En dos meses inicia el invierno en un hemisferio del planeta y desde ya, la oferta energética presenta insuficiencia para acompañar la reactivación económica, detenida por la pandemia. Altos precios, cierres de fábricas, retorno a las plantas eléctricas de carbón se divisan en el corto plazo. Además, surgen el riesgo a la seguridad alimentaria y la afectación de la cadena de producción con la actual crisis energética en el mundo.
Esta contingencia, que secunda a la emergencia sanitaria, impacta a gobiernos, industrias y sociedades. Son mayores los costes de la energía, por tanto la paralización de proyectos y la priorización de gastos, en el caso de los hogares. Mientras, las energías renovables -aunque crecientes- no suplen los altos requerimientos del globo.
Entretanto, los cortes de electricidad dejan las calles a oscuras y silencian las fábricas en China. Los pobres en Brasil eligen entre pagar la comida o la luz. Los productores alemanes de maíz y trigo no consiguen fertilizantes porque fabricarlos requieres gas natural. Más aún, crece el temor a que Europa tenga que racionar la electricidad si el invierno es intenso.
El mayor ajuste afecta al gas natural en Europa, que importa el 90% de su suministro, principalmente de Rusia. En ese continente los precios han disparado cinco veces respecto al precio de principios de año. Al pasar de 19 a 95 euros por megavatio-hora. ¿Una escalada inesperada?
La turbulencia energética ha golpeado con dureza a la cadena alimentaria en Italia, donde se espera que los precios del metano se multipliquen por seis, impulsando el coste del grano. Eso terminaría subiendo el precio del pan y la pasta en los supermercados. Aunque los pasillos de la carne y los lácteos son más vulnerables porque los productores se ven obligados a pagar más por alimentar a sus animales.
Crisis energética salpica al mundo
La crisis energética demuestra cuán dependiente es el mundo de los combustibles fósiles y cómo enturbia los esfuerzos de una acción climática agresiva. Por lo pronto, en medio del desajuste, los líderes estudian las mejores opciones y alternativas para salir airosos de la situación.
Los analistas culpan de la crisis del gas a una combinación de factores: la demanda subió de forma repentina con la recuperación económica tras la pandemia. Mientras que un invierno frío redujo las reservas. El principal proveedor de Europa, la rusa Gazprom, retuvo el suministro adicional de verano más allá de sus contratos de largo plazo para restaurar sus reservas domésticas de cara al invierno, reseña The Associated Press.
Por otro lado, la demanda china de electricidad se ha reanudado con fuerza y consumido suministros limitados de gas natural licuado, que se transporta en barco y no por gasoductos. También hay instalaciones limitadas para exportar gas natural desde Estados Unidos.
Además, el coste superior del gas natural ha impulsado los precios del petróleo porque algunas centrales eléctricas en Asia pueden cambiar para utilizar derivados del petróleo en lugar de gas. El crudo estadounidense está por encima de los 83 dólares por barril, el precio más alto en siete años. Y el barril de referencia Brent ronda los 85 dólares.
En cuanto a la OPEP y sus aliados, estos países se han mostrado cautos sobre restaurar la producción a los niveles previos a la pandemia.
Claudia Kemfert, del Instituto Alemán de Investigación Económica en Berlín analiza la actual alteración. “Es probable que la crisis sea de corto plazo, aunque resulta difícil decir cuánto durarán los precios altos de los fósiles. La respuesta de largo plazo que debe sacarse de esto es invertir en renovables y ahorro de energía”, dice la experta de economía de energía.
Cultivos y productos se ven afectados
En medio de la crisis energética en el mundo, la Comisión Europea instó a los estados miembros a acelerar la autorización de proyectos de energías renovables. Y afirmó que “la transición a la energía limpia es el mejor seguro contra los auges de precio en el futuro, y debe acelerarse”.
En paralelo, algunas industrias europeas dependientes del gas están reduciendo la producción de nuevo. Las firmas químicas alemanas BASF y SKW Piesteritz han bajado su producción de amoniaco, un ingrediente clave del fertilizante. Eso hizo que Hermann Greif, un agricultor de la aldea de Pinzberg, en la región alemana de Baviera, se topara con un inesperado vacío cuando intentó encargar fertilizante para el año próximo.
“No hay producto, ni precio, ni siquiera un contrato”, indicó a The Associated Press. “Es una situación que no habíamos visto nunca”. Una cosa es segura, explicó, “si no les doy a las cosechas el alimento que necesitan, responden con cosechas más pequeñas. Tan sencillo como eso”.
