El papa Francisco dijo que «el cotilleo es una plaga peor que el coronavirus». Afirmó que puede usarse para dividir a la Iglesia católica romana. En su discurso semanal desde una ventana, sobre la plaza de San Pedro en el Vaticano, el sumo pontífice señaló que al corregir al hermano, debe hacerse con discreción, en lugar de ir a contárselo a los demás.
«Por favor, hermanos y hermanas, hagamos un esfuerzo por no chismear. El cotilleo es una plaga peor que la COVID. Peor. Hagamos un gran esfuerzo: no chismear», pidió. «El diablo es el gran chismoso. Siempre está diciendo cosas malas de los demás porque es el gran mentiroso que trata de dividir a la Iglesia».
Reprimendas en privado,
El papa pasó a considerar lo que sucede cuando optamos por divulgar un chisme sobre un miembro de la comunidad, en lugar de seguir el camino de la corrección fraterna. “Cuando vemos a un hermano o hermana cometer un error o con un defecto”, dijo el obispo de Roma, “lo primero que hacemos es ir a contárselo a los demás. Chismorreamos».
El cotilleo, agregó el papa, cierra el corazón de una persona a la comunidad y daña la unidad de la Iglesia, dado que el diablo es el gran chismoso que busca sembrar la discordia.
Ejemplo del Evangelio contra el cotilleo
Francisco hizo los comentarios mientras analizaba un pasaje del Evangelio sobre la necesidad de corregir a otros en privado, cuando hacen algo mal. La jerarquía católica ha confiado durante mucho tiempo en esta «corrección fraternal» entre sacerdotes y obispos para corregirlos cuando se equivocan sin ventilar los problemas en público.
Dijo que el episodio invita a considerar dos dimensiones de la vida cristiana: la comunitaria, “que exige salvaguardar la comunión”, y la personal, “que obliga a la atención y el respeto de toda conciencia individual”.
«Jesús, explicó el santo padre, ofrece un enfoque de tres pasos para corregir a nuestro hermano o hermana que ha pecado»:
Primero, se nos invita a amonestar discretamente a esa persona, «no para juzgarlo, sino para ayudarlo a darse cuenta de lo que ha hecho». El papa admitió que no es fácil dar este primer paso. “Existe el temor de que el hermano reaccione mal; a veces puede que no tenga suficiente confianza con él (…) Y otras razones».
Como segundo paso, si la persona no se ha arrepentido, Jesús nos insta a buscar la ayuda de otras hermanas y hermanos. Francisco agregó que este segundo paso difiere de un precepto de la Ley de Moisés, que requería la presencia de dos o tres testigos para condenar a alguien. “Los dos testigos están llamados no para acusar y juzgar, sino para ayudar”, aclaró.
El tercer paso que se debe dar, si alguien persiste en su error, acotó, es llevar el asunto a la comunidad de la Iglesia. “Hay cosas que pueden tener un impacto en otros hermanos y hermanas: se necesita un mayor amor para rehabilitar al hermano”.
Los casos de abuso sexual
El papa Francisco rezó para que la santísima Virgen María ayude a los católicos a hacer de la corrección fraterna “una práctica sana, para que en nuestras comunidades se inculquen siempre nuevas relaciones fraternales, fundadas en el perdón recíproco y, sobre todo, en la fuerza invencible de la misericordia de Dios.»
Los sobrevivientes de abuso sexual han dicho que esta forma de reprimenda privada ha permitido que el abuso se agrave en la Iglesia y que los sacerdotes que los cometieron y los superiores que los encubrieron escapen del castigo. Sin embargo, Francisco ha planteado a la Iglesia que «la denuncia de los abusos es necesaria«. Así lo expresó en el prólogo de un libro presentado este lunes sobre los casos de pederastia que fueron cometidos por sacerdotes a los que tildó de un «doloroso mal».
«La denuncia de los abusos es necesaria», escribe el pontífice en el texto introductorio del libro Teología y prevención. Estudio sobre los abusos sexuales en la Iglesia. Este estudio fue coordinado por el Consejo Latinoamericano del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección del Menor (Ceprome).
A mediados de julio, el Vaticano publicó un manual para obispos católicos de todo el mundo sobre cómo documentar y procesar las acusaciones de abuso sexual de menores por los servidores de la Iglesia. La guía no establece nuevas reglas ni procedimientos. En realidad simplifica y uniforma el proceso de documentar, investigar e informar acusaciones en las comunidades católicas.
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