Ubicado en las faldas de las impresionantes montañas del Himalaya, el valle de Hunza es el hogar de una notable comunidad de personas reconocidas por su extraordinaria longevidad. El lugar de ensueño brinda colores, olores, paz: un encuentro con la naturaleza y las formas antiguas de labrar la tierra y realizar el pastoreo. Dicen sus pobladores que la esperanza media de vida de la localidad supera los 100 años, se enferman poco y tienen una apariencia mucho más joven de la edad que tienen.
El pueblo hunza ha captado durante mucho tiempo la fascinación del mundo, y muchos atribuyen su longevidad a la fruta del albaricoque, una parte integral de su dieta. ¿Es fábula o realidad? ¿Tienen otras recomendaciones para detener el envejecimiento?
Los hunza, como se les conoce, es una tribu integrada por unas 30.000 personas que viven en las alturas del Himalaya, en el valle del río Hunza, Pakistán, y en la frontera con la India, China y Afganistán. Se destacan por ser étnicamente de tez clara, ojos claros y se cree que son los descendientes perdidos del ejército de Alejandro Magno cuando invadió la India. Tienen de especial la longevidad de su gente: pueden llegar a 120 años, son fuertes y sus mujeres pueden procrear hasta los 65 años.
El misterio de la longevidad de los hunza
Llegar por carretera es toda una hazaña: Karimabad, la capital de Hunza, está a más de 2.000 metros de altura. Para llegar a ella hay que recorrer 500 kilómetros desde Islamabad, y se tarda dos días en llegar. Sin embargo, el trayecto merece la pena con tal de ver este espectáculo de la naturaleza y ver a sus particulares lugareños trabajar los cultivos en orden, armonía y sin implementos modernos para el campo. Y arar con bueyes.
El misterio de la longevidad de los pobladores del valle de Hunza, en parte, radica en su alimentación. En verano comen frutas y verduras crudas; en invierno, damascos secos, granos y queso de oveja. En 1970, cuando se construyó la carretera que unió las antiguas rutas de seda desde Pakistán a China, la revista National Geographic describió a esta tribu como una de las más longevas que existían en la tierra.
El pueblo hunza explica el secreto de su longevidad de forma sencilla: sé vegetariano, trabaja constantemente y haz trabajo físico, muévete constantemente y no cambies el ritmo de tu vida, entonces vivirás entre 120 y 150 años.
Además de su dieta balanceada, los hunza comienzan su día con un baño de agua helada (incluso en aquellos días donde la temperatura es de -15 °C). Y se mantienen activos trabajando en los cultivos o caminando decenas de kilómetros diarios en un paisaje particularmente escarpado.
El médico inglés Sir Robert McCarrison, ex director del Consejo de Nutrición de la India, fue el primer científico en hacer un estudio serio de los hunza. Después de tres años de vivir entre sus habitantes, aseguró que no pudo detectar un solo caso de cáncer, úlcera gástrica, apendicitis y de otras enfermedades características del mundo occidental.
¿En realidad llegan a los 120 años?
Tras analizar exhaustivamente todos los factores y variables capaces de influir en el estado de salud del pueblo hunza, McCarrison sentenció que el elemento clave que explicaba su extraordinaria salud, vitalidad y longevidad era su alimentación. Incluyendo el hecho que cultivan sus productos en terrazas con abonos exclusivamente orgánicos, sin usar productos químicos que podrían derivar en una más abundante cosecha, a costa de disminuir la calidad nutritiva de los alimentos.
Sin embargo, otros expertos niegan que los hunza sean diferentes a otras poblaciones. Según el Dr. John Clark, que estuvo 20 meses entre los hunzakuts, escribió en su libro «Lost Kingdom of the Himalayas» sobre estas personas. Dijo que enfermaban igual que otras poblaciones vecinas: sufrían malaria, disentería y otras enfermedades.
John Clark también señaló que la tribu no tiene un calendario establecido y que los hunza se atribuyen la edad no tanto por el tiempo transcurrido desde su nacimiento sino a su nivel de sabiduría. Es por eso que los ancianos más respetados pueden llegar a decir que tienen 145 años.
Vegetarianos y amantes de los baños helados
Para conocer de cerca la realidad de los hunza y el misterio de su longevidad, la fotógrafa de viajes estadounidense Samantha Shea, se adentró en esta escarpada región para conocer a sus gentes.
La fotógrafa decidió comprobar por sí misma si las afirmaciones de McCarrison tenían algo de cierto. «Mi marido nació y creció en Hunza, y pertenece a la comunidad indígena burusho. Después de casarnos, me fui de EE UU y nos establecimos en la parte central del valle», escribió Shea en un artículo publicado en la CNBC. De sus vivencias cuenta «algunos curiosos hábitos que ayudan a los habitantes de Hunza a vivir más años».
La viajera se enfocó en la alimentación de los hunza. Precisó que es eminentemente vegetariana, e incluye en un lugar muy especial el albaricoque, tanto fresco como seco. El albaricoquero es uno de los cultivos locales más importantes del valle y todas las familias tienen al menos uno. «Esta fruta tiene un alto poder antiinflamatorio y antioxidante, que ayuda a prevenir el envejecimiento celular que provocan los radicales libres y las enfermedades degenerativas», indicó Shea.
Además de comer la fruta, de su semilla se extrae un aceite muy preciado que se usa para cocinar, para las lámparas y para el cuidado de la piel. Casi todos los platos tradicionales de Hunzai incluyen aceite de albaricoque. «Mi suegra me contó que hace 50 años era lo único que se utilizaba para cocinar», dijo la fotógrafa.
Algo más de su dieta y forma de vida
«Aquí la gente está sana y activa toda la vida, hasta bien entrada la vejez. Es muy común ver a gente de más de 80 años fuera, incluso en invierno. Los miembros mayores de la familia siguen pastoreando sus vacas y ovejas, recogiendo leña y realizando otras tareas domésticas», explicó. Lugareños de todas las edades montan en bicicleta, patinan y practican a diario deportes como el fútbol y el críquet.
Hunza está llena de docenas de glaciares, todos los cuales se derriten durante el verano. «El agua de Hunza, un líquido brillante de color gris oscuro, ha despertado desde hace tiempo el interés de los científicos. A diferencia de otras fuentes de agua, esta agua glaciar está filtrada de forma natural por capas de hielo y roca. Y contiene minerales como el cuarzo que son potentes antioxidantes», agregó.
Casi todos los trozos de carne que se comen en Hunza proceden de animales recién sacrificados en la zona. «La gente rara vez come alimentos procesados, y desde luego aquí no encontrará ningún sitio de comida rápida. Las comidas suelen prepararse frescas en casa todos los días, y casi todos los hogares cultivan algún tipo de verdura. Las espinacas son especialmente populares, y otras favoritas como los tomates y las patatas se cultivan local y orgánicamente.
La fotógrafa viajera relató que los barrios y pueblos están muy unidos, y que los habitantes de Hunza se cuidan unos a otros, sobre todo los más ancianos. «Aquí no existen las residencias de ancianos. Los ancianos son muy respetados y atendidos por sus familias», añadió.
«Después de haber vivido aquí durante los dos últimos años, puedo decir felizmente que nunca había tenido el privilegio de experimentar una sociedad tan colectiva como esta», sostuvo Shea