El panorama es complejo, pero la explicación es simple. Las restricciones para controlar la propagación de la COVID-19 ha causado una paralización de actividades. En consecuencia, la demanda mundial de la fuente de energía más popular del mundo, el petróleo, se ha desplomado. La situación es crítica para el mercado global, y ahora también está impactando los mares, que se llenan con tanqueros cargados de crudo.
La caída de los precios
Las cotizaciones del petróleo en Estados Unidos se volvieron negativas por primera vez en la historia a mediados de abril. Aunque ha habido una ligera mejoría desde entonces, acumulan una caída de más del 20% desde el comienzo del año.
Las actividades más afectadas por la pandemia han sido las inversiones en exploración y producción. Esto incluye a las empresas que realizan directamente estas actividades, así como a los proveedores de servicios dentro de sus cadenas de suministro.
Las operaciones aguas arriba están en mayor riesgo, dado el excedente de petróleo crudo que ya se encuentra en la superficie. Y con las instalaciones de almacenamiento copadas, el colapso parece inminente para la industria petrolera y sus actividades conexas.
Almacenamiento al límite
Históricamente la disyuntiva para muchos países ha sido cómo lograr tener suficiente combustible almacenado para responder ante un potencial fallo en el suministro. Ahora ocurre lo contrario: es tanta la oferta que no se sabe qué hacer con ella.
Ya a finales de marzo, Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, estimó que «en algún momento, muy pronto, es posible que la capacidad de almacenamiento de petróleo a nivel global alcance su límite».
En ese momento, Rystad Energy, una consultora petrolera con sede en Oslo, estimó que el 76% del almacenamiento mundial estaba lleno y apuntaba a que el mundo se quedaría sin lugares donde guardar su crudo este abril.
Sus predicciones parecen estarse cumpliendo. Cientos de millones de barriles de crudo han tenido que ser almacenados en todo el mundo en los últimos dos meses.
Los comerciantes de petróleo luchan por encontrar suficientes barcos, vagones, cavernas y oleoductos para almacenar el crudo, a medida que las instalaciones de almacenamiento más convencionales se llenan.
Uso de tanqueros
Los tanqueros cargados se están convirtiendo en depósitos flotantes de crudo, pero también están llegando a límites de capacidad.
En los mares del orbe estos navíos se han acumulado. Mientras, la industria afronta el excedente más grande que el mundo haya visto. A su vez, los puertos se están congestionando.
Esta realidad coloca al sector de cara a un nuevo problema en ciernes. Un aumento creciente de la demanda de espacios de almacenamiento, incrementará los costes de este servicio.
Algunos barcos están haciendo viajes innecesarios, a menudo prolongando sus rutas, hasta que surjan condiciones más favorables.
Solo en Europa, la cantidad de crudo en almacenamiento flotante está ahora en un récord de 28,9 millones de barriles, según la firma de rastreo de barcos Vortexa Ltd. También reporta que actualmente se observan alrededor de 11 millones de barriles de crudo estadounidense en un estado de almacenamiento flotante, uniéndose a la gran cantidad de otras calidades de crudo que no pueden entregar rápidamente a los compradores debido a la menor capacidad de almacenamiento en tierra.
Con las exportaciones de crudo de Estados Unidos en abril solo ligeramente por debajo del promedio del primer trimestre, «podríamos ver que esta tendencia persiste en las próximas semanas», destaca la firma en su portal web.
Al mismo tiempo, los comerciantes están lidiando con una condición de mercado conocida como contango, donde los precios a corto plazo son más bajos que los que están más lejos en el tiempo.
Reacondicionar el mercado
La práctica de fletadores que utilizan petroleros para almacenamiento ciertamente no es un concepto nuevo. Lo que es diferente con la demanda actual de almacenamiento es la gran cantidad de barcos que se alquilan por tiempo para fines de almacenamiento flotante debido al colapso de los precios del petróleo, en parte como resultado de COVID-19, dijo la firma especializada Bimco.
Extender el tiempo durante el cual la embarcación es utilizada como depósito puede tener implicaciones en los costes de mantenimiento, limpieza, seguros, personal y cuidado de las maquinarias y equipos. En virtud de ello surgirán nuevos elementos dentro de los contratos, que tendrán su impacto en las tarifas y por lo tanto, en los costes.
Por ahora, más de 160 millones de barriles de crudo están cargados en tanqueros, varados en el mar, en diversos lugares del mundo. La situación supone un cuello de botella, que no parece resolverse ni siquiera con los recortes de bombeo iniciados por la OPEP, sus aliados y otros grandes productores.
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