La palabra “sostenible” y todas sus variantes aparecen recurrentemente en la propaganda oficial del Reino de España y sus comunidades autonómicas. En Tenerife, una de las siete islas de la comunidad autónoma de Canarias, el uso de la palabra abarca tanto la propaganda política como la publicidad. Ambas comparten la misma línea medioambiental. No es distinto con el cambio climático y la biodiversidad. También aparecen con frecuencia. Sin embargo, en los documentos oficiales, en actas y resoluciones, en ese bosque compacto y casi impenetrable de palabras que es el lenguaje burocrático, el término “sostenible” y sus sinónimos tienen poca suerte, y poco uso. Se le presta poca atención.
Desde comienzos de año y con el inicio del gobierno de coalición que desbancó a Coalición Canaria del gobierno provincial, los nuevos gobernantes se apresuraron a iniciar un plan de obras, especialmente de carreteras, de obras viarias. Anunciaron la expansión del tranvía hasta el aeropuerto de Los Rodeos y la construcción de una circunvalación de 6 kilómetros, parcialmente soterrada, para eliminar los atascos en la autopista TF-5 que registra “una intensidad media diaria superior a los 110.000 vehículos”. Dios, cuánto dióxido de carbono
Aunque un juez anuló la adjudicación de la redacción del proyecto y ha conminado al Gobierno de Canarias a comenzar de cero, el anuncio del Gobierno de Canarias es es que en noviembre se sabrá el nombre de la empresa adjudicataria-. Por su especial complejidad, el proyecto será entregado a finales de 2021 a la Consejería de Obras Públicas, Transportes y Vivienda. Anunció que la gran ventaja de la obra es que su ejecución no afectará el tráfico en el actual trazado de la autopista. No empeorará los actuales atascos. Vale.
Un santo vapuleado por peatones y conductores
La rotonda de Padre Anchieta es casi un infierno o, mejor, el propio infierno. Ahí, alrededor del santo que nació en La Laguna, coinciden vehículos y peatones en las horas más angustiantes. No hay semáforos y unos y otros tienen prisa. Los peatones son estudiantes de la Universidad de La Laguna, que van o salen de clase, y parroquianos de todo orden que van o vienen de la terminal de autobuses y de la estación Padre Anchieta del tranvía. Es un nodo complejo, demoníaco.
Hubo un tiempo en que los peatones que iban al otro lado de la TF-5 contaban con una pasarela, pero los ingenieros y arquitectos consideraron que afeaba el conjunto urbanístico y ordenaron su demolición. La sustituyeron por pasos peatonales. Cada vez que pasa una persona se detiene el tráfico; si son 150 estudiantes en fila la espera se multiplica al infinito.
Hubo una pasarela, pero afeaba el entorno
En las muchas opciones que se han presentado desde 2007 para aliviar el tráfico a la altura de Padre Anchieta, ninguna ha propuesto un túnel peatonal, que es factible, un puente solo para viandantes, mucho menos un teleférico de banda a banda. Lo más cercano a la palabra sostenible es habilitar un carril BUS VAO, ahí usan la locución “movilidad sostenible”. Fue en febrero pasado cuando apareció por primera vez la palabra pasarela en una propuesta de Coalición Canaria para oponerse a la extensión del tranvía. Más nunca se pronunció en la vocería oficial ni oficiosa
La obra no solo es de alta complejidad en la redacción del proyecto –propuesta, estudios de suelo, planos, cálculos civiles y administrativos– sino en la propia ejecución. Implicará túneles y trincheras para no afectar zonas habitadas ni el área de servicio del aeropuerto Los Rodeos. Dicen que la afección de terrenos agrícolas es cero. La construcción se realizará entre 2022 y 2226 y costará 170 millones de euros. Son 6 kilómetros de 3 carriles,
Prioridad al vehículo particular y a las carreteras
Con la pandemia de la COVID-19 y el descalabro de la industria turística –el petróleo canario– la comunidad ha intentado recuperar los 1.000 millones de euros que Madrid le adeuda a Canarias por el plan carretero. En el estira y encoje, ha habido una lucecita de esperanza, pero nada concreto. Algo debe llegar de la Unión Europea y del Estado español para que los canarios puedan afrontar el bajón en los ingresos, la caída del empleo y el parón productivo.
La población mayoritaria la está pasando mal. A los ancianos que han solicitado ayudas, a los desempleados que solicitan una extensión de la prestación por desempleo, a los autónomos en estado de desesperación la respuesta del burócrata al teléfono es fría y seca: “Se agotó la partida”.
