Por Juan Emilio Ballesteros
18/12/2015
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Es rotundo al afirmar que gobernará si obtiene sólo un voto más que Rajoy, pero no aclara qué hará si saca uno menos. Pedro Sánchez (Madrid, 1972) se muestra convencido de su liderazgo y, por eso, prefiere mirar a la gente a los ojos, cara a cara. No ha dicho si se ha sentido incómodo con esta entrevista, que ha preferido contestar por cuestionario.
Se ufana de que el único partido que es alternativa y puede desbancar al PP es el PSOE. ¿El poder seguirá siendo un juego de dos?
Los ciudadanos quieren un cambio y que nos pongamos de acuerdo. No parece que de las elecciones salga un gobierno apoyado en una mayoría absoluta monocolor. Y el partido capaz de dialogar, llegar a acuerdos, y liderar el cambio es el Partido Socialista.
¿Se cuestiona el liderazgo, el modelo político que debe encarnar el PSOE o ambas cosas?
Me siento muy apoyado por el conjunto del Partido Socialista. Venimos de un proceso de primarias en el que votaron todos los militantes y eso hace que la legitimidad sea la mayor que un secretario general ha tenido hasta ahora. Me siento muy arropado.
Deja entrever que Rajoy ha hecho más para romper la unidad de España que el soberanismo. ¿Cuál es la solución política?
La responsabilidad principal de lo que está pasando en Cataluña es de un independentismo rupturista irresponsable, que ahora encabeza Artur Mas. Lo que también he dicho, y mantengo, es que la actitud del gobierno, su inmovilismo en esta cuestión como en tantas otras, no ayuda a resolver el problema. La solución sólo puede ser política. Y los principales actores del enfrentamiento no parecen estar por la labor. El Partido Socialista tiene una propuesta de diálogo, de solución política a la cuestión territorial, que pasa por una reforma constitucional en sentido federal de nuestro modelo territorial.
¿Qué deben hacer los políticos para recuperar la confianza de los ciudadanos?
Hoy hay más interés de la sociedad en las cuestiones políticas que nunca. Los políticos tenemos que acercarnos de forma más natural a ese debate y hacerlo con propuestas y compromisos claros y comprensibles. Entre esas propuestas tienen que tener un peso importante las relativas a regeneración democrática y lucha contra la corrupción, pues nada como estos factores han contribuido a alejar a los ciudadanos de la política.
El pacto en la Transición se alcanzó porque todos cedieron. ¿En qué hay que ceder para resolver la cuestión catalana?
Como en toda negociación hay que ceder en los elementos que impiden el diálogo. Los independentistas tienen que renunciar a la ruptura y, sobre todo, a la quiebra de la legalidad y del Estado de Derecho. Y el Gobierno central debe renunciar al inmovilismo que hace que, a pesar de que les alertamos durante toda la legislatura, no se haya producido ningún avance en los últimos cuatro años. Más bien todo lo contrario. Sólo así se podrá abrir el diálogo que encuentre una solución política a la cuestión catalana.
¿La reforma laboral hay que derogarla o renegociarla entre patronal y sindicatos?
Nuestra posición es clara y va dirigida a recuperar la calidad del empleo que se crea. Para ello derogaremos toda la reforma laboral del gobierno del PP. De forma inmediata y urgente nada más llegar al Gobierno, para recuperar el papel central que la negociación colectiva debe tener en las relaciones laborales, elevar el Salario Mínimo Interprofesional, garantizar los derechos de los trabajadores y acabar con la precariedad. Y, en paralelo, elaboraremos un nuevo Estatuto de los Trabajadores sobre la base del diálogo social entre empresarios y trabajadores.
El paro no bajara del 20% hasta 2017 pese a un crecimiento del 3%. El déficit también será elevado. ¿No teme que tenga que hacer la misma política económica que el PP?
