El movimiento Me Too no escapa en China de la censura sistemática y la represión que ejerce el gobierno de Xi Jinping. El caso de la tenista Peng Shuai es un ejemplo de esa situación. La deportista acusó a Zhang Gaoli, quien entre 2013 y 2018 fue viceprimer ministro y uno de los hombres más poderosos del gigante asiático. La denuncia a través de Weibo, el equivalente chino de Twitter, desapareció de la plataforma a los pocos minutos de publicarse.
Tras el incidente, Shuai dejó de ser vista por un par de días. El hecho encendió las alarmas de la comunidad internacional, que se mantiene alerta ante la censura que existe en China. Son frecuentes las desapariciones forzadas.
Desde diferentes estamentos se exigió conocer el paradero y el estado de salud de la tenista. La constancia de su “bienestar” llego con una videollamada de Peng Shuai al Comité Olímpico Internacional. La acompañaba un funcionario.
Alto perfil y Censura
La denuncia de la tenista es la de más alto perfil desde que el movimiento Me Too irrumpió en China en 2018. Es la primera que involucra a un jerarca político del Partido Comunista Chino. Yaqiu Wang reconoció a Human Rights Watch que “había presentado alegaciones contra un hombre muy poderoso”.
El primer paso de los censores chinos fue eliminar cualquier referencia a Peng Shuai o a Zhang Gaoli. Una pequeña muestra de la censura sistemática que sufren las mujeres chinas. Ahora Peng debe sortear un sistema judicial que dificulta que las acusaciones de este tipo se resuelvan en favor de las mujeres. Como lo demuestran casos previos
Xianzi y su ardua lucha por la justicia
En octubre pasado un tribunal chino desestimó las acusaciones de acoso sexual de Zhou Xiaoxuan contra Zhu Jun, un presentador de la emisora estatal CCTV. El hecho ocurrió cuando Xiaoxuan, más conocida como Xianzi, era una pasante de 21 años. En la actualidad cuenta 28.
Xianzi ha intentado obtener justicia por 7 años. Durante ese tiempo el sistema legal ha tratado de censurar y desestimar su acusación. Al momento de denunciar en la policía le dijeron que guardara silencio. Zhu era un ejemplo nacional de «energía positiva», una campaña estatal destinada a promover el buen comportamiento. Su reputación no podía mancharse.
Además, fue demandada por su acosador de difamación. Ella lo contrademandó por «violación de los derechos de la personalidad». Su caso está lleno de reveses legales. El tribunal rechazó la solicitud de Xianzi de etiquetar el caso como una demanda por acoso sexual. Además ha bloqueado los diferentes intentos de presentar evidencia y decidió que no era necesaria la declaración del acusado.
Recurrir a los tribunales a menudo es más un problema que una solución. Las posibilidades de éxito son bajas en un sistema que exige a las víctimas demostrar las acusaciones con pruebas contundentes, como imágenes del hecho.
Aislamiento, censura y represión
Xianzi recibe apoyo de las mujeres de su país a través de las redes sociales. Pero con frecuencia los censores bloquean el acceso. Al respecto declaró: «Suspenden las cuentas constantemente. No hay forma de comunicarse. Los últimos tres años han estado dividiendo a las feministas chinas».
Xianzi se enfoca en su lucha legal y usa las redes sociales para hacer campaña por las víctimas de acoso sexual. Se dedicó a asesorar y aconsejar a otras mujeres en situaciones similares. En sus cuentas de redes sociales tiene más de 300.000 seguidores.
Sin embargo, en esa área también libra una batalla contra los intentos gubernamentales de censurar su actividad y la del movimiento Me Too. En junio, Weibo suspendió durante un año su cuenta por “violaciones de los términos de uso”. Incluso la frase «conejo de arroz», un homónimo chino de la campaña, fue eliminado de las redes sociales chinas.
Censurar y silenciar el movimiento
Para 2015, cinco mujeres líderes del movimiento pro derechos de la mujeres fueron detenidas. Y “las cinco feministas”, como se les conoce, no son las únicas. En septiembre Sophia Huang, periodista reconocida por su apoyo al movimiento Me Too, fue detenida en Cantón.
La censura sistemática cierra cada espacio donde las mujeres pueden denuncias los abusos. En mayo, diversos blogs de estudiantes en WeChat, en defensa de los derechos de la comunidad LGTB y de las mujeres, fueron cerrados. Y para agosto, el blog, Pepper Tribe, dedicado a la defensa de los derechos laborales de la mujer cesó su actividad.
Con todas las dificultades las mujeres chinas no dejan de luchar. Xianzi aseguró que pese a los reveses en su caso este representa un «avances» en la lucha por la justicia. «Juntos persistimos. Eso ya es una victoria», aseguró a BBC.