Por Andrés Tovar
05/01/2017
- Ford huye de México tras las amenazas de Trump
- Trump parece que va en serio con algunas de sus «guerras» comerciales (Wall Street, toma nota)
El feed de Twitter de Donald Trump se ha convertido en un problema para la economía mexicana.
Este martes el peso mexicano se desplomó a un nivel sin precedentes, empujado por el efecto negativo que tiene sobre la economía mexicana decisiones como las de Ford, tomadas bajo el influjo de las políticas que Trump instrumentará un vez llegue a la presidencia de Estados Unidos. El Banco de México informó que el dólar spot cerró este martes en 21.05 unidades, con lo que superó su anterior marca histórica de 20.9475 establecida el 11 de noviembre del 2016.
En la segunda jornada de la semana, el peso mexicano enfrentó una de las ‘tormentas perfectas’ mas fuertes, derivadas de los anuncios en el sector automotriz, la caída en los precios del petróleo y el repunte del billete verde en el mercado internacional.
Pero el «efecto Trump» viene desde hace rato generando estragos en la economía mexicana. Nada más al día siguiente de proclamar al magnate como ganador de la elección presidencial de Estados Unidos, el peso mexicano se desplomó a su nivel histórico más bajo en relación con el dólar americano. Los inversores fueron objeto del dumping en la moneda bajo las previsiones de que Trump «viene con todo» a construir un muro en la frontera con México, a rasgar el TLC, a deportar a millones de inmigrantes ilegales y restringir las remesas enviadas a ese país.
El gobierno estaba preocupado. Su banco central elevó las tasas de interés y comenzó a prepararse para una nueva vida después del NAFTA. Pero, desde que comenzó su pre-legislatura, poco es lo que ha dicho el próximo inquilino de la Casa Blanca sobre el muro o sobre el TLC.
Aún así, el peso mexicano cayó a un nuevo mínimo esta semana, debilitándose a unos 21.34 pesos por dólar. Un tuit que prometía castigar a las compañías móviles estadounidenses que movieran sus puestos de trabajo a México fue el causante de la debacle. El 3 de enero, Trump amenazó a General Motors con un «gran impuesto fronterizo» de continuar fabricando su modelo Cruze en México, en un tweet sin mayores detalles. Ya el mandatario electo había dicho previamente que pecharía a una tasa del 35% a las empresas estadounidenses que importan sus productos de vuelta a los EEUU.
General Motors is sending Mexican made model of Chevy Cruze to U.S. car dealers-tax free across border. Make in U.S.A.or pay big border tax!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 3, 2017
La respuesta de General Motors fue argumentar que la mayoría de los Chevrolet Cruze que se venden en los EEUU están siendo construidos en Ohio. Y unas horas más tarde, Ford anuncia la cancelación de los planes para construir una planta de $ 1.6 billones en México y, en su lugar, invertirá en aumentar la capacidad de su planta en Michigan. El CEO de Ford, Mark Fields argumentó entre otras cosas, «un entorno más positivo de negocios en Estados Unidos que, esperamos, surgirá bajo la administración del nuevo presidente electo».
Pero no todo es catastrófico para México. Ford mantiene su oferta de mudar a ese país la producción de su Ford Focus de bajo consumo de combustible, sólo que ahora no tendrá una nueva planta para hacerlo. Y General Motors aún mantiene sus apuesta de invertir en México. Ambas empresas, juntas, han anunciado al menos una inversión de $ 22 mil millones y 25.000 puestos de trabajo para 2019.
No obstante, la retórica de las políticas «Made in América» de Trump está volcando al peso mexicano.
Es lo último que la economía mexicana necesita. El peso mexicano fue una de las monedas con peor rendimiento del año pasado, lo que obligó al banco central a seguir subiendo las tasas de interés. Un cuadro que se complementa con el corte abrupto por parte del gobierno mexicano de los subsidios a los precios del combustible, provocando protestas por el aumento de los precios a casi un 20%.
«Como presidente de la república comprendo la molestia y el enojo que hay en la población en general y en distintos sectores de nuestro país» dijo Enrique Peña Nieto sobre las protestas. «Es una decisión difícil, dolorosa, pero inevitable; no hacer sería más grave y delicado», justificó, reiterando que tomó la decisión «para preservar la estabilidad del país, el haberla tomado generaría un costo aún mayor».
Al parecer a Trump no le va a hacer falta una pared para descarrilar la economía de México. Sólo más tuits.