Por Ores Lario
18/01/2017
La obra de Carlos Morago (Madrid, 1954) propone un viaje del exterior al interior utilizando como elemento transmisor la casa. Las habitaciones, paredes, ventanas o mesas se separan de lo que hay fuera (jardines o patios) y crea momentos desprovistos de adornos. Hasta el 17 de febrero, Ansorena Galería de Arte, en Madrid, abre sus puertas al trabajo más reciente del pintor, de carácter intimista, reflejada en un conjunto de paisajes urbanos de Madrid, bodegones, interiores y escenas de jardín.
El artista madrileño atrapa con precisión las luces y sombras de sus vistas urbanas e interiores, sus atmósferas intimistas reflejan silenciosos y fríos pasillos, estancias en silencio y plácidas macetas. Los patios y jardines, se miran de dentro afuera o de fuera hacia adentro, y la ciudad de Madrid se observa desde arriba y hacia el horizonte. Son escenas delicadas donde la belleza melancólica es la protagonista.
Su obra, realizada con un gran dominio del dibujo, es de carácter intimista y su temática se basa en paisajes urbanos de la capital, bodegones, interiores y escenas de jardín. En su composición destaca la matización del color y la riqueza de los empastes. Morago atrapa con precisión las luces y sombras de sus vistas urbanas, los matices imperceptibles a simple vista de las atmósferas intimistas.
Con una paleta de colores austera y sin presencia humana, las delicadas imágenes ue pinta Morago trasmiten el alma del autor. Muchos de sus trabajos trasmiten melancolía y belleza, el paso del tiempo, la monotonía de los días… El pintor fue nombrado en el año 2002 Sevilla académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría.