«Necesitamos una voluntad política clara, previsora y fuerte, decidida a seguir un nuevo rumbo que apunte a reorientar las inversiones financieras y económicas hacia aquellas áreas que realmente salvaguarden las condiciones de una vida digna de la humanidad en un planeta «sano» para hoy y para mañana». Esta es la receta que el papa Francisco ha enviado a la COP25.
La misiva de Francisco va dirigida a Carolina Schmidt, ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de la COP25, aunque el fondo del mensaje tiene más destinatarios: los dirigentes mundiales reunidos en Madrid con motivo de la cumbre del clima de la ONU. «¡Demuestran lo lejos que están las palabras de las acciones concretas!», les dice el pontífice.
Transformación del modelo de desarrollo
En la actualidad, prosigue el papa, «existe un creciente acuerdo sobre la necesidad de promover procesos de transición, así como una transformación de nuestro modelo de desarrollo, para fomentar la solidaridad y reforzar los fuertes vínculos entre la lucha contra el cambio climático y la pobreza».
«Así lo demuestran también las numerosas iniciativas que se han puesto en práctica o están en marcha, no solo por parte de los gobiernos, sino también de las comunidades locales, el sector privado, la sociedad civil y las personas. Sin embargo, sigue siendo motivo de gran preocupación la capacidad de esos procesos para respetar el calendario exigido por la ciencia, así como la distribución de los costos que requieren», sostiene Francisco.
Búsqueda de soluciones reales
El máximo representante de la jerarquía católica considera que «debemos preguntarnos seriamente si existe la voluntad política de destinar con honestidad, responsabilidad y coraje, más recursos humanos, financieros y tecnológicos para mitigar los efectos negativos del cambio climático, así como para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables que son las más afectadas».
En este sentido, el papa esgrime que «numerosos estudios nos dicen que todavía es posible limitar el calentamiento global». Así pues, Francisco invita a «reflexionar concienzudamente sobre la importancia de nuestros modelos de consumo y producción y sobre los procesos de educación y sensibilización para hacerlos coherentes con la dignidad humana».
El protagonismo de los jóvenes
Nos enfrentamos, según advierte el papa Francisco, «a un ‘desafío de civilización’ en favor del bien común y a un cambio de perspectiva que sitúa esta misma dignidad en el centro de nuestra acción, que se expresa claramente en el ‘rostro humano’ de las emergencias climáticas».
En cualquier caso, para el pontífice, «sigue habiendo una oportunidad, pero no debemos permitir que se cierre. Debemos aprovechar esta ocasión mediante acciones responsables en los ámbitos económico, tecnológico, social y educativo, sabiendo muy bien que nuestras acciones son interdependientes».
Los jóvenes de hoy muestran una gran sensibilidad a los complejos problemas que surgen de esta emergencia, ha manifestado. «¡Ojalá podamos ofrecer a la próxima generación razones concretas para esperar y trabajar por un futuro bueno y digno! Espero que este espíritu anime el trabajo de la COP25, a la cual deseo mucho éxito», ha concluido.
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