Lo extraño es que mientras se apura la circunvalación de La Laguna y se descarta la ampliación de la Línea 1 del tranvía hasta Los Rodeos, los afiliados a Podemos y sus emulantes soliviantan a la población para que se oponga a la construcción del ferrocarril del sur. La formación de izquierda radical “apuesta por proyectos movilidad sostenible” y se opone a opciones que perjudiquen el territorio “con un severo impacto territorial y paisajístico”, como el tren del sur de Tenerife. Señala que no se deben “desviar” fondos del Plan de Recuperación Europeo para la financiación de trenes de Gran Canaria y Tenerife, sino destinarlos a políticas sociales. Populismo. Su apuesta es que se sigan aprovechando las infraestructuras actuales, con carriles BUS VAO.
Sin embargo, Podemos sí apoya el tren de energía eólica que impulsa el Cabildo de Gran Canaria. Lo considera un modelo de transporte eficiente, sostenible y alineado con la estrategia de una “Europa más verde”. El de Tenerife también es eólico. La salsa del pavo no sirve para la pava.
El ferrocarril es un derroche
La concejala Mayca Coello, de la agrupación Sí se puede, un sucedáneo de Podemos en el ayuntamiento de Candelaria, se manifestó contra el ferrocarril del sur, con un discurso que daba “prioridad inequívoca la atención a las necesidades socioeconómicas”. Considera un derroche gastar en el ferrocarril, un proyecto insostenible y no “en infraestructuras realmente prioritarias para la ciudadanía, como las sociosanitarias, de saneamiento y depuración de aguas residuales y educativa. “Solo el coste de un billete de ida al sur desde Santa Cruz sería imposible de asumir por una hipotética persona usuaria habitual, que se trasladara por trabajo, salvo que el Cabildo u otra institución bonificara el injustificable sobrecoste”, argumentó.
El tren del sur es una infraestructura valorada en 2.200 millones de euros que podría financiarse con fondos de la Comunidad Europea. No porque sea prioritario, no porque sea una manera de reducir la emisión de dióxido de carbono. No. La razón es más burocrática y preocupante. Es el único proyecto redactado que pueden presentar inmediatamente el Gobierno de Canarias. Los demás son ideas al aire. La única condición de los políticos es que sea financiado 100% por la UE. No están dispuestos a aportar ni un euro en su construcción. ¿Y los 1.000 millones para las obras viarias?
Un coche, una persona
En 2018 Tenerife había 1.004.000 habitantes y circulaban 776.000 vehículos. Casi dos tercios de vehículo por habitante. Un altísimo porcentaje y una enorme emisión de carbono. Pero principal la preocupación ha sido eliminar los atascos, ampliar la red viaria, no la emisión de tóxicos. Tampoco pareciera importar que toda la isla se convierta en una pradera de asfalto.
Ha habido pocas iniciativas para promover el transporte colectivo, verde, amigable con la naturaleza. Los horarios de los buses se acoplan a la comodidad de los conductores, no a las necesidades y demanda de los usuarios. La mayoría de las localidades no cuentan con transporte colectivo transversal. El autobús te deja en la carretera principal, pero no hay otra manera de llegar a casa sino caminando. Y siempre la casa está lejos de la carretera, en subidas o en bajadas muy pendientes. Algunos pocos ayuntamientos han fomentado el taxi compartido, buses vecinales, pero todavía es un experimento en vías de desarrollo. Esperan que sea una fuente de ingresos, no un elemento de empuje económico y social.
Una obra «faraónica e innecesaria»
El tren y el tranvía serían una gran ventaja para el turismo de la isla. Poder llegar al aeropuerto por estos medios sería maravilloso para los visitantes, pero los comerciantes lo consideran un gasto innecesario en el caso de la extensión del tranvía desde Padre Anchieta hasta Los Rodeos. Dicen que perjudica a los taxistas, y siempre es lo contrario. Si los trayectos son más cortos, se usa más el taxi.
El alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, fue escueto y contundente: “Ni siquiera tiene sentido hablar de este tipo de construcciones faraónicas, de las que tampoco tenemos informes técnico-económicos que avalen los beneficios que puede llegar a tener para el conjunto de La Laguna y de Tenerife”.
No quieren que les financien el tranvía
La Junta de Gobierno de La Laguna instó al Cabildo Insular de Tenerife y al Gobierno de Canarias a que no soliciten a la Administración General del Estado incluir el proyecto de la ampliación de la línea 1 del tranvía metropolitano desde la avenida de La Trinidad hasta el aeropuerto de Tenerife Norte-Ciudad de La Laguna en el Plan de Reformas e Inversiones que España presentará al Plan de Recuperación diseñado por la Comisión Europea para reparar los daños económicos y sociales causados por la pandemia de la COVID-19, por considerar que la ejecución de dicha actuación no es prioritaria en las actuales circunstancias».
