No es casualidad que el metaverso como proyecto práctico surgiera de la experiencia de la pandemia de la COVID-19. El concepto es más antiguo, sus orígenes se remontan a clásicos de ciencia ficción como Snow Crash”de Neal Stephenson. Pero los últimos dos años lo han transformado en una propuesta comercial real, capaz de dictar un cambio de nombre para Facebook y mover miles de millones de dólares en los mercados de capitales. El metaverso integrará los mundos virtual y físico al mismo tiempo.
Bruno Maçães explica el alcance del metaverso en la cotidianidad futura en un ensayo publicado en City Journal. El político, consultor y autor portugués afiló su análisis en “Enter the Metaverse”.
Sostiene que “la gran migración a lo digital durante la pandemia mostró las enormes ventajas de poder trabajar y vivir dentro de un universo secundario artificial. En este universo, las leyes del espacio y el tiempo no se aplican. O, al menos, se pueden torcer y mejorar los poderes humanos en formas aún por explorar. El fin de los largos viajes al trabajo y el logro de aumentos medibles en la productividad. La capacidad de participar en reuniones y conferencias en diferentes continentes y en el mismo día. Y los niños aún pueden asistir a la escuela, incluso en medio de la peor emergencia de salud pública en un siglo”.
Maçães asegura que desafortunadamente los límites de la experiencia digital no eran menos evidentes. «Mucho se pierde cuando la interacción humana tiene lugar en una pantalla. Los resultados de la escolarización remota han resultado mixtos, en el mejor de los casos. Un entorno de trabajo digital pronto se reveló como considerablemente más agotador que la contraparte real”, explicó.
Metaverso, entre el mundo físico y virtual
En opinión del autor de History has Begun: The Birth of a New America, los seres humanos están hechos para la interacción inmersiva que tiene lugar en el mundo físico y que involucran los cinco sentidos. “Algunas de nuestras habilidades mentales, incluida la memoria, sufren notablemente cuando somos reducidos a egos incorpóreos en Zoom. En cuanto al entretenimiento, las experiencias digitales todavía están lejos de la diversión real de ir a un restaurante o a un concierto de música. Nada de lo que se probó en Internet durante el confinamiento dio la talla”, continuó.
El atractivo inmediato del metaverso es que promete reunir las virtudes del mundo digital, al mismo tiempo que aborda muchas de sus deficiencias y, también al mundo físico. “En lugar de reuniones de negocios en Zoom, imagine ingresar a una sala digital y hablar con nuestros colegas alrededor de una mesa virtual, o incluso caminar juntos en un jardín conjurado electrónicamente. Me imagino el metaverso como un mundo virtual con algunas de las características de una ciudad. Habrá centros comerciales virtuales, donde los usuarios podrán moverse de una tienda a otra. Y comprar los productos que luego se enviarán a sus hogares físicos, una gran mejora en las compras digitales en comparación con la página web plana. Habrá playas virtuales, conciertos y galerías de arte”, pronosticó.
¿Hay alguna razón para viajar físicamente a Venecia para visitar la Bienal en lugar de saltar al metaverso. Y disfrutar de todas las instalaciones de arte y video con la última tecnología totalmente inmersiva?, pregunta.
Viajar a lugares exóticos podría ocurrir mientras nos sentamos en nuestra propia sala de estar. Las barreras de entrada probablemente serán más bajas y las audiencias potencialmente mucho más grandes que en el mundo real, precisa el experto. Y lo mejor, lo visitantes no dejarán latas de cervezas, colillas de cigarrillos ni bolsas plásticas en los espacios que comparten.
El metaverso: autonomía del mundo físico
Bruno Maçães es miembro senior del Instituto Hudson y ex secretario de Estado de Asuntos Europeos en Portugal. También es autor de tres de los libros más provocativos de la última media década, The Dawn of Eurasia, Belt and Road, y su nuevo libro: History Has Begun: The Birth of a New America.
En su extenso artículo refiere además que “el metaverso debe ser altamente concurrente. Este mundo artificial debe actualizarse continuamente a partir de las entradas de sus millones, o potencialmente miles de millones de usuarios. La única forma en que una experiencia virtual puede rivalizar con la real es si adquiere el mismo flujo y complejidad. No es suficiente encontrar una versión preempaquetada de la realidad”.
Argumenta que uno quiere viajar a una Bienal virtual para ver lo que otros nos están preparando en tiempo real. «Idealmente, también, uno quiere llegar con miles de otras personas, con quienes sería posible interactuar y con quienes podría compartir el evento. Debería ser posible adquirir algunas de las obras de arte, tanto en formato físico como virtual. Los objetos virtuales, una vez adquiridos, deben conservarse dentro del metaverso. Uno debería poder llevarlos a otros espacios digitales, sin sacrificar su autenticidad virtual, en un mundo donde la ‘autenticidad virtual’ no es una contradicción en los términos”, argumentó.