Existen condicionantes derivados de la globalización de la economía, de la pertenencia de España a la Unión Europea… que ningún gobierno nacional puede ignorar. Pero sí podemos cambiar políticas. En primer lugar, podemos cambiar la política de austeridad del Gobierno del PP. Podemos llevar a cabo una reforma fiscal que garantice el equilibrio de las cuentas públicas y también el Estado de bienestar. Mi política económica no va a tener nada que ver con la austeridad extrema de Rajoy. Nosotros apostamos por medidas que hagan más competitiva la economía. Y en la distribución del resultado de esa mejora de la economía, en su reparto más justo, es donde nos diferenciamos del PP.
Propugna un cambio en el modelo productivo. ¿En qué dirección?
Nuestro programa electoral presta una gran atención al cambio del modelo de desarrollo económico. Apostamos por incrementar la competitividad de nuestra economía, por su digitalización, por la I+D+i, por recuperar el talento que ha salido de España, duplicando la inversión, reformando el sistema de deducciones fiscales, por medidas que permitan incrementar el tamaño de las empresas y diversificar su financiación, que favorezcan su internacionalización, por medidas que tiendan a una economía circular, que tengan en cuenta aspectos medioambientales… Todo ello no cambiará de la noche a la mañana nuestro modelo productivo pero sí contribuirá a su transformación paulatina.
¿Abrir el partido a la sociedad supone cerrarlo a la militancia y el aparato?
No son cuestiones incompatibles. Yo respeto mucho a la militancia. Soy el primer secretario general del Partido Socialista que ha sido elegido directamente por los militantes. Pero los partidos tenemos también que encontrar la manera de no mirar todo el tiempo hacia nosotros mismos. Debemos ser capaces de abrirnos a la sociedad, a los que sin ser militantes se comprometen con nuestro proyecto político.
La mayor aportación ideológica que hoy hacen algunos es un baile en la tele. ¿Hemos convertido la política en un espectáculo?
Espero que no. Resulta evidente que la comunicación entre los políticos y los ciudadanos está cambiando. Pero las nuevas formas de comunicación política no son incompatibles con un proyecto político sólido.
¿Cuáles son sus referentes en el partido?
Le podría mencionar a Felipe González por el liderazgo que tuvo en la modernización de España. Pero cuando Felipe accedió a puestos de responsabilidad, el PSOE tenía en torno a 100 años de historia. El partido ha sido grande, no cuando tuvo un líder fuerte, sino cuando tuvo un conjunto de grandes personalidades que le acompañaban.
En la lucha contra el terrorismo global, ¿debe prevalecer la seguridad sobre la libertad?
Desde la socialdemocracia siempre hemos defendido el necesario equilibrio, no siempre fácil, entre ambos principios. Es evidente que, en momentos como los actuales, no resulta sencillo, pero los países civilizados tenemos que ser capaces de acompañar nuestra firmeza antiterrorista con la garantía de nuestras libertades y con políticas de cohesión social y de integración.
¿Existe una dualidad entre el PSOE de Pedro Sánchez y el de Susana Díaz?
Susana es un valor innegable del Partido Socialista. Está haciendo un gran trabajo como presidenta de la Junta de Andalucía y, como todos los socialistas, trabaja también para que el PSOE gane las próximas elecciones generales. Esa dualidad que menciona no es tal.
Siempre ha creído en la inocencia de Chaves y Griñán. ¿No estima que la corrupción merece un reproche a quien ha ejercido el poder?
La premisa es falsa. Detrás de los ERES no ha habido pago de sobresueldos en negro a políticos, no se han financiado irregularmente campañas electorales, no se ha reformado la sede y hasta el despacho del presidente de un partido como con Bárcenas y los amiguitos del alma. Es un caso gravísimo pero, sinceramente, yo no creo que los expresidentes fueran conscientes de la trama. Quienes quieren hacer iguales este caso de corrupción y otros que no tienen nada que ver con él quieren, de forma interesada, diluir políticamente sus muchas responsabilidades.