En febrero Coalición Canaria rechazaba la ampliación del tranvía “porque no responde a las demandas de movilidad de la población” y porque “la ciudadanía necesitaba políticas beneficiosas para el conjunto. Así, propuso que los 70 millones de tranvía se destinaran a terminar la carretera Ofra-El Chorrillo, remodelar la TF-13 dirección Punta del Hidalgo, mejorar la entrada a la ciudad histórica a través de la avenida República Argentina y la construcción de la pasarela de Padre Anchieta. Ninguna tiene que ver con sostenibilidad ni con Europa Verde, pero sí con contratos. La sentencia de vocero José Alberto Díaz todavía resuena en la plaza del Adelantado: “La movilidad no mejorará con la ampliación del tranvía”.
En contrapartida, proponen que la solicitud de financiación europea sea para la ejecución del carril BUS-VAO en la autovía TF-5 (autopista del Norte); «y para elaborar todos los proyectos de infraestructuras insulares que discurran por el municipio de La Laguna, de acuerdo con los principios de lealtad institucional, de colaboración, de cooperación y de coordinación interadministrativa, con respeto al derecho a la participación pública, y en el marco del Plan Territorial Especial del Transporte de Tenerife, garantizando en todo momento la adecuada protección del suelo rústico de protección agraria, a la vez que se potencian nuevas medidas de apoyo a la movilidad sostenible».
Palabras, palabras, palabras. El 2 de octubre, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de La Laguna, Santiago Pérez, rechazó la posibilidad de realizar actuaciones en la TF-5 para el carril BUS VAO. “En la situación de caos en la que vivimos, hacer cualquier obra en el tronco de la autopista, implicaría aumentar el sufrimiento de colas a los ciudadanos”, sentenció. Una razón de “peso”.
El autobús de Frankenstein
Cuando andan de campaña electoral sí hablan de mejorar la conectividad dentro de la isla, de reducir las emisiones de gases contaminantes, de revitalizar la actividad económica y de contribuir a la cohesión económica territorial, como indica la política de transportes de la Unión Europea. Todas son opciones que se deletrean como ferrocarril, no más carreteras, no más piche sobre las huertas ni más destrucción de perales.
Las ofertas de vehículos nuevos y usados ocupan más del 70% de la publicidad comercial, y menos del 25% de la población de la isla utiliza el transporte colectivo. Todos quieren un coche, muchos tienen varios coches y ambicionan tener más. Todo está hecho en función del automóvil, menos los aparcaderos. Siempre son pocos, estrechos y precariamente diseñados. No hay espacio.
Subir al Teide, la gran atracción turística de Tenerife, cuando le dan ganas solo se puede hacer en vehículo particular. En autobús solo una vez a la semana. Abundan las rutas con horarios tipo Frankenstein. Lo llevan al trabajo, pero no de vuelta a la casa. Solo trabajan en la mañana.
¿Lucha contra el cambio climático en el ferrocarril de Tenerife?
La Viceconsejería de Lucha contra el Cambio Climático del Gobierno de Canarias prorrogó la autorización de verter agua industrial al mar en el Polígono Valle de Güímar. La medida estará en vigor hasta la puesta en servicio de la estación depuradora de aguas residuales industriales, cuya construcción debería concluir a finales de 2021.
El alcalde de Arafo, Juan Ramón Martín, anunció que pronto entrará en funcionamiento el nuevo microtamiz que, junto a la modificación y ampliación de los contratos de mantenimiento y del plan de vigilancia, garantiza la calidad del agua vertida. El consejero insular del área, Javier Rodríguez, afirmó que el microtamiz «traerá la solución definitiva a los problemas que hay en ese polígono, supondrá una mejoría en los parámetros de la calidad del agua y permitirá adecuar los afluentes de vertido». Si fuese así, para qué gastar en una estación depuradora. ¿Dónde está verdad, qué la tamiza?
La conclusión es histórica y deja sin aliento: “El escenario futuro de estas actuaciones se complementa con la culminación de las obras de la Estación Depuradora de Aguas Residuales Urbanas (Edaru) de la comarca y la desaladora. Pretendemos el aprovechamiento casi total de las aguas, un modelo ideal que reúna los procesos de depuración y desalación para obtener la máxima regeneración y beneficiar al medio ambiente y la agricultura».
¿Quedó claro? Los oiremos en la próxima campaña electoral y apuntaremos sus promesas ecológicas, ambientalistas y sostenibles por una Europa Verde y una atmósfera limpia.
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