Arnaldo García Pérez
Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena
Ingmar Bergman
En Netflix se exhibe un documental del año 2009 que muestra las peripecias de cinco atletas europeos de entre 82 y 100 años de edad que se preparan para participar en los Campeonatos del Mundo de Atletismo Máster en Finlandia. Su título en español es “Olímpicamente Grandes” y en su idioma original “Herbstgold”, que viene siendo algo así como los años dorados.
El filme evidencia y confirma lo que periódicamente comentamos: La base de nuestro regocijo de vida es directamente proporcional a la actitud que tengamos ante ella y a la disposición a enfrentar los retos de manera positiva.
Como lo demuestran estos protagonistas, en sus diferentes situaciones de vida, no existen límites cuando nos proponemos una meta, no importan los obstáculos, aunque provengan de nuestros propios años de vida.
Cada atleta, en su realidad muy particular y con su personalidad bien definida, afronta sus retos con decisión y optimismo, reconociendo en su andar fortalezas, pero aún más sus limitaciones, producto de sus disminuciones físicas que, al hacerlas conscientes, se convierten en un estímulo para alcanzar sus objetivos.
Como todo, para ellos nada llega de forma gratuita y para alcanzar su meta de participar en el campeonato, deben someterse a un riguroso proceso de entrenamiento que les impone sacrificios y trabajo duro, el cual asumen con enorme gallardía que les recompensará en el futuro.
La experiencia reflejada en esta película abre un abanico de reflexiones entre lo positivo y lo negativo. Por una parte, es digno de imitar en todos los países la atención que se presta a los adultos mayores en Europa, aspecto que les permite no solo mantener sus capacidades, sino también ampliarlas a través de acompañamiento y atención permanente.
Con conocimiento y experiencia, pero sin oportunidades
No es extraño ver en cualquier país instituciones abocadas a la atención y cuidado del adulto mayor. Al entender que existe una población mayoritariamente adulta, la atención de planes hacia ellos se hace necesaria y demandante. Es realmente impresionante verlos interactuar en la cotidianidad, haciendo sus deberes y manteniendo, en muchos de los casos, al vivir solos, su propia economía familiar.
Los ves muchas veces por las aceras haciendo sus compras e interactuando, sin importarles sus limitaciones físicas, de una manera independiente e interactiva. También los vemos participar en actividades recreativas y culturales, en centros comunitarios, que los ayuda a mantener “su mente activa” y su creatividad con dinamismo. Un aspecto positivo que deben imitar todos y habría sociedades más justas e inclusivas.
En contraparte, en el plano laboral e intelectual, existen muchas limitaciones que contradicen los aspectos señalados. Estos adultos comienzan a ser limitados en su mejor momento intelectual, al cerrarles oportunidades laborales.
En España, donde vivimos actualmente, una persona que pasa de los 55 años debe empezar a pensar en su jubilación. Absurdo. Está en su mejor momento creativo y es un ser con un cúmulo de experiencias y conocimientos que puede agregar un valor sustancial a cualquier actividad.
Para alguien de alguien de 60 o 65 años no existe oportunidad aparente, independientemente de su profesionalismo y conocimientos. Se les niega empleo hasta en las tareas más básicas.
No se diga de alguien de 60 o 65 años. Para ellos no existe oportunidad aparente, independientemente de su profesionalismo y conocimientos. Hasta las tareas más básicas en cualquier empresa son negadas a estas personas y por supuesto, estas acciones, tanto públicas como privadas generan frustración y en el tiempo van anulando ese espíritu indomable que se amansa producto de las negativas laborales que los convierten en “viejos de espíritu”, sin pasión y allí, se les escapan las oportunidades.
Esta realidad para los americanos es incomprensible y frustrante. Acostumbrados al trabajo, independientemente de la edad, no atinamos a entender esta forma de vida, que nos lleva a observar lo mejor y lo peor para el ser humano, en un mismo escenario.
Asumamos el ejemplo de los atletas master. Mantengamos la disposición y alegría para afrontar el futuro. La edad es más una condición mental que física. Claro que nuestro cuerpo vivirá transformaciones, pero hagámoslo con una actitud positiva. La limitación será menor y nos permitirá disfrutar cada momento con mayor amplitud.