Será un regreso a los centros comerciales, pero virtuales. “Los usuarios visitan un concesionario de automóviles virtual donde pueden comprar un modelo para ser entregado en sus hogares físicos. Querrán probar el automóvil virtualmente y también pueden estar interesados en comprar un gemelo virtual para conducir en el metaverso, donde los mundos virtual y físico podrían integrarse cada vez más”.
Un entorno tridimensional inmersivo expresa la visión de un metaverso de forma más completa y natural que otras interfaces, pero no es la característica más importante de la innovación. Lo que verdaderamente distingue al metaverso es su autonomía del mundo físico. El metaverso existe por sí solo. Tiene vida propia. Crea un mundo genuinamente alternativo.
Rivalizar con el tiempo real
Escribe Maçães que Mark Zuckerberg no se cansa en señalar que el metaverso no puede compararse con Internet porque pretende situarnos en la experiencia digital, dentro de una Internet encarnada, de forma más o menos interminable. Uno accede a Internet, pero entra en el metaverso.
La diferencia importa. Para ver por qué, considere cómo la relación entre el usuario y el entorno digital se pone patas arriba. Con Internet, el usuario sigue siendo soberano y dicta cuándo y cómo tienen lugar las interacciones digitales. En el metaverso, el usuario se encuentra completamente rodeado por la plataforma, y la calidad de las experiencias dependerá con frecuencia de si acepta ese hecho.
Zuckerberg explica que nada nos impedirá usar tecnologías no virtuales para ingresar al metaverso, al menos en parte. Hay límites prácticos obvios para el despliegue de cascos de realidad virtual, por ejemplo. Si su avatar del metaverso está programado para asistir a un concierto, pero está viajando en el metro en el mundo físico, debería ser posible escuchar el concierto en una aplicación en su teléfono. Usando auriculares normales.
Pero el metaverso debe ser totalmente persistente y continuo. Si la ambición del metaverso es constituir un mundo artificial, capaz de rivalizar en el tiempo con el real, las experiencias allí deben adquirir significado. Con referencia a otras experiencias en el metaverso. No solo las que tienen lugar en el mundo real. Y esto significa que el metaverso nunca debería desaparecer realmente, incluso cuando un usuario se retira momentáneamente al mundo físico, a la vida real.
El tuit se mueve aunque estemos ausentes
Esto no quiere decir que la tecnología 3-D no será un elemento importante del metaverso, sostiene el político y analista portugués. “Una vez que se establece que el metaverso tiene como objetivo crear un entorno persistente y continuo, tiene sentido desarrollar ese entorno. De manera que haga al metaverso genuinamente capaz de rivalizar con el mundo físico. La tecnología tridimensional es parte de eso, al igual que los servicios de pago, los juegos, las monedas y las redes”, refiere.
Los aspectos del metaverso han existido por un tiempo. ¿Cómo interpretar el advenimiento de las redes sociales si no como la primera etapa del metaverso? Considera Twitter. Tiene algunas de las características de un mundo artificial, comenzando con alta densidad e incluyendo persistencia y continuidad, lo que ayuda a explicar su extraordinario éxito. Técnicamente, Twitter es bastante primitivo, un medio predominantemente verbal de bajo ancho de banda.
Sin embargo, desde una perspectiva conceptual, ha sido una revolución. Un nuevo mundo en el que los usuarios entran en lugar de contemplar y que continúa existiendo y desarrollándose en su ausencia.
Recuerda la historia de una ejecutiva de Nueva York que hace unos años publicó un tuit poco considerado justo antes de abordar un vuelo a Sudáfrica. Mientras volaba, presumiblemente sin servicio de Internet, el tuit fue retuiteado miles y miles de veces cada hora. La despidieron de su trabajo, perdió a todos sus amigos y vio cómo su vida se derrumbaba como un castillo de naipes. Se había desconectado de Twitter, pero la bestia seguía creciendo y moviéndose, incluso en su ausencia. Lo que hace que Twitter sea adictivo es su parecido real con el mundo físico en el poder de sus operaciones autónomas. Mientras que está relativamente libre de muchas de sus limitaciones.
China y la visión que ofrece el metaverso
A medida que se expande el metaverso, los fenómenos de disociación total de la realidad se multiplican, considera el autor de Enter the Metaverse. “Es posible que pronto enfrentemos una elección entre construir un metaverso rico y mejorar el mundo físico real, justo cuando la realidad enfrenta nuevas crisis. Que van desde pandemias hasta el cambio climático. Incluso el crecimiento económico puede eventualmente bifurcarse entre dos conceptos, uno válido en el metaverso y el otro en la realidad física”, anota.
