Es otro racismo que millones padecen, pero del que casi no se habla. Se le conoce como racismo ambiental. Algo que está a la vista de todos pero que pocos ven. A veces ni los afectados. En Estados Unidos, por citar un ejemplo, las comunidades no blancas han sido rutinariamente seleccionadas para alojar instalaciones de impacto negativo ambiental. Como vertederos, centrales industriales o estacionamientos de camiones.
No es accidental que sea en los barrios pobres donde están esas empresas contaminantes. El ejemplo más reciente de este fenómeno que se conoce como «racismo ambiental» se visibilizó en Chicago.
El golpeado sur y oeste de Chicago
El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano concluyó en 2022 una investigación de más de un año y medio en Chicago. El estudio se realizó por las quejas de grupos comunitarios del sureste de la ciudad. En el centro del debate estaba la planificada reubicación discriminatoria de la chatarrería General Iron. La mudaban de Lincoln Park, el vecindario blanco y rico, porque la consideraban una molestia. El nuevo destino sería una comunidad latina rodeada de áreas residenciales negras. Los investigadores concluyeron en que esa mudanza constituía una violación de los derechos civiles.
La alcaldesa Lori Lightfoot denegó el permiso para la apertura de la chatarrería en East 116th Street, junto al río Calumet, peroel propietario está demandando para anular esa decisión.
Justicia ambiental
Luego un estudio ciudadano en 2022 sobre la acumulación de contaminación y las tensiones sociales, Chicago se vio forzada a redefinir un área más amplia de «comunidades de justicia ambiental», que son las que reciben una parte desproporcionada de la contaminación y que necesitan de una atención especial. Como resultado, Chicago ahora incluye barrios del sur y oeste como Austin, East Garfield Park, West Garfield Park, Englewood, Humboldt Park y Roseland. Estas zonas se ven afectadas negativamente por la industria y el tráfico en carreteras próximas, como otros vecindarios previamente identificados con excesiva contaminación, como Little Village.
Puro racismo ambiental
Lo que ocurre en el sur y oeste de Chicago no es una excepción. El «racismo medioambiental» hace referencia al efecto desproporcionado que tienen ciertas políticas y decisiones contaminantes sobre comunidades desfavorecidas. Especialmente las negras e indígenas. Un claro ejemplo es la localización histórica de industrias altamente contaminantes como fábricas y granjas industriales en estas zonas.
Las investigaciones muestran que tradicionalmente se ha hecho caso omiso de la opinión de estos grupos étnicos al tomar las decisiones con mayores riesgos para su salud y calidad de vida: mayores tasas de enfermedades respiratorias y cáncer. Los impactos negativos en estas poblaciones no han sido tomados en cuenta con la rigurosidad debida.
El caso de Georgia
A mediados del siglo XX, familias afroamericanas compraron terrenos baratos y pantanosos en el área de Hyde Park, Augusta, Georgia. Esperaron hasta 1970 para tener acceso a los servicios básicos. Años después, los residentes descubrieron contaminación con plomo, arsénico y otros metales pesados por la cercanía de siete plantas industriales. Registraron problemas de salud poco usuales
En 1993, la EPA investigó los niveles de contaminantes y los posibles riesgo a la salud. Halló altas concentraciones en suelo y en elagua. No obstante, concluyó que el plomo, el arsénico y los otros metales pesados «no representaban peligro a menos que fueran ingeridos diariamente durante años. Los pobladores no lo aceptaron, pero las decisiones legales basadas en “evidencia científica” fueron insuficientes para lograr justicia medioambiental y apoyar a las comunidades.
Por todo el planeta
La petrolera Shell descubrió petróleo en 1957, en el delta del Níger perteneciente al pueblo ogoni. La perforación contaminó sus tierras y no les aportó beneficios. En 1993, una protesta de 300.000 ogonis llamó la atención internacional. Sin embargo, las fuerzas de seguridad nigerianas contuvieron las pacíficas protestas matando, mutilando, violando y torturando a cientos de ciudadanos. Finalmente, 9 activistas fueron ejecutados por el Estado. En 2009, Shell pagó 15,5 millones de dólares a las familias, mas no admitió responsabilidad. La contaminación continúa igual que en 2020 cuando un derrame destruyó las cosechas.
Una fuga tóxica mató a 3.000 personas en la planta de Bhopal, la India, en 1984. Desde entonces han muerto 20.000 personas de las 500.000 que resultaron envenenadas. The Guardian denunció que nunca se juzgaron los negligentes actos de Union Carbide ni se limpiaron los residuos.
La mina de carbón Tendele se abrió en Sudáfrica, en 2007. Contaminó el agua, destruyó cultivos y pastos y provocó grietas en viviendas. Incluso se exhumaron tumbas. No ha habido ninguna acción de la justicia.
Historias recientes
- Rio de Janeiro, Brasil, el barrio de Santa Cruz ha sido identificado como una zona de sacrificio. En esa zona la población afrodescendiente sufre los impactos negativos de la contaminación ambiental y la falta de acceso a recursos naturales vitales
- Ecuador, las comunidades afrodescendientes han sufrido racismo ambiental debido a la contaminación sistemática de sus fuentes de agua y del medio ambiente. Son excluidas de la toma de decisiones sobre el uso de los recursos naturales
- Kansas City, Estados Unidos, las comunidades de color y de bajos ingresos enfrentan una mayor exposición a la contaminación ambiental. La razón: las prácticas gubernamentales discriminatorias como el redlining
- El Reino Unido, la compañía de Energía Drax Biomass ha sido señalada por pagar millones de dólares a los reguladores para alojar una planta de energía de biomasa en una comunidad predominantemente no blanca
El ejemplo de Chicago
En respuesta a la investigación federal del 2022, el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, presentó una serie de propuestas para acabar con el racismo ambiental en su ciudad. La iniciativa pretende cambiar las prácticas de la ciudad que violan derechos civiles al concentrar negocios contaminantes en comunidades negras y de población que no es mayoritariamente blanca.
Las políticas de Johnson incluyen mejorar los tiempos de respuesta a las quejas ambientales, monitoreo del aire y medidas para reducir la contaminación. Además de la participación pública en la planificación y desarrollo, e inversiones en comunidades de justicia ambiental. Asimismo, presentará nuevas leyes de planificación y zonificación al Concejo Municipal. La intención es evitar la ubicación de negocios contaminantes en comunidades históricamente afectadas en los lados sur y oeste de la ciudad.
Johnson promete poner fin a la práctica de acumular las peores cargas ambientales en comunidades del sur y oeste de la Chicago. “En la ciudad más grande del mundo, ningún vecindario debe sufrir las cargas de la contaminación más que cualquier otro vecindario. Es el momento de actuar en favor de la justicia ambiental”, dijo.
Largo trecho por delante
La decisión del alcalde de Chicago es un paso en la dirección correcta. Pero hay un largo camino por recorrer para alcanzar la justicia ambiental. Aunque la contaminación golpea en todas partes, ciertos grupos soportan una carga desproporcionadamente mayor. Con instalaciones como vertederos, plantas de carbón o rellenos ubicados en sus comunidades.
El racismo ambiental toma múltiples formas, como lugares de trabajo con baja protección de la salud o centrales eléctricas de carbón próximas a zonas predominantemente pobres, ero la raza continúa siendo un indicador predominante de vulnerabilidad ante la ubicación de fuentes contaminantes.