Desde hace unos 150 años, los jeans forman parte esencial de muchos closets en el mundo, por su resistencia y versatilidad. Cuando Levi Strauss los llevó a los Estados Unidos no tardó en popularizarse entre los vaqueros y mineros, porque podía soportar duras condiciones de trabajo. Hoy una fundación británica trabaja en su rediseño para hacerlos más amigables con el medio ambiente.
Creada en 2010 con el objetivo de acelerar la transición a la economía circular, la Fundación Ellen MacArthur desarrolla proyectos junto a gobiernos, empresas y academias de cara a construir una economía regenerativa y reparadora desde el diseño.
Uno de ellos es la iniciativa Make Fashion Circular que busca asegurar que la ropa se haga a partir de materiales seguros y renovables, que la antigua se transforme y puedan impulsarse modelos de negocio bajo una economía textil que beneficie a las empresas, a la sociedad y al medio ambiente.
Las nuevas pautas establecen que los jeans puedan soportar al menos 30 lavados caseros, estar libres de químicos que puedan afectar los ecosistemas y ser confeccionados con fibras de celulosa que provengan de cultivos regenerativos, orgánicos o de transición. También se prohíbe la limpieza con chorro de arena, el acabado de piedras y el uso de agentes como el permanganato de potasio que deteriora el pantalón.
“La idea es prolongar la vida útil de su par de jeans por el mayor tiempo posible y para lograr que todos en la cadena de suministro empiecen a preguntar ‘¿cómo se puede rediseñar este producto en su segunda vida?’, ‘¿cómo puedo reducir su impacto ambiental y hacerlo éticamente?”, dijo el líder de la iniciativa Francois Souchet.
Los remaches metálicos de los jeans en la mira
El rediseño implicará que se hagan importantes cambios en la confección. El proyecto The Jeans Redesing de la Fundación recomienda eliminar o reducir al mínimo los remaches por ser elementos «difíciles de quitar para los recicladores. Como consecuencia, las partes más grandes de los jeans (la superior) se cortan y se depositan en vertederos o se incineran».
Precisamente este es uno de los escollos a superar, pues esas piezas metálicas constituyen la esencia de los Levi’s. Fue una idea de un sastre de Nevada, Jacob Davis, que decidió colocar remaches de cobre para reforzar los bolsillos y la bragueta. Esos remaches fueron la base del diseño patentado en 1873 por Levi Strauss.
De acuerdo a la Organización de Naciones Unidas, la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, al producir más emisiones de carbono que todos los vuelos y transportes marítimos internacionales. Además, la hechura de un pantalón requiere de 7.500 litros de agua para el cultivo del algodón, teñido, enjuague y especialmente para el acabado que le dará ese aspecto clásico de la mezclilla que proviene del tejido de hilados de algodón teñido añil con algodón blanco.
También forman parte del proceso, los agentes blanqueadores, las enzimas y los pesticidas, al igual que la limpieza con chorro de arena, una técnica que produce ese desgastado característico, pero que implica el choque de materiales abrasivos a alta velocidad contra su superficie. Esto puede tener efectos en el ambiente y en los trabajadores. Se ha demostrado que ese chorro causa silicosis, una enfermedad pulmonar incurable.
Hacia una cadena de suministro más amigable
“El sector de la mezclilla ya ha realizado bastantes esfuerzos para mejorar su proceso de fabricación. Es consciente de sus propios problemas. Nuestras pautas se basan en eso para crear una mejor alineación en toda la cadena de suministro”, agregó Souchet, de la Fundación Ellen MacArthur.
En todos estos años los jeans han visto reforzar su costura, lo que incluso ha elevado su atractivo. A pesar de que nacieron como prendas de larga duración, la moda los ha convertido en piezas casi desechables.
“Lo que una vez fue pensado para ser uno de los artículos más duraderos en nuestros armarios ahora es algo que compramos en volúmenes francamente perturbadores, lo que ha ocasionado importantes impactos ambientales”, dijo Anika Kozlowski, profesora asistente de diseño de moda, ética y sostenibilidad en la Universidad Ryerson en Toronto, Canadá.
En el proyecto The Jeans Redesing participan, entre otras, el grupo H&M, GAP, C&A, Lee Jeans y Reformation. Levi’s todavía no lo ha hecho. Mientras, Wrangler’s y G-Star Raw toman medidas para reducir su impacto al ambiente. Las nuevas tecnologías han ayudado a las marcas a revisar sus cadenas de producción y suministro. Un ejemplo lo constituye la española Tejidos Roy, que junto con Indigo Mill Designs, con sede en EE UU, creó un sistema de teñido sin agua. Lo mismo hizo el Centro de Tecnología Textil del Colegio Gaston, que utiliza 100% menos agua en la tintura, 89% menos químicos y 65% menos energía.
“Dar pasos hacia una cadena de suministro más respetuosa con el medio ambiente se ha vuelto casi inevitable. Hay muchos problemas con el sector como existe actualmente”, agregó Kozlowski.
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