Por Ernesto Campo / Fotos: Reuters
Una vez al año, Naheed Nenshi se viste de lo que miles de calgarienses creen que es: de superhéroe. Cuando se pierde un perro, le tuitean a Nenshi. Y el perro aparece. Cuando la abuela sale a dar un paseo y tarda en regresar, le piden, por favor, que difunda el mensaje por sus redes sociales, porque las usa todas, y la abuela llega a la casa. Sana y salva. Otro tuitero extravía su cámara fotográfica, el alcalde la consigue y la devuelve con una foto suya de regalo. Otra noche, pronostica que los Flames ganarán. Y, en el minuto final de un juego de postemporada, esos Flames a los que les cuesta tanto brillar en la NHL, marcan el gol de la victoria. Cuando hay final feliz, Nenshi, a quien no le molesta en absoluto que le atribuyan superpoderes ni ser deificado, retuitea los agradecimientos. Y, si puede, se hace un selfie para celebrar la aparición o el triunfo. Por eso, a nadie extraña que el Mejor Alcalde del Mundo de 2014, según The World Mayor Project, vista con ropas de ídolo de teleserie y acapare todas las miradas en una caravana que va rumbo al Calgary Expo (el modesto sucedáneo local del Comic-Con de San Diego, California) y sea quien se retrate primero con el invitado especial de la convención de disfraces: Neil Patrick Harris, estrella de la serie Cómo conocí a vuestra madre y presentador de los premios Oscar.
Top 10 de los mejores alcaldes:
- Naheed Nenshi, Calgary (Canadá)
- Daniël Termont, Gante (Bélgica)
- Tri Rismaharini, Surabaya (Indonesia)
- Carlos Ocariz, Sucre (Venezuela)
- Jed Patrick Mabilog, Iloilo City (Filipinas)
- Albrecht Schröter, Jena (Alemania)
- Annise Parker, Houston (Estados Unidos)
- Yiannis Boutaris, Thessaloniki (Grecia)
- Giusy Nicolini, Lampedusa (Italia)
- Aziz Kocaoglu, Izmir (Turquía)
Los calgarienses, y los canadienses en general, están acostumbrados a verlo en programas de humor, como 22 Minutos con Mark Critch o el Reporte de Rick Mercer, ambos de la cadena estatal CBC. Critch lo entrevistó en octubre pasado y parodió los superpoderes de Nenshi durante situaciones de emergencia. En el programa, la energía eléctrica se interrumpe y Nenshi le da instrucciones al presentador para restablecer el servicio, atender a una mujer en el público que se ha roto un tobillo, y que, a la vez, está de parto. “¿Cómo sabe todo eso?”, pregunta Critch. “Es mi trabajo: soy el alcalde”, respondió Nenshi, sonriente.
Aquella escena aludía a una situación real, que fue crucial para transformar al alcalde en una rockstar, conocida en todo Canadá. A fines de junio de 2013, una inundación que mató a cinco personas, forzó el desalojo de 100.000 residentes y costó 6 billones de dólares a la provincia, le ayudó a erigirse como un líder que reacciona formidablemente ante la contingencia. Ese verano, previo a su postulación por la reelección, su nivel de aceptación sobrepasó el 70% gracias a su capacidad para convocar a 2.000 voluntarios, dirigir las acciones de rescate y calmar a una angustiada ciudad. Ése ir y venir por la ciudad le transformó en la vedette a la que convida Mercer a su show, periódicamente, para ser el promotor de los lugares icónicos de Calgary, mientras se lanza gritando de una tirolina en el Parque Olímpico. Los calgarienses no recuerdan a alguien tan extrovertido, uno que tuitee mientras pasea a caballo en el Calgary Stampede o que confiese que su primer concierto fue uno de Diana Ross. Les agrada. Por eso fue reelegido para un segundo periodo con el 74% de los votos.
