Mientras los altos precios del marfil incentivan la cacería furtiva de paquidermos, países de África Austral solicitan que se levante la prohibición del comercio internacional para liberar sus reservas, calculadas en 462 toneladas. El resto del mundo se opone
A las intenciones y solicitudes de las naciones de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) de levantarles el embargo sobre el comercio internacional de marfil, la mayoría de los 180 estados firmantes en 1989 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) respondieron con su más contundente rechazo a esta posibilidad. El debate se desarrolló en el transcurso de esta cumbre celebrada en la última semana de agosto en Ginebra.
En los años 30 del siglo XX había en África entre tres y cinco millones de elefantes. Ahora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza calcula que la caza furtiva derivada del comercio de marfil –muy apetecido por la medicina asiática por sus virtudes curativas– ocasiona anualmente la muerte de 40.000 paquidermos, en su mayor parte africanos. Y no solo los elefantes, los rinocerontes también son víctimas de esta actividad por sus cuernos. Cifras compiladas por la organización internacional estiman que la población mundial de elefantes ha mermado en los últimos tres años en 110.000 ejemplares, hasta llegar aproximadamente a los 415.000.
En Ginebra las naciones de la SADC, integrada por Angola, Botsuana, Lesoto, Madagascar, Malaui, Mauricio, Mozambique, Namibia, República Democrática del Congo, Seychelles, Sudáfrica, Suazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabue –donde se alberga casi un tercio de la población de elefantes del continente africano y de la mayor parte del planeta– presentaron mociones para evitar el embargo sobre el comercio de marfil. Aseguraron que de esta manera podrían financiar la protección de sus elefantes y con los recursos, además, podrían ejercer control de las poblaciones no solo de los elefantes, sino de otros animales salvajes. Y limitar las amenazas que los paquidermos representan para los humanos y sus cosechas.
The int’l illegal wildlife trade involves hundreds of millions of plants&animals 🐆🐦🐍🐚 #ICCWC supports the analysis of national responses to combat #wildlifecrime using the Wildlife&Forest Crime Analytic Toolkit & Indicator Framework https://t.co/R1DvV95tDQ #EndWildlifeCrime pic.twitter.com/7THqLJB7RG
— UNODC WLFC (@UNODC_WLFC) February 19, 2020
Los estados de la SADC se regodean de mantener saludables sus poblaciones de elefantes, aunque los programas de conservación resultan onerosos. Sostienen que no se les debe penalizar con mantener el embargo sobre el comercio internacional de marfil. Aseguran que su práctica controlada les permitiría igualmente resarcir los daños y las pérdidas que los elefantes ocasionan a los agricultores.
En su mayor parte las reservas de marfil de los estados de la Comunidad de Desarrollo de África Austral proceden de los elefantes y rinocerontes sacrificados en matanzas selectivas, de los que perecen por causas naturales y de los cargamentos ilegales que insistentemente confiscan las autoridades.
Algunas de estas naciones almacenan importantes reservas de marfil como inversión futura. Cifras difundidas por el Banco de Análisis del Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (Traffic, por sus siglas en inglés) –considerada la más importante organización planetaria esmerada en el cuidado de la vida de animales salvajes–, revelan que el volumen total del marfil almacenado y reservado es actualmente de por lo menos 462 toneladas, valoradas en unos 46 millones de dólares. Por esta razón las autoridades de Botsuana, Namibia y Zimbabue insisten en querer persuadir al resto del mundo para poder comercializarlo y emplear los recursos para combatir la pobreza y adelantar programas de conservación de las especies animales.
En la reunión de Ginebra el ministro tanzano de Medio Ambiente, George Simbachawene, lamentó lo que calificó como el triunfo de «la ideología de la protección». Y acusó que esta actúa en detrimento de una estrategia de conservación progresista, sostenible, inclusiva y científica. «Es hora de que nos preguntemos sobre los beneficios que nos aporta pertenecer a la CITES», sentenció.
Los representantes de estas naciones se han apoyado también en una declaratoria de la Africa Resources Trust (Fundación para los Recursos de África), con sede en Zimbabue. Según uno de sus enunciados, “la mayoría de los africanos que habitan en zonas rurales ve a los elefantes con temor, recelo y hostilidad. En pocas horas estos son capaces de arruinar los medios de vida de la gente al comerse las cosechas o aplastar el ganado. Asimismo ocasionan daños en casas, escuelas, establos, árboles frutales, embalses y la topografía del terreno. Todos los días los periódicos informan de estragos causados por los elefantes”.
