Hasta 300 millones de personas usan la aplicación de videollamadas y reuniones virtuales que ha experimentado un crecimiento meteórico durante la pandemia
¿Se puede no ser la mejor solución de videollamadas y trabajo en grupo, y dirigir los nuevos tiempos en los que estamos inmersos? Zoom es la mejor prueba de que es posible y no hace falta ser un genio para saber el porqué.
Su versión gratuita es muy sencilla de usar, tiene un nombre pegadizo, los medios de comunicación no han dejado de hablar de ella, funciona razonablemente bien y, a pesar de estar en el mercado desde 2013, decidió salir a Bolsa tan solo unos meses antes de la pandemia, en abril de 2019. Con esto hizo bueno el dicho de que los últimos serán los primeros.
Treinta y nueve dólares por acción es el precio con el que comenzó a cotizar Zoom en el índice tecnológico Nasdaq y ahora su valor es superior a los 160 dólares; el precio de la compañía supera los 44.000 millones, el doble que el de Twitter.
Como toda empresa tecnológica que se precie, Zoom también tiene por detrás la historia de éxito de su creador. El empresario chino afincado en Estados Unidos, Eric Yuan, que ha visto cómo su fortuna se disparaba al mismo tiempo que crecía el valor de su compañía, de la que sigue poseyendo el 22%.
Yuan comenzó en una división de Cisco y, antes de lanzarse a buscar inversión para su iniciativa, ofreció la idea de crear una plataforma de videollamadas, fácil y popular a la compañía que entonces le pagaba el sueldo, pero en Cisco la idea no pareció interesante, posiblemente porque el proyecto chocaba con la imagen que tenemos de la compañía, muy enfocada en soluciones para entornos profesionales.
No le costó mucho a Yuan encontrar inversiones para crear la empresa en 2011 y comenzar a ofrecer servicios en 2013. Un año después tenía 10 millones de clientes.
Con la llegada de la pandemia, Zoom ha crecido tanto y tan rápido que a los éxitos se han sumado los problemas, como su crisis de seguridad por la falta de encriptación punto a punto de sus comunicaciones, el hecho de que muchas de las llamadas pasasen por servidores chinos o que vendiera u ofreciera información de sus clientes a Facebook.
También el que compañías internacionales y gobiernos hayan prohibido a sus empleados usar Zoom ha aumentado su crisis de reputación, pero Eric Yuan y su equipo han sabido reaccionar.
Los grupos de trabajos empresariales que antes de la pandemia usaban sistemas de videoconferencias estaban familiarizados con herramientas de calidad probada como Skype o su hermana Microsoft Teams. En los entornos educativos se contaba con herramientas de trabajo muy populares como el Classroom de Google.
Zoom, en cambio, ha llegado a cubrir las necesidades de toda la población que no estaba ya en estos otros escenarios como herramienta de urgencia. Con esto, pasó de tener 10 millones de usuarios activos en 2019 a más de 300 millones a finales de abril.
Nada será igual
Zoom ha sabido hacer frente con rapidez a sus problemas de seguridad y, además, la mayoría de los usuarios tampoco están tan preocupados por el nivel de encriptación de sus comunicaciones.
Para el resto ya existen soluciones mucho más acordes y pensadas para ellos y evidentemente con un coste proporcional al grado de ciberseguridad. Pero Zoom ha obtenido lo que antes no había logrado ningún otro servicio de videollamadas: popularizar al máximo este tipo de comunicación hasta el punto de que muchas reuniones presenciales van a ser historia, con COVID-19 o sin ella.
Si antes no tenía sentido tener que desplazar a grupos de trabajo desde diferentes puntos para asistir a una reunión, ahora, que nos hemos familiarizado con una nueva forma de trabajar mucho más productiva y económica, es seguro que no se volverá a las reuniones presenciales. Los encuentros cara a cara se reservarán para la captación de clientes y las jornadas de networking en las que las distancias cortas son un plus.
Así lo entienden compañías como Facebook, que hace semanas anunciaba la puesta en marcha de su aplicación Messenger Rooms para competir directamente con Zoom y que permitirá la comunicación de hasta 50 participantes sin que se tenga que tener previamente un perfil activo en la plataforma.
Google también ha dado pasos para competir poniendo a disposición de todo el público, Google Meet, la herramienta de videoconferecia que antes estaba solo al alcance de los usuarios de pago de su plataforma G Suite y que permite sesiones de hasta 100 participantes sin límite de tiempo y con medidas de privacidad.
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