La conferencia de las Naciones Unidas en Ottawa, destinada a abordar la crisis mundial de contaminación por plástico, se presentó como un evento “libre de plástico”. Sin embargo, la realidad fue otra: la presencia de la industria fue notable, incluso con publicidad a favor muy cerca del centro de convenciones. Aproximadamente 2.500 delegados en representación de 170 países miembros y más de 480 organizaciones observadoras, convirtieron la cuarta y penúltima sesión del Comité Intergubernamental de Negociación en la más multitudinaria hasta la fecha.
Por más de siete días discutieron qué hacer con los 400 millones de toneladas métricas de plástico que se producen anualmente en el mundo. Y los daños que ocasionan al medio ambiente y al ser humano. Los delegados se han reunido desde 2022 como parte del comité. Tienen la esperanza de concretar un tratado que abarque el ciclo de vida completo del plástico, desde su producción y diseño hasta su eliminación.
Lo bueno
Entre los temas analizados figuran las emisiones y liberaciones, la producción, el diseño de productos, la gestión de residuos y una transición justa. Los países acordaron llevar a cabo un trabajo formal previo al INC-5, fundamental para analizar estos temas. Igualmente, impulsar las listas de productos plásticos y químicos nocivos y evitables, el diseño de productos para su reutilización y reciclabilidad, y el paquete financiero para la aplicación del tratado.
La decisión de llevar a cabo un trabajo formal entre sesiones fue un resultado al que muchos aspiraron en el INC-3, pero que finalmente se les negó. Esta decisión ofrecerá a los países el tiempo y la oportunidad de avanzar en varias medidas. Asimismo, decidieron crear un Grupo de Redacción Jurídica de Composición Abierta que se formará en el INC-5. Tendrá como función revisa elementos del proyecto de texto para garantizar su solidez jurídica.
Esta reunión ha servido para dar los últimos detalles a un documento que se espera darle finiquito en la INC-5 que se llevará a cabo en la República de Corea antes de que acabe el año. En la última jornada de trabajo, los representantes modificaron ciertas partes del proyecto de texto. Estaban relacionadas con la transición justa, el preámbulo, el objetivo, el ámbito de aplicación y los principios que regirán el nuevo acuerdo.
Lo malo
A pesar de ser un problema que afecta a todo el planeta, los delegados no pudieron definir si el acuerdo contará con las reglas globales comunes necesarias o si se aplicarán otras reglas voluntarias basadas únicamente en planes nacionales. Es cierto que en la reunión se avanzó en el desarrollo de reglas para prohibir los productos plásticos problemáticos y evitables, pero quedó pendiente si el tratado incluirá medidas para reducir la producción y el consumo de plásticos.
El ritmo de las discusiones y negociaciones fue demasiado lento para avanzar en concretar soluciones a la velocidad y magnitud de la contaminación por plásticos. Más de 15 millones de toneladas de plástico se vertieron al océano solo durante el inicio de las negociaciones.
Los países han hecho importantes progresos en Canadá. Ha habido debates constructivos sobre lo que realmente hará el tratado, pero aún quedan por tomar las grandes decisiones. Falta por dilucidar si será un instrumento legal potente con reglas globales comunes como lo pide el mundo, o acabará siendo un acuerdo voluntario diluido.
Lo feo
Organizaciones no gubernamentales denunciaron que fue tanta la participación que incluso se batió récord de asistencia de grupos de presión. En total, 196 lobistas de la industria química y de los combustibles fósiles. Algunos de estos representantes de la industria fungieron como delegados gubernamentales y tuvieron acceso a negociaciones vitales. La falta de reglas claras sobre conflictos de interés y transparencia hizo que el proceso fuera opaco.
La organización Center for International Environmental Law expresó que la cifra de lobistas superó a los 180 delegados de países de la Unión Europea. Esto supone un 37% más de los que estuvieron presentes en la tercera ronda negociadora. Precisó que fueron parte de las delegaciones de Malasia, Tailandia, Irán, República Dominicana, China, Kazajistán, Kuwait, Turquía y Uganda.
Claudia Taboada, que formó parte de la delegación oficial de la República Dominicana en su carácter de directora de ciencia tecnología y medio ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, aseveró que esos representantes de la industria no estaban tratando de influir en la posición de los gobiernos.
De mal gusto
Para defender la participación de los observadores de la industria se dijo que estos fueron superados en número por más de 2.000 miembros de organizaciones no gubernamentales y grupos de defensa del medio ambiente. También se aseguró que muchos de estos grupos son “increíblemente bien financiados” y apoyados por multimillonarios. Sin embargo, muchos miembros de ONG que no podían permitirse el viaje a Ottawa tuvieron que competir por fondos de viaje limitados de fuentes como la ONU o grupos de defensa más grandes. Uno de ellos fue John Chweya, quien se gana la vida como reciclador en Kenia. Para él una sola ensalada en la conferencia costaba más que un día de su salario.
Como presidente de la Asociación de Recicladores de Kenia, quería que los delegados entendieran cómo el plástico impacta por igual en todo el mundoa quienes recolectan basura y clasifican los materiales reciclables que pueden vender en lugares sin eliminación formal de desechos. Afirma que los humos tóxicos de la quema de plástico en los vertederos enferman a sus compañeros de trabajo. Se despiertan con cuellos hinchados, problemas en las articulaciones y tumores misteriosos. Chweya quiere que el mundo haga menos plástico. También fue a Ottawa para luchar por equipos de protección y atención médica.
Otros como Chweya intentaron ser la voz de grandes poblaciones del mundo que sufren cada paso del ciclo de vida plástico. A residentes de comunidades indígenas y Louisiana “Cancer Alley ” que respiran emisiones peligrosas de plantas. también a Isleños del Pacífico que ven sus arrecifes de coral enredados en redes de pesca abandonadas y a activistas de países de bajos ingresos que están nadando en plásticos desechados.
Lo que falta
Los negociadores tienen que reconocer que la contaminación por plásticos es una crisis mundial que no puede resolverse con respuestas nacionales fragmentadas. Los gobiernos deben usar todos los medios posibles para avanzar entre las reuniones. Decretar medidas que tengan mayor impacto en la lucha contra la contaminación por plásticos a lo largo de todo su ciclo de vida. Principalmente, prohibiciones globales de productos y sustancias químicas de alto riesgo, requisitos globales de diseño de productos y un paquete financiero completo para garantizar una transición justa.
Aún queda mucho trabajo por hacer antes de que los negociadores se reúnan en Busan (República de Corea) dentro de 6 meese. Organizaciones ambientales piden a los gobiernos que hagan todo lo posible para avanzar. El trabajo formal entre sesiones, las reuniones técnicas dirigidas por los países, las conferencias ministeriales y las consultas informales serán necesarias para garantizar que los negociadores lleguen a la reunión final preparados para negociar y finalizar el tratado.
Siguen existiendo desacuerdos sobre la solidez de las medidas. No obstante, a lo largo de las negociaciones se observó mayor coincidencia en áreas clave como las prohibiciones globales vinculantes y la eliminación progresiva de productos y sustancias químicas de alto riesgo, el establecimiento de sistemas de responsabilidad extendida del productor obligatorios, requisitos comunes de diseño de productos y un paquete financiero para garantizar su implementación. La meta es reflejar todo esto en textos claros que establezcan cómo se implementará el tratado. Es una oportunidad sin precedentes para que los líderes mundiales muestren su voluntad política para controlar la contaminación por plástico. Que elaboren un convenio lo suficientemente fuerte para que las soluciones superen la velocidad a la que está creciendo la crisis global del plástico.