Por Cambio16
25/1/2017
En países con líderes populistas o autocráticos, «en lugar de atajar el capitalismo de influencias, estos líderes suelen instalar formas todavía peores de sistemas corruptos», explicó Transparencia Internacional en el Índice de Percepción de la Corrupción (2016).
TI destacó en un comunicado la amenaza de los populismos, que medran en el «círculo vicioso» de la corrupción sistémica y la desigualdad económica y social. Cuando los populistas, como el recién elegido presidente de EE.UU., Donald Trump, ponen en práctica sus promesas empiezan a «destruir o manipular» las instituciones democráticas, a «debilitar» las estructuras que ejercen de contrapesos en los Estados. «Hemos comprobado que cuanto más débiles son las instituciones mayor es la corrupción. Y los populistas debilitan las instituciones», aseguró Alejandro Salas, responsable de TI.
España repitió en 2016 su peor resultado histórico al lograr 58 puntos sobre un máximo de 100. El país mantuvo la puntuación obtenida en el ejercicio previo, aunque perdió cinco puestos en la clasificación global y se situó en la posición 41ª de 167 países, entre Costa Rica y Georgia y en el grupo de los países europeos percibidos como más corruptos. «España es uno de los países que más cae a nivel global en los últimos cinco años. Eso es una realidad que no se puede ocultar», aseguró Salas.
En 2012 sumaba un total de 65 puntos y una caída de siete enteros en este ránking, caracterizado por su estabilidad y sus pequeñas variaciones interanuales, es un desplome considerable, destacó. Lo positivo es que la situación se ha estabilizado, argumentó Salas, lo que podría significar que «se tocó fondo». Esta tesis se vería confirmada, a su juicio, por el revulsivo que ha supuesto en el panorama político español «el surgimiento de nuevos partidos políticos» que llevan «por bandera la lucha contra la corrupción». Su irrupción «ha empujado el tema de la transparencia y la anticorrupción», lo que ha hecho que «los partidos con peso» empiecen a abordar la cuestión y «promover cambios y reformas».
En la clasificación europea España se sitúa en la posición vigésimo primera de 32 estados, en la parte media-baja del ránking, por detrás de Eslovenia y Lituania, y por delante de Letonia y Chipre. A nivel global, Somalia y Sudán del Sur son los países más corruptos del mundo, con diez y once puntos respectivamente sobre un máximo de cien, mientras que en el otro extremo de la clasificación, con 90 puntos, se sitúan Dinamarca y Nueva Zelanda. Tras esos dos países destacan los nórdicos, con Finlandia con 89 puntos, Suecia (88), Suiza (86) y Noruega (85), seguidos por Singapur (84), Holanda (83), Canadá (82) y Alemania, Luxemburgo y Reino Unido, los tres con 81 puntos.
El vagón de cola, junto a Somalia y Sudán del Sur, está compuesto principalmente por países en guerra, estados fallidos y regímenes totalitarios: Corea del Norte obtiene 12 puntos, Siria (13), Yemen (14), Sudán (14), Libia (14) y Afganistán (15). Entre las grandes potencias, EE.UU. alcanza la posición 18ª con 74 puntos; Francia, la 23ª, con 69; China, la 79ª con 40 puntos, empatada con India; y Rusia queda relegada a la 131ª posición, con 29 puntos.