Las redes del narcotráfico aprovechan la ubicación geográfica de España y el creciente auge del autocultivo de cannabis, para expandirse internamente y convertir al país productor y procesador de la droga en Europa. El hampa internacional intenta empañar la tradición de viñedos, olivares, quesos y cante jondo para transformarla no solo en vía de drogas, sino en centro de producción.
Las mafias se mueven en otro sentido, el de la criminalidad, la extorsión, el blanqueo de capitales. Por lo general los cargamentos de cannabis salen desde Marruecos, atraviesan el territorio dejando su huella, hasta ocultarse en Cataluña. De allí traspasan otras fronteras, burlando leyes, vigilancia policial y aprovechando la flexibilidad social ante las «drogas blandas».
Especialistas en narcotráfico e historiadores remontan la entrada de marihuana al territorio español a las contiendas de la guerra civil. Entonces llegaron a la península las tropas africanas. Por supuesto, trajeron sus costumbres, entre ellas cultivar y consumir hachís. A partir de entonces el Estado español han agudizado su combate y las organizaciones criminales, lo opuesto, su permanencia y especialización.
Las detenciones por narcotráfico han aumentado 1.500%
Algunas cifras saltan a la vista del encumbramiento de la droga en España. En los últimos 20 años, las detenciones por posesión de marihuana han pasado de 386 anuales a 6.301 en 2019. Un incremento del 1.500%. Resultado del alza en la producción, especialmente, del autocultivo.
Datos del ministerio de Interior, señalan además, que entre 2014 y 2018, las incautaciones de plantas de marihuana se cuadriplicaron. Del total de requisas de la Unión Europea, un tercio fueron en España, indica el informe europeo de drogas de 2019.
Entretanto, Unidas Podemos perfila un proyecto de ley para regular el uso integral de la marihuana, desde el punto de vista terapéutico y recreativo. Los socios del PSOE en el Gobierno son favorables a que España legalice el cannabis y esperan poder consensuar con la tolda oficialista su impulso.
España, puente del cannabis
El mapa de detenciones del hachís muestra que el tráfico por el Estrecho, con entrada por Cádiz y Málaga, se ha reducido, pero sin llegar a desaparecer. España, sin duda, es la puerta de entrada del cannabis para toda Europa. Marruecos ha logrado una mejor calidad en su cultivo de marihuana y supera las plantaciones de Afganistán, Pakistán, entre otros, indican los antropólogos Andrés López y Juan G. Rodríguez, de la Universidad Miguel Hernández.
La región con más incautaciones y mayor intensidad en el narcotráfico es Cataluña, frontera con Francia. El subjefe de investigación criminal de los Mossos d’Esquadra, Ramón Chacón dijo a AFP que «Cataluña se ha convertido en el huerto de marihuana de Europa». Con unos 25 millones de consumidores, el cannabis es la droga más popular de Europa. Su negocio movió en 2019 unos 11.600 millones de euros.
La primera semana de octubre se ejecutaron 3 operaciones de desmantelamiento en Cataluña. Una de ellas en 2 domicilios de San Esteban Sasroviras, un pueblo a 25 kilómetros de Barcelona, con 1.500 plantas de marihuana incautadas y 4 personas detenidas.
En septiembre, la Guardia Civil española apoyada por Europol, desarticuló al Clan de Los Pinchos, implicado en el tráfico de drogas y el blanqueo de capitales. Traficaba cannabis desde Marruecos a las zonas españolas de Algeciras y Campo de Gibraltar hasta Cataluña. Los agentes allanaron 8 lugares y detuvieron a 64 personas e incautaron 8 000 kg de cannabis, 6 embarcaciones. Así como 16 vehículos, cuentas bancarias y finca por valor de más de 3 millones de euros.
España, Polo de atracción del narcotráfico
Jan Op Gen Oorth, portavoz de Europol, se refirió a las redes del narcotráfico en la región. «España se está convirtiendo en lugar de implantación para grupos organizados extranjeros y multinacionales que crean grandes instalaciones de producción para satisfacer la demanda europea. Grupos ingleses, suecos, serbios, polacos o franceses, entre otros, acuden atraídos por os bajos costes», manifestó.
Ramón Chacón ha advertido que por la peculiar regulación española hay «una serie de grises» aprovecha el crimen organizado para sus negocios». Si bien el comercio y el consumo público del cannabis está penalizado, la producción para el consumo propio está permitida, así como la venta de semillas y otros materiales. En los últimos diez años han proliferado en España las organizaciones y redes sociales que apuntalan abiertamente el uso del cannabis.
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