Sus manadas son ahora más nutridas y se desplazan vigorosas campo abierto. El lince ibérico y, los amigos de su conservación, han dado una gran batalla en los últimos años y hoy la IUCN ha sacado a esta especie felina de su Lista Roja y de la temible categoría de “peligro en extinción” que pesó sobre estos briosos animales por mucho tiempo.
La guerra continúa y no se ha ganado totalmente. Esa institución- la más grande del mundo dedicada a la conservación de especies, ecosistemas, biodiversidad- reclasificó a Lynx pardinus y lo colocó en la categoría de «vulnerable”. Está a salvo pero con desafíos pendientes. Uno de ellos y el más importante, que logre aumentar la densidad de su población y vuelva con más garra a posicionarse de sus hábitats naturales de España y Portugal, de allí su ‘apellido’ ibérico.
El camino de declive empezó en 1986 cuando fue declarada especie “en peligro”, pasando en 2002 a considerarse “en peligro crítico de extinción”. Y en 2015, tras una nueva evaluación, se ratificó su última categoría.
Las principales amenazas que sucumbieron al lince han estado vinculadas con la actividad humana: atropellos y caza furtiva y de sus presas. Así como las enfermedades, la fragmentación de su área de distribución y la pérdida de hábitat por incendios (sequías y olas de calor extremos) o por reforestaciones inadecuadas.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reconoció los esfuerzos sostenidos por recuperar al lince ibérico de su dramática situación y anunció que su status ha mejorado. Su población ha incrementado exponencialmente de 62 individuos maduros en 2001 a 648 en 2022. Actualmente se estima que la población total, incluidos los linces jóvenes y maduros, es de más de 2.000.
El lince ibérico fuera del peligro de la extinción
Sacar al lince ibérico del peligro inminente de extinción ha sido el resultado del trabajo conjunto de gobiernos, instituciones y comunidades.
Los esfuerzos de conservación de una de las especies de felinos más raras del mundo, se han centrado en aumentar la abundancia de su presa, el conejo europeo en peligro de extinción. Al mismo tiempo proteger y restaurar el hábitat forestal y de matorral mediterráneo. Así como reducir las muertes causadas por la actividad humana.
Pero tal vez el énfasis mayor de su rescate se enfocó en ampliar su diversidad genética mediante translocaciones y un programa de reproducción ex situ. Esto, sin dudas, ha sido clave para aumentar su número. Desde 2010, se han reintroducido más de 400 linces ibéricos en partes de Portugal y España. El lince ibérico ocupa actualmente al menos 3.320 km2, frente a los 449 km2 de 2005.
Este programa de reproducción ex situ, en el que se enmarcan los trabajos de cría en cautividad y la reintroducción de ejemplares, es fruto de las actuaciones coordinadas entre el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico y las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. Portugal también participa activamente en este programa coordinado para la cría en cautividad, liderado por el Centro Nacional de Reproducao de Lince Ibérico o Centro de Silves.
La mayoría de los ejemplares (84,3%) se encuentran en España. Distribuidos en seis núcleos de Andalucía, que acogen el 37,6% total de la población. Seguido de los cuatro núcleos de Castilla-La Mancha con un 35,0% de los linces y Extremadura, con 195 ejemplares en cuatro núcleos de presencia estable. En Portugal, habitan 261 linces en el área del Valle del Guadiana, en tres sub núcleos diferentes (Mértola, Serpa y Alcoutim).
Trabajo conjunto y sostenido
Dentro de la amplia gama de felinos es fácil reconocer al lince ibérico. Es elegante, ágil y está siempre alerta. Su pelaje de tonos parduzcos y moteado de manchas negras le sirve de camuflaje en su hábitat natural, preferiblemente de montaña. Tiene una característica que lo diferencia de otros de su especie y son sus orejas puntiagudas, terminadas en un pincel de pelo negro que le dan un toque divertido. Estos animales tienen también largas patillas que enmarcan su rostro.
Este territorial felino vive de forma nómada y se muestra más sociable en la época de cría. Tiene hábitos principalmente nocturnos, aunque en invierno puede llegar a mostrar actividad casi las 24 horas del día. Los linces jóvenes también son más activos durante el día.
El lince ibérico se encuentra en hábitats de bosque y matorral mediterráneo, en zonas muy aisladas de la actividad humana en España. El 90% de su dieta se basa en la caza de conejos, aunque también se alimenta de perdices, anátidas, ungulados, pequeños mamíferos y aves.
A través de los estudios del área del Parque Nacional Doñana, se ha descubierto que el lince evita las zonas de eucalipto y pinos. Prefiere el matorral denso entre los 400 y 900 metros de altura, aunque puede llegar a los 1600 metros, señala Miteco.
Su época de reproducción comienza entre enero y febrero, adelantándose un poco en las zonas meridionales, y la gestación dura entre 65 y 72 días. Ubican las madrigueras en lugares seguros, y suelen tener entre una y cuatro crías, siendo dos lo más habitual. Las crías son independientes a los 7 ó 12 meses.
La dificultad de su reproducción se debe, entre otros factores, a que la edad de la primera reproducción depende de factores demográficos y ambientales.
Guardián de la biodiversidad
Todas las organizaciones que han participado de la conservación del lince ibérico y lo han rescatado del peligro de extinción están complacidas de los resultados. Según la Fundación CBD-Hábitat la presencia de este animal en los bosques y matorrales es de guardián de la biodiversidad.
El lince ibérico es una especie emblemática de un ecosistema único en el mundo: el monte mediterráneo. Muchas de las acciones que se desarrollan para su conservación, traen beneficios a otras especies, directa o indirectamente. La conservación del lince ibérico contribuye a la conservación del conjunto de la biodiversidad asociada a este ecosistema
La presencia de linces es un indicador de las condiciones del hábitat son buenas. El lince ibérico cumple un papel fundamental en este ecosistema como “súperdepredador”. Si el lince no está presente, está pieza del ecosistema no es reemplazada por ninguna otra especie. Por eso, la desaparición del lince ibérico supondría una pérdida irremplazable para la biodiversidad nivel mundial, indicó CBD-Hábitat.
¿Qué queda por hacer? La batalla por su recuperación continúa. Dijo la IUCN que ahora el lince ha pasado a la categoría de vulnerable, que es mejor, pero no lo libra de peligros. Principalmente debido a las posibles fluctuaciones de la población de conejos europeos si se producen nuevos brotes del virus. El lince ibérico también es susceptible a las enfermedades de los gatos domésticos. Y a las alteraciones del hábitat relacionadas con el cambio climático son una amenaza creciente.
“Es la mayor recuperación de una especie de felino jamás lograda a través de la conservación”, señaló Francisco Javier Salcedo Ortiz, coordinador del proyecto LIFE Lynx-Connect, que lideró la acción de conservación del lince ibérico.
Camino por recorrer
“Aún queda mucho trabajo por hacer para garantizar que las poblaciones de lince ibérico sobrevivan y la especie se recupere en toda su área de distribución autóctona. De cara al futuro, hay planes para reintroducir el lince ibérico en nuevos sitios del centro y norte de España”, indicó la IUCN.
Y advirtió que su alto legado de conservación refleja el impacto de los esfuerzos de conservación hasta la fecha, y «queda suficiente hábitat adecuado para que la especie pueda alcanzar el estado de recuperación total en 100 años. Suponiendo y esperando que los esfuerzos de conservación continúen con la máxima eficacia».