El más solicitado
La voluntaria sobreexposición de Nenshi –sonríe a toda cámara que se le pone en frente y tuitea casi todos sus movimientos, con un promedio de unos 20 tuits al día- le convierte en el invitado obligado a cada acto social que requiera promoción o prestigio, desde que llegó a la alcaldía en octubre de 2010. El Circo de Sol lo tuvo en primera fila para su función de estreno (una foto publicada en Twitter el 10 de abril lo delata) y una escuela de diseño de moda lo convida a su desfile, el 18 de abril. Nenshi retuitea la invitación el 16 de abril y el 18 asiste, como ha prometido. Se toma fotos con las organizadoras, hay una en la que aparece desfilando, las sube a sus redes y las retuitea minutos antes de que el show haya terminado: 2:00 pm. Una significativa cuota de las 245.000 personas que le siguen en Twitter querrán estar en esos eventos para buscar su souvenir: el selfie con el mejor alcalde del planeta.
Por esa apretada agenda social y porque no necesita más autopromoción (la tiene en sus manos, a un clic), es tan complicado conseguir una entrevista con él, aunque sea de 5 ó 10 minutos. El 17 de abril, según lo muestra su timeline hora por hora, antes de la inauguración del Calgary Expo en la Plaza Olímpica a la que fue vestido de superhéroe, presentó, con traje y corbata, a un ejecutivo de TD Bank que donó un millón de dólares a la nueva biblioteca pública de Calgary. Después de las 500 fotos con calgarienses disfrazados, pasó brevemente a resolver asuntos en su oficina y a buscar el poema del día para seguir promocionando el Mes de la Poesía. Más tarde, volvió al Calgary Expo a recibir a los invitados de honor mientras recordaba que esa noche toda la ciudad debía estar apoyando a los Flames en su segundo juego de la postemporada.
“Es nuestro Mick Jagger, nuestra Madonna”, asegura el concejal Joe Magliocca, representante del distrito 2, ubicado al noroeste del Cowtown (pueblo vaquero). “¿Qué otro alcalde en el mundo es tan visible como él? Eso es positivo para Calgary, porque la pone en el mapa. Un día espero que se convierta en primer ministro. Como dice ese premio, Nenshi tiene un rango de acción mundial”.
Mike Morrison, columnista del diario Metro Calgary y el más reconocido bloguero de la ciudad, celebra saber dónde está el alcalde a todas horas y no en la oscuridad, o encerrado en una oficina, “misterioso”. “Siempre sabemos qué piensa de los temas de la agenda pública. No tiene miedo a decir lo que piensa y crear polémica. Eso es lo que le hace tan popular y diferente del resto de los políticos”, agrega. “Fue la primera autoridad de Canadá que encabezó la Marcha del Orgullo Gay. Y ahora todos los políticos quieren hacer lo mismo. Calgary es una ciudad más tolerante desde que él está en la alcaldía”.
“Nenshi sí que sabe promocionarse a sí mismo. Es un gran vendedor”, señala Sean Chu, ex policía y concejal del distrito 4. “Tengo mucho que aprender de su manejo de las redes sociales”. Esa destreza para el mercadeo, natural en un profesor universitario de comercio, fue estudiada de cerca por el periodista Chris Koentges, quien escribió para Marketing Magazine un ensayo en el que describe a Nenshi como quizá “la más poderosa marca personal del país”. Invitado al comando de campaña púrpura en 2010 y a acompañar esas reuniones con café y galletas en los vecindarios del noreste de Calgary, Koentges pudo corroborar su tesis de que “ese desaliñado musulmán comelibros” era un candidato que, si bien aseguraba que estaba vendiendo sus ideas, era una marca en sí mismo. Un contendor que, gracias a su no vinculación partidista, logró cautivar a un electorado que llevaba tiempo sin ganas de votar por representantes de una política partidista conducida por tres bloques tradicionales, conservadores, liberales y socialdemócratas. Alguien que se aferró a las redes sociales como su gran plataforma multiplicadora. Esa estrategia aunada a las visitas casa por casa le permitió hacerse popular hasta hoy entre votantes potenciales e incluso entre niños, que empezaron a considerarlo un amigo cercano, un ídolo.
Twitter también es un ring
Chu, con quien Nenshi ha tenido desavenencias en las sesiones del cabildo, no tiene muy claro cómo ese éxito comercial de Nenshi, vendiéndose a sí mismo (lo atribuye a su juventud, 43 años, y a su manejo asertivo de las redes sociales), pueda tener un impacto positivo en la ciudad, más allá de visibilizarla.
