El régimen de Miguel Díaz Canel conoce bien las prácticas represivas del castrismo, enquistado por seis décadas en Cuba. Y las aplica de manera inmisericorde. Sigue al calco las violaciones a los derechos humanos de sus antecesores Fidel y Raúl Castro. El último caso, que mantiene atento a la opinión pública, es el de Denis Solís. Un joven rapero que ha sido condenado por ser opositor a la dictadura, al igual que sus aliados agrupados en el Movimiento San Isidro, perseguidos con saña por los cuerpos represivos.
Por la detención del rapero no hay protestas públicas, ni denuncias por los medios ni la intermediación de organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos. Tampoco la comisión de derechos humanos de la ONU. Solo existe la queja muda y entre cuatro paredes de un grupo de artistas, intelectuales y activistas de la sociedad civil independiente, que denominan Movimiento San Isidro. Se reúnen en una casa que sirve de sede y hacen huelgas de hambre para exigir la libertad del cantante que ha decidido pensar diferente.
Los manifestantes «mudos» llaman la atención a los vecinos, tal vez cansados de tantísimos casos de represión brutal y muerte. También de otros opositores que quieran sumarse a su protesta silente. Aunque implique altos riesgos frente a un régimen que infunde miedo para aquietar forzosamente las libertades, las voluntades, los derechos de sus gentes.
Igualmente este grupo de artistas se las juega todas y ejerce presión para liberar a Solís. El régimen aplica lo de siempre, lo que sabe hacer: detienen a quienes quieren conocer detalles de la huelga. Moviliza a los rmilicianos para hacer actos de repudio delante de la vivienda. Incita a elementos marginales para que insulten a los huelguistas a cambio de un mendrugo de pan o una caja de cigarrillos.
Ahora van más allá. Además de distraer a la desinformada sociedad cubana con las elecciones de Estados Unidos y la pandemia, el régimen arrecia su represión a través de Internet. Afina la artillería de descalificaciones contra el cantante y los huelguistas mediante las redes sociales, memes y falsas noticias. Repiten y repiten que ni el rapero ni los miembros del Movimiento San Isidro son artistas, sino delincuentes, contrarrevolucionarios, apátridas, gusanos y una larga retahíla de descalificaciones e insultos.
Los huelguistas denunciaron en facebook que “agentes de la Seguridad del Estado echaron un líquido oscuro, presuntamente un ácido, por debajo de la puerta principal de la casa”. En una “acción cobarde para dañarnos e intoxicar el tanque de agua” contiguo.
El Movimiento San Isidro se las juega
Pareciera que la desdicha que ha marcado a Cuba está agotada, que ya nadie se asombra ni se llena de indignación. Los cubanos han huido masivamente de la isla y los que se han quedado transcurren sus días entre penurias y limitaciones superlativas. Sin lograr que la opinión internacional pose su mirada sigue sucediendo a los ojos de todos. Han aceptado como algo natural su falta de libertad, de futuro, de una vida normal y productiva.
No todo se ha perdido. Por fortuna quedan voces que se resisten. El Movimiento San Isidro mantiene viva la llama de la lucha. Es una iniciativa de artistas, periodistas, poetas intelectuales y todo aquel que se sienta parte de la lucha por la libertad en todos los ámbitos. De expresión, asociación, creación y difusión del arte y la cultura. Cuba libre.
La agresión y la represión del régimen es constante. El artista Luis Manuel Otero Alcántara, la curadora de arte y activista Yanelys Núñez Leyva, el productor Michel Matos, el poeta Amaury Pacheco y la actriz Iris Ruiz fueron algunos de los fundadores en 2018 del Movimiento San Isidro. Se consolidó para protegerse del asedio castrista.
Desde entonces ha sumado de modo democrático integrantes como el rapero Maykel Castillo “Osorbo”, liberado de prisión después de un año de injusta condena por el delito de “atentado” en 2019. La poeta, periodista y escritora Katherine Bisquet Rodríguez, y la curadora de arte y exprofesora del Instituto Superior de Arte Anamely Ramos.
Uno de los objetivos de la agrupación es apoyar a Solís, encarcelado desde el 9 de noviembre por la letra de sus canciones. Ha sido condenado a 8 meses de prisión «por desacato”. Expulsó de su casa a un policía que había entrado ilegalmente. Antes de su detención, era dueño de un bicitaxi que le fue confiscado y robado por la policía cubana. Además, había intentado sin éxito, al menos en una ocasión, salir del país.
Amaury Pacheco, miembro del Movimiento San Isidro, dijo: «Lo único cierto es que, además de la libertad de Denis Solís, esta huelga surge del hartazgo que tenemos los artistas de que por pensar distinto y querer hacer un arte independiente, nos expulsan de nuestros centros de trabajo y prohíben la difusión de nuestras creaciones, que una y otra vez, semana a semana, nos detenga la policía política, nos encierren, nos amenacen sin que nadie en el mundo haga nada».
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