Edition two of January’s @PCLG_IIED digest is out! Featuring new articles on #humanwildlifeconflict, #sustainable and #unsustainable use, #indigenouspeoples #wildlife trade and much more! Catch up on your reading here -> https://t.co/wJ7RQbSGW2 pic.twitter.com/Ts9Z7fU0h1
— PCLG (@PCLG_IIED) February 19, 2020
Así no puede ser
De su lado los opositores a la propuesta del conjunto de países del sur de África sostuvieron que, ahora que sus economías están sumidas en una profunda crisis, pretenden comerciar la reserva de marfil de sus animales muertos para financiar una política de conservación que no pueden permitirse.
Para muestra un botón: el presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, estimó en 600 millones de dólares el valor de las reservas tanto de su país, de Namibia y de Botsuana, cifra muy por encima a la calculada por Traffic.
Defensores de la fauna salvaje de todo el mundo representados en la convención realizada en Ginebra aplaudieron la decisión adoptada por la SADC.
Cynthia Jane Moss es una etóloga, investigadora de la vida salvaje, escritora y conservacionista estadounidense. Sus investigaciones se han enfocado en la demografía, el comportamiento, la organización social y la dinámica de la población de los elefantes africanos del Parque Nacional de Amboseli, Kenia. Es además directora del Proyecto de Investigación de Elefantes de Amboseli y fideicomisaria del programa Amboseli Trust for Elephants.
Estas son algunas de sus reflexiones: “No cabe duda de que el marfil es una bella sustancia. Tiene una luminosidad y una calidez diferentes a cualquier otro material empleado para adornos o esculturas. Pero siempre he creído que la gente se olvida de que el marfil es el colmillo de un elefante. La palabra marfil se disocia en nuestras mentes de la idea de un elefante. Uno tiende a relacionarlo con el jade, la teca, el ébano, el ámbar, incluso con el oro y la plata, pero existe una diferencia fundamental: los demás materiales no proceden de ningún animal. Un colmillo de marfil es un diente incisivo modificado. Cuando se tiene en la mano un maravilloso brazalete de marfil o una talla delicada, cuesta relacionar y comprender que una pieza de marfil procede de un elefante que un día andaba por ahí empleando sus colmillos para alimentarse, para excavar, para empujar, para jugar y para pelear, y que además hay que matar al elefante para que ese trozo de marfil acabe llegando a las manos de uno”.
Mayor precio, crece la matanza
Un estudio de la Facultad de Veterinaria de Bristol difundido en la revista especializada Biological Conservation y conducido por la investigadora Monique Sosnowski, aunque sin revelar números, asegura que el precio global del marfil se multiplicó por diez desde su prohibición comercial en 1989 por parte de CITES. Hace hincapié en que esta tendencia supone una amenaza potencial para elefantes y rinocerontes.
Los datos fueron recogidos entre 1989 y 2017 y se concluye que los precios más altos del mercado de marfil conllevan incentivos para la caza furtiva de estas especies, particularmente de los elefantes.
Los precios del marfil varían según la zona donde se comercialice, si ha sido tallado o procesado o si la venta es legal. También influye un factor de mercado como es el de los volúmenes comercializados.
Añade que se tiene muy poco conocimiento sobre los precios internacionales del marfil desde que se prohibió su venta. La universidad sostiene que abriga esperanzas en que una mayor compresión de los factores que incrementan el precio del marfil dé lugar a intervenciones políticas «mejor informadas», las cuales brinden un futuro «más seguro» para la supervivencia de los elefantes y de otros animales silvestres.
Al final, el estudio precisa que el precio promedio mundial del marfil aumentó diez veces entre 1989 y 2014 y que desde entonces ha experimentado un descenso progresivo. Y que en definitiva en Asia los precios son más altos y en África más bajos.
Los investigadores informan que en adelante sus tareas se concentrarán en incorporar sus conclusiones en modelos bioeconómicos y modificar los actuales, incluyendo las tendencias de precios regionales para mejorar su precisión. Y recomendar la realización de estudios de simulación global para desarrollar un diseño de políticas que arrojen mayor efectividad.
Estiman que con estas acciones podrán respaldarse las decisiones relativas al embargo de la comercialización del marfil de la CITES, las regulaciones comerciales nacionales y la gestión global de las existencias de marfil.