Rick Bell, columnista del Calgary Sun y veterano periodista del área política, considera que esa afición de los calgarienses por Nenshi los ha vuelto condescendientes con su gestión. “A ningún político lo tratan como a él. Según sus partidarios, él nunca hace nada malo”, escribió en su columna del 17 de marzo. “La mayoría le ha dado un cheque en blanco. Y ya sabemos lo que pasa cuando alguien recibe un cheque en blanco”, relataba al aludir la inacción de la ciudad al saber que Nenshi criticó en público, en Halifax (Nueva Escocia), que tres de los concejales de Calgary votaran con disciplina partidista y no alentados por el espíritu de las ideas que se debatían. “Seis concejales y Nenshi siempre votan en bloque por las mismas mociones ¿No pueden ser acusados de ser partidistas al votar también?”, se pregunta Bell.
Chu, cuyos roces más recientes con Nenshi surgieron a raíz de que el exoficial ha estado buscando votos para el Partido Conservador Progresista para las próximas elecciones provinciales (mayo), comparte la apreciación de Bell. “Todos somos humanos y nos equivocamos. No se puede, aunque uno quiera, tener siempre la razón”. Y le gustaría aconsejarle, si pudiera hablar algún día con Nenshi en privado, por el bien de los debates en el cabildo y de la ciudad, que sea más humilde. “Un líder tiene que ser humilde, y respetuoso. Debe llamar al trabajo en equipo, no desunir. La miel atrae a más moscas que… tú sabes”, explica. “Me preocupa que sus maneras estén fomentando el desprecio hacia la política entre los ciudadanos”.
Chu es sólo uno de los antagonistas que ha recibido el esporádico veneno que vierte el carismático alcalde cuando es cuestionado o recibe comentarios no laudatorios. Twitter, otra vez, es el escenario preferido para esos intercambios. Entre los contrapuntos más sonoros se cuenta el que tuvo con un excompañero de estudios y de debates, el abogado y ancla del programa The Source de la cadena Sun Media, Ezra Levant. Éste, conocido por ser un insidioso provocador, le preguntó a Nenshi por Twitter si su campaña había recibido dinero de una firma de lobistas. La “conversación”, que se dio un domingo por la mañana (8 de septiembre de 2013 entre 9 y 9:30 am), no tuvo ganador claro ni final cordial y mostró que Nenshi también puede tomarse la licencia de ser irascible. Una actitud que, como todas sus declaraciones polémicas, acaba dándole titulares. Su posición contra el gasto de 30 millones de dólares para celebrar elecciones adelantadas en la provincia de Alberta hizo mucho ruido y molestó al organizador Partido Progresista Conservador.
La marca en juego
Magliocca niega las asperezas en el debate municipal que menciona Chu y celebra los métodos de Nenshi, a quien califica como un hombre “muy inteligente con quien se siente honrado de trabajar”. Considera que, gracias a su estilo y gusto por el arte, ha conseguido que Calgary tenga una mejor movilidad y una inspiración cada vez más parecida al de una ciudad europea. “Más gente va en bicicleta al trabajo, disfruta de un más eficiente sistema de transporte, en expansión, y se desplaza con más facilidad por el centro”, afirma.
Morrison considera que Nenshi representa a la nueva Calgary, ésa que pretende ser “más que el Stampede (una feria que incluye rodeo, desfiles, música, comida y miles de calgarienses vestidos al estilo del viejo oeste) y petróleo”.
Pero no todo se puede lograr con popularidad y buenas intenciones. Ni siquiera el superpopular Nenshi ha podido librar a su metrópoli de recortes presupuestarios y subidas de impuestos, derivadas de la caída de los precios del petróleo. El alcalde, quien ha criticado frontal y públicamente las medidas fiscales aplicadas por el premier de la provincia, Jim Prentice, afrontará los dos años finales de su mandato con el fardo de un déficit fiscal de 4 billones de dólares, que traerá consigo menos inversión en salud, educación universitaria y el cierre de un reformatorio juvenil. Gobernar a un colectivo que se siente tan preocupado y amenazado laboralmente como en 2008, cuando la economía también se tambaleó por una caída del petróleo y hubo despidos masivos en la industria, como está pasando hoy, será la verdadera prueba para su carisma y para su marca.