Los altos precios de la energía ya habían afectado a los agricultores de la región, que necesitan diésel para la maquinaria y calor para los animales, dijo Greif. Dedicado al cultivar maíz para una central eléctrica de biomasa que introduce energía libre de emisiones en la red eléctrica.
De forma similar, en Italia se espera que el coste de la energía para procesar el trigo y el maíz suba más de un 600% en lo que resta de año, según la asociación de productores de grano. Eso incluye convertir el trigo en harina y el maíz en pienso para vacas y cerdos.
Giampietro Scusato, consultor de energía que negocia contratos para la asociación AIRES y otros, espera que la volatilidad y los altos precios continúen durante el próximo año.
Reservas de gas europeas inusualmente bajas
Las facturas de suministros subirán en el mundo este invierno por la crisis energética. Las autoridades estadounidenses han advertido que los precios de la calefacción doméstica podrían subir hasta un 54%. Los gobiernos de España, Francia, Italia y Grecia han anunciado medidas para ayudar a los hogares de bajos ingresos. La UE invita a replicarlo.
El tiempo invernal será decisivo. Las reservas de gas europeas, que suelen recuperarse durante el verano, están en niveles inusualmente bajos.
“Un invierno frío tanto en Europa como en Asia supondría un riesgo de que los niveles de reservas europeas cayeran a cero”, dijo Massimo Di Odoardo, de la firma de investigación Wood Mackenzie.
En ese caso, Europa dependería de que llegara más gas natural desde un gasoducto ruso recién terminado. O de que Rusia estuviera dispuesta a enviar más por los ductos que atraviesan Ucrania. Pero el nuevo ducto Nord Stream 2 aún no ha obtenido autorización de las agencias reguladoras europeas y podría no transportar gas hasta el año que viene.
La decisión de los proveedores rusos de vender menos gas a mercados concretos refleja “una intención de poner presión sobre la certificación rápida del Nord Stream 2”, comentó Kemfert.
En China se han producido cortes de luz después de subieran los precios del carbón y el gas. Las empresas eléctricas sujetas a límites para trasladar el coste a los clientes y a órdenes del gobierno de cumplir los objetivos de reducción de emisiones, optan por interrumpir el servicio.
Las fábricas en la provincia de Jiangsu, en el noroeste de Shanghái, y Zhejiang, en el sureste, cerraron a mediados de septiembre. Y docenas de instalaciones advirtieron de posibles retrasos en las entregas antes de la temporada de compras navideñas.
Expanisón económica china en aprietos
China, la segunda economía del mundo se ve limitada con la crisis energética. Por ejemplo, la Fábrica de Joyas Chenchen en Dongyang, una ciudad en Zhejiang, sufrió unos 10 días de cortes de electricidad, según su directora general, Joanna Lan. La fábrica produce cintas de pelo, material de escritorio y regalos promocionales. Exporta entre el 80% y el 90% de sus productos a Estados Unidos, Europa y otros mercados.
Las entregas se retrasaron “al menos una semana”, refirió Lan. “Hemos tenido que comprar generadores”.
Mientras tanto, la ciudad más grande del noreste de China, Shenyang, apagó las farolas y ascensores. Y cortó la luz a restaurantes y comercios durante unas horas al día.
Las importaciones chinas de gas han subido. Pero la creciente demanda en Japón, Corea del Sur y Taiwán ha ayudado también a impulsar los precios globales, dijo Jenny Yang, gerente de investigación de futuros de gas y energía en China en IHS Markit.
En Brasil, los precios del gas y el crudo se han sumado a la peor sequía en 91 años, que ha hecho a las centrales hidroeléctricas incapaces de producir electricidad y provocado facturas más altas.
Rosa Benta, de 67 años y residente en un barrio obrero de Sao Paulo, dijo temer que ya no pudiera mantener a sus nietos e hijos desempleados. “(La compañía eléctrica) Enel me llamó varias veces diciendo que tenía deudas. Les dije ‘no voy a dejar de alimentar a mi hijo para pagarles’”, asentó.
Benta vive con 1.400 reales (unos 250 dólares) al mes y dice que a menudo tiene que elegir entre comprar gas para cocinar o arroz y frijoles.
“No sé lo que vamos a hacer con nuestras vidas”, dijo.
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