Por Iñigo Aduriz
13/06/2016
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Algo ha cambiado en el PP en seis meses, los que separan las elecciones del 20 de diciembre de las previstas para el 26 de junio. En la campaña de entonces los populares quisieron que su candidato permaneciera en un segundo plano. No concedió entrevistas a los principales medios de comunicación –tampoco a Cambio16– y delegó en la aún vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, muchas de sus funciones como cabeza de lista. Incluso ella fue la protagonistas de numerosos emplazamientos publicitarios como las habituales banderolas. Y fue la que, también, representó a su partido en el debate a cuatro que se celebró entonces.
Los miembros del PP, conscientes de que la popularidad de su presidente atravesaba por sus horas más bajas, quisieron ocultar a Rajoy y dieron alas a Sáenz de Santamaría, que sigue sonando como una de las posibles sucesoras del líder de los populares si bien en el partido llevan meses asegurando que precisamente esos intereses de la número dos del Gobierno han enfriado la relación entre ambos. Esa puede ser una explicación para que en la nueva campaña electoral el equipo de estrategas que encabeza Jorge Moragas haya decidido que sea el propio Rajoy quien recupere el protagonismo completo.
Será por tanto Rajoy y no Sáenz de Santamaría quien asista este lunes al debate a cuatro –el único de la campaña– entre los candidatos a la presidencia del Gobierno de las cuatro principales opciones políticas del país. Su popularidad sigue por los suelos, pero es probable que en el PP hayan considerado que el presidente en funciones tiene más opciones de salir airoso del cara a cara con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera, que hace seis meses.
Los recursos del presidente
Por un lado, porque su principal rival a nivel ideológico, Ciudadanos, está más débil que hace medio año y sus expectativas electorales así como las que le auguran las encuestas son mucho menos ambiciosas que entonces. También porque el acuerdo de gobernabilidad suscrito entre los de Rivera y el PSOE le servirá a Rajoy para ubicar al partido naranja como socio natural de los socialistas e incluso para relacionarlo con la izquierda, tratando de que sus potenciales votantes –muchos de ellos que se habían marchado del PP– vuelvan a apoyarle a él.
La principal razón para que Rajoy esté ahora más tranquilo y con más optimismo es que la principal batalla del 26J y, por tanto, la gran pelea que se trasladará este lunes al plató de la Academia de la Televisión donde se celebra el debate a cuatro, está en la izquierda entre el PSOE y Podemos. Son esas dos fuerza las que se juegan su hegemonía en las próximas elecciones generales y, por tanto, las que protagonizarán los principales rifirrafes este lunes.
El estratégico silencio y la inacción del presidente en funciones de los últimos meses, sin apenas conversaciones con el resto de partidos para formar Gobierno, se volverán a convertir en el debate en reproches al PSOE por no haber facilitado su elección creando una suerte de gran coalición; a Ciudadanos por su pacto con los socialistas y a Podemos, a quien acusarán de radicales y de conniventes con el chavismo de Venezuela.