Un día, explica Maçães , llegó Internet, aparentemente de la nada, y nos acostumbramos a pensar que sería para siempre. Ahora nos parece que estamos en la cúspide de un sucesor: el metaverso. Mucho se ha escrito sobre un choque de titanes entre Facebook y Microsoft para decidir quién controlará el nuevo mundo virtual. Al que se supone que debe migrar la humanidad en su conjunto. Sin embargo, las fuerzas del mercado siguen a las fuerzas estatales: ¿hay una carrera geopolítica por el metaverso?
Uno de los principales thinktanks de China publicó recientemente un informe sobre las implicaciones del metaverso para la seguridad nacional, quizás la primera reflexión de este tipo.
La conclusión principal no es que pronto estaremos peleando guerras en el metaverso, sino algo mucho más plausible y relevante. El informe ve tres impactos inmediatos del metaverso. Primero, será un impulsor de la innovación tecnológica y, en algunos casos, en áreas adyacentes a los intereses militares: gráficos de simulación, inteligencia artificial, dispositivos portátiles, tecnología robótica e interfaz cerebro-computadora. El segundo será trasladar el ecosistema digital y la economía digital a nuevas plataformas tecnológicas. En tercer lugar, el metaverso comenzará a integrar las necesidades de los mundos virtual y físico, como vimos anteriormente, realizando una vieja ambición de la era de Internet.
Rivalidades entre China y EE UU
El informe anticipa que el metaverso podría tener profundas consecuencias para la distribución global del poder, comenta Bruno Maçães.
“Desencadenará una nueva ronda de reorganización en el orden tecnológico global. Algunas empresas y países saldrán perdiendo; otros podrían tener la oportunidad de ascender. Eso ya sucedió con la economía de Internet, cuando Europa no pudo evitar quedarse atrás de Estados Unidos y China pudo resistir el imperio de las grandes plataformas estadounidenses solo desde una postura puramente defensiva», añade.
Según el grupo de expertos chinos, las autoridades estadounidenses pueden esperar usar la revolución del metaverso para empujar a sus empresas a una posición nueva e inexpugnable de dominio global. Además, aprovechan la nueva tecnología para promover la cultura estadounidense y los valores democráticos estadounidenses a nivel mundial. Que Meta haya tomado la delantera lo consideran particularmente siniestro.
Es fácil ver por qué muchos podrían considerar que el concepto de metaverso está excesivamente influenciado por las ideas occidentales. El metaverso es, ante todo, un método de escapismo. Cada individuo gana la libertad de perseguir sus fantasías más personales. Es como si el mundo común se fragmentara en millones o billones de universos privados.
El escritor de ciencia ficción Liu Cixin argumenta que el metaverso es como una droga. Tan poderosa como para romper nuestra conexión con el mundo que nos rodea. Como él dijo, la humanidad se encuentra ahora en una bifurcación: en una dirección se encuentra la exploración del espacio exterior; el otro conduce hacia el interior, hacia la realidad virtual. El «callejón sin salida del entretenimiento». Mundos virtual y físico conviven en el metaverso.
¿Metaverso definirá la realidad misma?
¿Cómo podría el Partido Comunista de China no considerar el proyecto como una amenaza?, se pregunta Maçães.
La misión histórica de un partido revolucionario es llamar a las masas a un proyecto común y transformar el mundo físico según sea necesario para satisfacer este objetivo. No alentar una fuga a un universo artificial. El renombrado experto en blockchain Yu Jianing, autor del libro publicado en China llamado “Metaverse”, ha insistido en que el metaverso nunca debe convertirse en una economía virtual. Solo en una herramienta que «empodere a la economía real».
«Hay una forma de reconciliar el metaverso con los intereses del PCC, dice el articulista de City Journal. En lugar de usar el metaverso para inventar mundos puramente imaginarios, sería posible usarlo para crear versiones alteradas del mundo real. En este sentido, la Internet china es una especie de metaverso. Una máquina de realidad virtual que nos ofrece una visión del mundo del que se han extirpado determinados elementos.
El metaverso ofrecería un abanico de posibilidades similares al régimen chino. Al forjar diferentes niveles de realidad virtual, podría establecer diferentes niveles de acceso para diferentes grupos, al tiempo que garantiza un control más estricto sobre cómo se distribuye el acceso.
El metaverso representa la batalla más reciente entre la libertad humana y las limitaciones de la realidad, entre los mundos físico y virtual.