Por Belén Escudero (Efe)
21/08/2016
El fenómeno del «postureo», ese afán de mostrar a los demás lo felices que somos y «lo guay que lo estamos pasando», también necesita vacaciones, porque, según advierten psicólogos y expertos en la materia, puede llegar a ser adictivo y provocar un estrés continuo de necesidad de aprobación de los demás.
El doctor en Psicología y profesor en la Universidad Complutense de Madrid Guillermo Fouce, la psicóloga Yolanda Pérez, especializada en habilidades de comunicación, y el investigador del Centro de Estudios de Internet y Vida Digital de la Universidad de Navarra Javier Serrano-Puche hablan sobre este fenómeno que se ha disparado en las redes sociales, especialmente entre las nuevas generaciones.
Los más jóvenes han visto casi nacer y crecer internet en sus vidas, y muchos de ellos, máxime en el periodo estival, no paran de colgar sus fotos con «lo mejor del día», sin ser conscientes en términos generales, según Fouce, de que «se están sobreimplicando».
«En realidad, ni percibimos la sobreexposición a las redes sociales. Son una extensión de nosotros mismos, parte de nuestras vidas. El móvil ya es como una parte de nuestra mano, y parece que lo que no está colgado en una red social no existe y no lo hemos hecho», advierte Fouce.
A su juicio, sería necesaria una mayor concienciación de «qué es lo que estamos haciendo y cómo nos estamos manejando» en este ambiente digital en el que, en muchos casos, no establecemos límites entre nuestra vida pública y la privada.
Pero, ¿todo lo que se «cuelga» es verdad?. La doctora en Psicología Yolanda Pérez contesta: «Hay de todo. Gente que muestra la verdad, otra algo irreal, e incluso personas que enseñan la verdad a medias y éstos son los más frecuentes».
«Mostramos lo guapos que somos, lo simpáticos y sonrientes que salimos en un instante, pero esas fotos que son reales no muestran nuestra realidad, solo parte de ella, porque el día tiene 24 horas y es imposible estar sonriendo tanto», según Pérez.
Son muchos los motivos que pueden explicar por qué se practica con tanta frecuencia en las redes el «postureo», y el primero es que a todo el mundo le gusta que le digan qué guapo está y qué bien sale. En redes sociales, según la psicóloga, se encuentra muchas veces «esa pequeña dosis de autoestima que no se transmite en la calle».
En otros casos, simplemente, se suben fotos por imitación social, porque los demás lo hacen. Además, dice que hay personas que solo cuelgan sus fotos para compartirlas con los suyos y tenerlas archivadas.
Suben fotos más sencillas y menos espectaculares que aquellos que son más narcisistas, los cuales lo hacen, según los expertos, para que se hable de ellos y destacar sobre el resto.
El problema llega con el abuso a la conexión, cuando se produce una falta de control de impulsos, porque puede derivar en una adicción. Según Fouce, están incrementándose las adicciones ligadas a las nuevas tecnologías, a pesar de que despegarse de la vida real y construir una paralela alternativa puede generar problemas como transtornos de la personalidad. Pérez asemeja esta adicción, incluso, a la que se puede producir con el consumo de una sustancia.
Por eso, los expertos inciden en la importancia de educar a los jóvenes en habilidades sociales y resolución de problemas, porque este abuso puede llevar a una activación de una euforia anómala, a perder interés por otras actividades y poner en peligro las relaciones familiares, los estudios, los amigos e incluso la vida.
Karina Vetrano, una conocida bloguera de «fitness», fue supuestamente encontrada por su presunto asesino al utilizar el sistema de geolocalización de la red social, en la que era seguida por más de 12.000 personas.
«Hay que partir de la consideración de que el ámbito digital es algo que tiene consecuencias reales», advierte el investigador Serrano-Puche, quien aboga por «una alfabetización digital» no sólo en el plano técnico, sino también en el de valores y normas para saber movernos por las redes con seguridad.
Este aprendizaje cree que se debería incluir en el currículo escolar y extenderse al ámbito familiar, pues los padres deberían sumarse al fenómeno emergente de la «desconexión digital».
De hecho, un reciente estudio sobre el ocio con amigos concluye que cada vez son más los españoles entre 25 y 45 años que sienten la necesidad de tener espacios libres de tecnología. Así, ha nacido una nueva tendencia, los #UnpluggedMoments, momentos de ocio auténticos alejados del «postureo».