El negocio del marfil en la eurozona
La Unión Europea desempeña un papel importante en el comercio ilegal de este producto, bien como destino final o como tránsito entre África y Asia. Por ejemplo: entre 2011 y 2014 los estados miembros de la UE reportaron confiscaciones de alrededor de 4.500 productos de marfil, en su mayoría presentados como piezas talladas. Adicionalmente, más de siete toneladas del producto crudo y más de 12 toneladas en tallas se habrían vendido en los últimos dos años solamente a Hong Kong.
«No pasa un día sin que se vea un decomiso de animales salvajes en el sudeste asiático y con frecuencia los volúmenes son impresionantes», aseguró Kanitha Krishnasamy, directora de la ONG @TRAFFIC_WLTrade en la región del Sureste.https://t.co/NJeAl2sCNH
— Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano (@NCCIberoamerica) February 21, 2020
La legislación europea actual autoriza la reexportación solo de antigüedades de marfil que fueron adquiridas antes de 1947, así como productos de marfil que permanecían en territorio común antes de la fecha de entrada en vigor de la Convención de CITES de 1989.
La creciente demanda en Asia ha impulsado tanto el comercio legal como el ilegal de marfil desde la UE. La principal razón del aumento de las exportaciones se debe al incremento también de la actividad comercial que desarrollan las empresas especializadas en conseguir productos antiguos de marfil dentro de la UE y exportarlos a Asia.
Aunque se trata de una actividad considerada como legal o ilegal, las organizaciones defensoras de la vida de las especies silvestres mantienen sus temores de que se fomente internacionalmente la demanda del marfil y que por consiguiente se incremente el furtivismo en África.
Naciones como República Checa, Francia, Alemania, Holanda, Eslovaquia, Suecia y Reino Unido han creado un marco legal que prohíbe expresamente cualquier tipo de exportación de productos de marfil en bruto, independientemente de su antigüedad. Han solicitado a la Comisión Europea que instruya este tipo de regulaciones al resto de la unión.
Pese a las medidas, el movimiento Avaaz (organización civil global estadounidense promotora del activismo en asuntos como el cambio climático, los derechos humanos, la corrupción, la pobreza, los derechos de los animales, la paz y el conflicto) denuncia que la UE sigue siendo el mayor exportador de marfil. La organización señala que entre 2014 y 2015 el mercado de esta zona hizo exportaciones de por lo menos 1.258 colmillos.
World Wildlife Fund (WWF), la mayor organización conservacionista independiente del planeta, brinda detalles interesantes sobre estos animales salvajes. Explica que los elefantes poseen colmillos conectados al cráneo con terminaciones nerviosas. Tienen un período de gestación de 22 meses, el más prolongado entre los mamíferos.
Encouraging news: Illegal killings of rhinos in South Africa are on the decline. This reduction in poaching numbers is a positive sign, but rhinos remain under serious threat. https://t.co/76GQNHfzPd
— World Wildlife Fund (@World_Wildlife) February 4, 2020
Sus hembras pueden criar cada cuatro o cinco años. Las manadas de elefantes son complejas estructuras sociales. Las encabezan las matriarcas y se componen de grupos de hembras adultos y crías, mientras que los machos suelen vivir aislados o en pequeños grupos de solteros.
Los elefantes son importantes ingenieros de los ecosistemas. Crean caminos a través de densos bosques y permiten el tránsito a otras especies animales salvajes. Son un excelente medio para el transporte humano. Muchas especies de árboles en los bosques de África y Asia dependen de las semillas que pasan por su tracto digestivo antes de germinarse. La pisada de un elefante, al empaparse de agua, permite el desarrollo de micro ecosistemas. Sus enormes y pesadas patas son albergues preferidos de renacuajos y de muchos y variados organismos.
En la medida que los hábitats naturales se reducen, los elefantes y los humanos se ven obligados a entrar en contacto y a menudo los resultados son trágicos. WWF ayuda a prevenir y mitigar el conflicto entre humanos y elefantes mediante programas que incluyen elementos para disuadir a los elefantes que permanezcan lejos de los cultivos, adaptando mejores prácticas agrícolas y creando corredores de vida silvestre para facilitar la migración estacional de la especie.
Hoy día la mayor amenaza para los elefantes africanos es la caza furtiva que alimenta el tráfico ilegal del marfil. Para los asiáticos es la pérdida de su hábitat, su conflicto con humanos y su exterminio con fines comerciales de su más valioso recurso para existir en el planeta: sus colmillos.
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