El mundo cultural cubano se resiste a perder los muy menguados espacios de expresión y confrontación de ideas. Artistas, cantantes, periodistas y escritores —independientes o agrupados en el Movimiento San Isidro— se han desplegado en una cruzada por la libertad en Cuba. Su persistencia ha obligado a la dictadura de Miguel Díaz Canel y Raúl Castro a dar un paso atrás en su constante acción represiva. Dicen que en la isla soplan vientos de cambio.
Son muchos los episodios de persecución, detención y privaciones que han experimentado los miembros de ese grupo cultural, cada vez más nutrido. El más reciente y controvertido es el caso de Denis Solís. Un joven rapero que ha sido condenado a ocho meses de prisión por “desacato a la autoridad”.
En su defensa salió el Movimiento San Isidro, cuyos integrantes decidieron declararse en huelga de hambre hasta ver a Solís fuera de prisión. Varios estuvieron a punto de entregar su salud y la vida por esa causa. Po ejemplo, Luis Manuel Otero Alcántara fue a parar al hospital, deshidratado y moribundo.
Manifestación frente al Ministerio de la Cultura
Este caso de insólita injusticia contra un cantante, unido a la represión constante y acumulada, desató el malestar de unas trescientas personas que se apostaron a las puertas del Ministerio de Cultura. Hastiados de hostigamiento y censura, el colectivo se hizo sentir y exigió la libertad de expresión, de pensamiento y de disentir.
El régimen suele lanzar la policía a la calle a reprimir con furia las concentraciones, llevarlos presos y descalificarlos ante la opinión pública. En esta ocasión, el viceministro Fernando Rojas los recibió y permitió que la poeta Katherine Bisquet leyera un manifiesto.
«Se va a abrir un canal de diálogo con las instituciones culturales», dijo la activista a la salida del encuentro. En la concentración se sintió un respiro.
“Son pocos los progresos democráticos que hemos podido celebrar en Cuba desde hace años. Ver cómo el gobierno dio un paso atrás el 28 de noviembre, obligado por un grupo de ciudadanos que se reunieron espontáneamente para protestar, es sin dudas un avance”, escribió Yanko Moyano en la revista Rialta.
Vientos de libertad en Cuba, hechos que marcan la historia
Yoani Sánchez, directora del diario @14ymedio publico en su cuenta en Twitter que “en Cuba se sienten vientos de cambio, vientos de libertad”. ¿Serán vientos o apenas soplos? El régimen, después de su cita forzosa con representantes del mundo cultural, reactivó la salvaje cacería de brujas.
La periodista dijo que en la Televisión Nacional transmitieron un reportaje sobre el descarrilamiento de un tren de carga ocurrido en 2019. El régimen desempolvó ese caso y le endosa la culpa del hecho a miembros del Movimiento San Isidro, en específico, a Denis Solís. A él y a otros, los vinculan con la contrarrevolución y de estar financiados por Estados Unidos. La vieja retórica, tan gastada e inútil como la cartilla de racionamiento cuando no hay nada que racionar.
Un momento inédito en la «revolución»»
La reconocida artista plástica Tania Bruguera, no obstante, aseguró que Cuba vive «un momento inédito. Por primera vez una protesta de esta magnitud y heterogeneidad obligó al gobierno de Cuba a sentarse a negociar en tan poco tiempo. Eso es historia”.
Bruguera fue una de las primeras en alistarse a la manifestación del 28 de noviembre que exigió libertad al régimen de Cuba. Tras su participación dejó varias ideas para la reflexión.
«Creo que lo más importante de lo que sucedió ese día fue que este país vivió, por primera vez en muchos años, un acto verdaderamente democrático», indicó. «Y más allá de eso, más allá de las conversaciones, si es que continúan o no, de si se alcanza algo o no, está lo que pasó en sí. Que los cubanos han salido a protestar, que están perdiendo el miedo y eso ya no hay quien lo pare».
Por otra parte, Carlos Varela, cantante de la llamada Nueva Trova, se solidarizó con el Movimiento San Isidro y con todos los artistas que empujan a la libertad en Cuba. Contó que hace varias décadas atrás, «cuando esos muchachos de San Isidro eran solo unos niños o no habían nacido» , él pasó por algo similar. «También quisieron apagarme, borrarme, no aguantó la presión, invitarme a irme de Cuba». Hoy, asegura, que «no se puede seguir cortando las alas a la libertad de expresión» en Cuba.
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