El príncipe Carlos es un ambientalista. Se dedica a la agricultura desde hace más de 30 años, únicamente come alimentos orgánicos y está muy preocupado por cómo la agricultura industrial está dañando el planeta. Esta semana dijo que en su amada Inglaterra hay inmensas extensiones de suelo llenas monocultivos que utilizan grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas, lo cual deteriora los preciosos paisajes.
Algunos ecologistas los apodan «desiertos verdes». Son promocionados como sumideros de carbono o como fuentes de agrocombustibles. Sin embargo, no son más que otra manifestación del modo de pensar responsable de la pérdida de suelos y biodiversidad.
Como resultado, grandes poblaciones de aves e insectos comunes en Gran Bretaña se han desplomado. También han desaparecido los setos que le han dado a la campiña inglesa su aspecto característico. Permitir que las pequeñas granjas se marchiten “romperá la columna vertebral de las comunidades rurales de Gran Bretaña”, dijo Carlos en un audio y vídeo de dos minutos que transmitió BBC Radio.
El príncipe habló también de la importancia de la naturaleza, el suelo saludable y el secuestro de carbono. «Debemos volver a poner la naturaleza en el centro de la ecuación”, insistió. Además, subrayó que producir alimentos baratos amenaza la supervivencia de las granjas británicas. «La forma en que producen los alimentos tiene un impacto directo en la capacidad de la Tierra para sostenernos, por ende, también afecta la salud humana y la prosperidad económica», explicó.
Una transición rápida a la agricultura regenerativa
En otras ocasiones, Carlos ha instado a los pequeños agricultores a unirse para enfrentar las crisis que se avecina y cambiar a una economía baja en carbono. A su juicio, se necesita una transición rápida a la agricultura regenerativa. Los datos indican que más de 100.000 granjas del Reino Unido se han perdido desde 1990.
Con su salida de la Unión Europea, el Gobierno británico adelanta leyes que pueden transformar la agricultura. Sería uno de los mayores cambios en los últimos 70 años. Un ejemplo sería que en lugar de pagar subsidios a los agricultores en función de la cantidad de tierra que trabajan (como lo hace la UE), las nuevas leyes británicas pagarían «dinero público por bienes públicos». Esos bienes podrían incluir mariposas, pájaros, flores silvestres, arroyos y un agricultura que reduce las emisiones de carbono del país.
El heredero al trono asegura que con estas medidas se obtendrían grandes resultados. «Si regeneramos suelos degradados en todo el mundo, podríamos capturar hasta el 70% de las emisiones de carbono», dijo. Concluyó su mensaje multimedia diciendo que solo beneficiando a la naturaleza se puede beneficiar a las personas.
Es necesario producir alimentos nutritivos sin destruir los suelos
Desde hace unos 35 años, Carlos se propuso demostrar que era viable adoptar un enfoque sostenible de la agricultura para que todos en el Reino Unido pudiesen producir alimentos nutritivos sin destruir el suelo. Sin embargo, año tras año le tocó observar cómo muchos de los preciosos paisajes de su país fueron disminuyendo lentamente en nombre de la eficiencia.
El príncipe no mencionó los acuerdos de libre comercio buscados por el primer ministro de Inglaterra Boris Johnson, con Estados Unidos y Australia. Por ejemplo, que muchos pequeños agricultores dicen que los abrumarán con verduras baratas y carne producida con los métodos muy industrializados que el príncipe denuncia.
La experiencia del príncipe como agricultor y ambientalista
Durante mucho tiempo el príncipe Carlos ha abogado por el uso de los productos orgánicos y de origen local. Después de mudarse a Highgrove House, también comenzó a cultivar una granja orgánica en sus jardines, que culminó con el lanzamiento de su propia marca orgánica Duchy Originals en 1990. Actualmente, la marca vende más de 200 productos sostenibles desde alimentos hasta muebles de jardín.
Siempre ha tenido opiniones sobre temas que van desde el medio ambiente hasta las medicinas alternativas y la arquitectura. En la década de los setenta, ya hablaba de los problemas de los desechos plásticos y se esforzaba por convencer a la población sobre la necesidad de reciclar. En materia de cambio climático, el príncipe también ha estado advirtiendo sobre la necesidad de conciencia ambiental desde los años ochenta para evitarlo. También aboga por la moda sostenible y abrió talleres de reparación y costura.