Por Iñigo Aduriz
A pesar de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, apuró los plazos hasta el límite, la fecha de las elecciones generales del 20 de diciembre se abalanza sobre los planes y estrategias de todos los partidos políticos españoles. La cita electoral parece estar agrietando especialmente los cimientos tanto del Ejecutivo como del partido que lo sostiene, el PP.
La dimisión este miércoles de la presidenta de los populares vascos, Arantza Quiroga, a raíz de la polémica interna suscitada por sus intentos de avanzar en el proceso de paz en Euskadi, es sólo una de las consecuencias de las turbulencias que se viven en el partido del Gobierno, que no levanta cabeza en las encuestas tras los últimos varapalos electorales.
El nerviosismo de los principales dirigentes y cargos del PP es palpable en prácticamente todos los ámbitos. En el más cercano a FAES, el ‘think tank’ liderado por el expresidente de José María Aznar, crítico desde hace meses con Rajoy y sus políticas, sonaba esta mañana una nueva voz reprobando la gestión del presidente del Gobierno. La diputada Cayetana Álvarez de Toledo, muy cercana a Aznar, hacía público un duro artículo en El Mundo anunciando que no repetirá en las listas del PP y posicionándose contra su máximo jefe.
El Gobierno «desprecia» la política
«No podría ir en las listas porque no encuentro argumentos suficientes para defender la gestión del Gobierno ni para pensar que el presidente Rajoy actuaría de forma distinta a como lo ha hecho hasta ahora», aseguraba en dicho artículo. En su opinión «el Gobierno ha despreciado la política y ha desoído todas las alarmas» en los últimos meses, y tan sólo ha puesto en marcha «una renovación cosmética» y «una campaña catalana errática».
Puede que fuera a esa actitud latente en las filas del PP a la que se refería el ministro Cristóbal Montoro cuando en su conversación con un periodista, publicada también por El Mundo, aseguró que en su partido hay compañeros que «se avergüenzan» de formar parte de ese proyecto político. Después, en los pasillos del Congreso, el titular de Hacienda trataba de explicarse asegurando que si había pronunciado esas palabras era para lanzar la idea de la necesidad de «reivindicar» la gestión del Gobierno.
Montoro se despachaba sin pelos en la lengua en esa misma conversación en la que volvía a dejar entrever las rencillas que existen entre unos y otros miembros del Gobierno. Al ministro de Asuntos Exteriores, su compañero de filas José Manuel García Margallo, le acusaba de ser «rehén de su propia arrogancia intelectual».
«Le aconsejo que vaya al psiquiatra»
El máximo representante diplomático trataba de restar importancia a esas palabras a primera hora, asegurando que se trataba de una «broma». Pero minutos después él mismo reflejaba durante el Pleno del Congreso de los Diputados ese nerviosismo y esas desavenencias que existen tanto en el Gobierno como en el PP en este final de legislatura.
Tras ser preguntado por el diputado convergente Jordi Xuclá, acerca del voto exterior en las pasadas elecciones catalanas, y después de que éste último sugiriera que el Gobierno ha tenido responsabilidad en que muchos emigrantes no pudieran votar, un airado Margallo se introducía en el terreno de la descalificación: «Le aconsejo que vaya al psiquiatra», le decía al parlamentario catalán.
El portavoz de CDC en el Congreso, Pere Macías –que esta misma mañana ha anunciado que no volverá a presentarse para ser elegido diputado–, solicitaba de inmediato al presidente de la Cámara, Jesús Posada, que exigiera al ministro la retirada de esa afirmación «ofensiva y desafortunada».
El rifirrafe entre Margallo y Posada
La discusión se ha producido entonces entre Margallo y Posada, ambos compañeros de partido. Mientras el primero, visiblemente enfadado, trataba de justificar sus palabras, el segundo le exigía que aclarara si las retiraba o no. «Estoy explicando…», decía el ministro, hasta que era cortado por el máximo jefe del Congreso: «¿La retira o no la retira?», preguntaba Posada. Finalmente Margallo decidía desdecirse.
Con el mismo tono agrio se había manifestado minutos antes la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a la hora de pronunciar la respuesta que le ha dado al portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando, durante la sesión de control al Gobierno. «Estudie más», le recomendaba la número dos del Gobierno al representante del PSOE, mientras mantenían un debate sobre las incompatibilidades del Ejecutivo. Cuatro años después de alcanzar el poder, ella había vuelto a hablar de la ‘herencia’ del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
En un aparente gesto improvisado para tomar respiro y vender su gestión en medio de esta tormenta interna, Sáenz de Santamaría ha defendido hoy mismo en un acto en el Congreso las 100 principales leyes aprobadas en esta legislatura.