia distinta, pero el objetivo seguirá siendo allanar el camino hacia una elección libre y abierta y a una transición política y democrática.
A diferencia de Donald Trump, que se basó en acciones unilaterales, Biden podría buscar del apoyo de naciones como Cuba, China, Rusia o México, para conseguir que Venezuela salga del estancamiento y avance hacia la democracia. De plano, estaría descartada la opción de una intervención militar.
Se ha insistido en que no hay razones para creer que Joe Biden propugne un acercamiento al régimen de Maduro. La experiencia de Barack Obama, que decidió levantar el embargo contra Cuba, no llevó a una democratización de la isla. Además, esa política es rechazada por la comunidad latina del sur de la Florida. Y Biden no puede darse el lujo de enemistarse más con una población le negó su apoyo en las elecciones.
En varias ocasiones, Biden ha dicho que Maduro es un dictador. Los colaboradores del nuevo presidente tiene muy claro que negociar con el régimen es complejo. Estas palabras apuntan a que, pese a las diferencias en las estrategias, el tratamiento de Biden hacia Maduro será muy firme.
Apoyo de Europa
El principal cambio que los analistas vislumbran en las políticas de Washington hacia Venezuela, tras la llegada de Biden, será el paso de las acciones unilaterales a un trabajo conjunto con sus aliados, entre ellos, Europa. La presencia de Blinken, una reconocido «eurófilo», apunta a un acercamiento estratégico entre Washington y Bruselas. Esta posición incluye la colaboración en temas como las relaciones con China, los conflicto en Oriente Próximo y el caso de Venezuela.
En este entorno, resulta especialmente importante la posición que la Unión Europea y el Reino Unido asuman con respecto al régimen de Maduro y el gobierno interino de Juan Guaidó.
En este sentido, Josep Borrell, alto representante del bloque de los 27 para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, indicó que la Asamblea Nacional que resultó de las elecciones de diciembre en Venezuela no puede considerarse legítimamente elegida.
“Espero que con el nuevo gobierno estadounidense podamos conseguir la solución dialogada que necesita Venezuela”, expresó.
Algunas diferencias
Sin embargo, Borrell aclaró que en el Consejo Europeo no hay unanimidad en torno a la figura de Juan Guaidó. Aseguró que “la Unión Europea nunca se refirió a él como presidente en ejercicio de Venezuela porque hubo países que no lo aceptaron”.
Por su parte, la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Dita Charanzová, increpó a Borrell, por no haber dicho que Juan Guaidó era presidente interino de Venezuela. “Los europeos seguimos reconociendo a Guaidó como presidente interino de Venezuela. Seguimos reconociendo a la Asamblea Nacional elegida en 2015 y vamos a trabajar con ellos y apoyarlos en su camino hacia la democracia”, dijo.
El Partido Popular en el Parlamento Europeo pidió que en la resolución sobre la situación en Venezuela que se votará este jueves se envíe una señal “que influya la política exterior de la Unión Europea y que se implemente como si de una decisión vinculante se tratase” en relación con el reconocimiento de la Asamblea Nacional de 2015. El PP recordó que los únicos representantes políticos de Venezuela son el presidente encargado Juan Guaidó y la Asamblea Nacional elegida en 2015.
De ahora en adelante
En Venezuela, los anuncios de Blinken han sido recibidos por optimismo por los factores democráticos. Las declaraciones se unen a una primera señal, cuando Carlos Vecchio, embajador del gobierno interino de Venezuela en Estados Unidos, fue invitado a la ceremonia de toma de posesión de Joe Biden.
Los temores iniciales, sobre todo por el hecho de que Biden fue vicepresidente de Obama cuando se estableció la política de acercamiento a la dictadura de Fidel Castro, se han disipado, por el momento. No obstante, quedan muchos asuntos por resolver. En lo interno, este año no se vislumbra cambio político. Ahora con el control de la Asamblea Nacional írrita el régimen de Nicolás Maduro tratará de avanzar aceleradamente para consolidar su poder político y obtener recursos económicos, quizás se atreva a imponer el Estado comunal, tipo soviético.
La crisis en Venezuela es altamente compleja. Por esta razón, el apoyo de la comunidad internacional será fundamental si se quiere lograr una solución. Está claro que el régimen de Nicolás Maduro no quiere cambiar el rumbo. ¿Lo cambiará la comunidad internnacional?
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