Nenshi, el sueño americano
Hijo de humildes inmigrantes tanzanos (musulmanes de la comunidad ismaili), la historia del alcalde número 36 de Calgary es lo más parecido al sueño americano. El primer alcalde islámico electo en el subcontinente nació en Toronto hace 43 años y se crió en Calgary (en Marlborough, un vecindario de clase media baja del noreste de la ciudad).
Después de licenciarse con honores en Comercio en la Universidad de Calgary, logró ser admitido en la Maestría de Políticas Públicas de la Universidad de Harvard. Gracias a su récord académico y a su capacidad para interrelacionarse, a los 22 años, fue contratado por una de las mayores firmas de consultoría del mundo, McKinsey and Company, en Nueva York.
Ocho años después, condujo para Naciones Unidas un estudio que determinaba cómo los negocios globales pueden ayudar a la superación de la pobreza. De regreso a Calgary creó su propia consultora, The Ascend Group (la provincia de Alberta fue uno de sus clientes), y se convirtió en profesor de la cátedra de manejo de iniciativas sin fines de lucro en la facultad de negocios de la Universidad Mount Royal. Ha sido columnista de medios de circulación nacional y sus temas preferidos son la planificación urbana y las políticas públicas.
Desde que llegó a la alcaldía tiene un programa llamado Tres cosas por Calgary, que estimula a los ciudadanos a hacer tres buenas acciones por la ciudad, como ayudar al vecino a quitar la nieve del portal, donar alimentos, asistir a personas sin hogar. Cada gesto es publicado en 3thingsforcalgary por el equipo del alcalde.
Revolución púrpura
Seis semanas antes de las municipales de 2010, Nenshi sólo tenía un 8% de apoyo popular y un pequeño presupuesto para emprender su “Revolución púrpura”, campaña así denominada porque convocaba a partidos de todos los colores: azules (conservadores) y rojos (liberales y socialistas). Gracias a una intensa promoción de sus “mejores ideas” a través de las redes sociales y reuniones para tomar el café en casas de amigos para difundir sus propósitos, acabó triunfando con un 39% de las papeletas.
Una ciudad mosaico
Calgary no es ni la sombra de la que fuera la primera ciudad canadiense que organizaba unos Juegos Olímpicos de Invierno, en 1988. En 27 años, su población pasó de 657.000 a 1,4 millones y su núcleo urbano se llenó de rascacielos erigidos por compañías petroleras. El descubrimiento de mayores yacimientos de crudo arenoso al noreste de la provincia de Alberta, a la que pertenece, ha acelerado su crecimiento y demanda de profesionales extranjeros. Como resultado, ‘el corazón del nuevo oeste’, como se le conoce en Norteamérica, se ha convertido en una referencia intercultural en Canadá y que en 2006, había recibido 252.000 inmigrantes, la mitad de ellos provenientes de Asia y Medio Oriente.
Con un salario mínimo por hora superior a los 10 dólares, impuestos y precios de vivienda más bajos que los de otras metrópoli canadienses, Calgary es considerada la quinta mejor ciudad del mundo para vivir por The Economist. Lo que no ha cambiado entre 1988 y 2015 es la importancia del Stampede, una feria de temática vaquera que incluye espectáculos musicales (Shania Twain y Bruno Marx agotaron las entradas en 2014), rodeo, juegos mecánicos y comida alta en calorías, que congrega en el corazón de la ciudad entre 1,2 y 1,5 millones de personas durante una semana.
La municipalidad tiene entre sus planes a medio plazo conseguir que la urbe adquiera un aire más cultural y europeo (en 2017, está prevista la inauguración del Calgary Opera Centre en el mismo complejo del Calgary Stampede Park), fomentar más festivales musicales (entre mayo y septiembre hay uno casi cada fin de semana) y apoyar su crecimiento como destino gastronómico.