La lucidez es el único vicio que hace al hombre libre. Libre en un desierto… Cuando se rechaza el lirismo, emborronar una página se convierte en un infortunio: ¿qué sentido tiene escribir para decir exactamente lo que se tiene que decir?
E. Cioran (1911-1995)
Desde que los príncipes del Sol me ordenaron realizar esta corta travesía, dudé. En la medida en que me aproximaba a los acantilados de la vida y mis órganos se gestaban en el vientre de mi madre, mi lento y progresivo despertar era asaltado por los temores propios de una filosofía de vida de aquilatado valor antropocéntrico.
Tres de la mañana. Percibo este segundo, después este otro; hago el balance de cada minuto. ¿A qué viene todo esto? A que he nacido. De cierto tipo de vigilia viene la inculpación del nacimiento.
E. Cioran
De solo sentirlo, lloro mi muerte anunciada por todas las madres del mundo.
La dilución de algunas creencias
Había leído –de un viejo sabio– que los dioses van cambiando de identidad, y las creencias también, cuando se desgasta la capacidad de asombro, la facultad de hacer el bien y el umbral de sustanciar la fe con el paso de los siglos. Mis dudas tomaban cuerpo, aun convencido de que es tarea compleja para el humano –en un tiempo tan breve de su estancia en la Tierra– sembrar verdad, amor y belleza en los otros para que sean mejores de condición que quienes precedimos.
Alumbrado por la estética de ese noble aprendizaje que pudiera hacerse perecedero y justificador de la brevedad de la estada para ayudarme a comprender con más diligencia la muerte, intento acercarme cada vez más a este hermoso cuento religioso que comienza a agotarse.
El paraíso no era un lugar soportable, de lo contrario el primer hombre se hubiera adaptado a él: este mundo tampoco lo es, ya que en él se añora el paraíso o se da otro por seguro. ¿Qué hacer? ¿A dónde ir? No hagas nada. No vayáis a ningún sitio, así, sin más.
El humano no pregunta cuándo viene ni a dónde quiere ir. Él es soldado desde que es encapsulado en la nave matriz –ya nunca debería ser más, por el contrario, nacido para ser libre hasta que la muerte lo separe del espacio terrestre– que buscará ser un adalid de la libertad contra la dominación de los otros y de la ciencia y la tecnología, a menos que en su genética y sus aprendizajes priven instintos sádicos y masoquistas, sea un fruto resentido de la paternidad irresponsable, desee vengar su mediocridad en otros, quiera demostrar fortalezas que su miserable alma no posee, o simplemente es posible que encuentre placer en privar de la vida a otros.
En las grandes perplejidades, redúcete a vivir como si la historia estuviera clausurada, y a reaccionar como un monstruo devorado por la serenidad.
E. Cioran
Al final, uno es apenas el reinicio de un muy antiguo, ya muy longevo, sensible e infinito cordón que un día se reencontrará con el punto que dio origen al principio.
El aborto dejó de ser tabú
Legalizar el aborto es un paso trascendental para obtener una sociedad más equitativa, más igualitaria, más democrática y más humana.
Dora Barrancos (historiadora)
Se acepta médicamente la distinción entre dos grandes categorías de suspensión del embarazo, avaladas por la Organización Mundial de la Salud: el aborto espontáneo, que sucede de modo natural, independiente de la voluntad del médico y el paciente, y el provocado, consecuencia de la acción directa del médico o de cualquier otra persona sobre la evolución de un embarazo normal o no.
Es indudable que el tema del aborto desde principios de este siglo va dejando de ser tabú. De acuerdo con Ipsos S.A. –consultora especializada en estudios de mercado con sede en Francia–, en una encuesta publicada en agosto de 2023 y realizada en 29 países, incluidos Argentina, Chile, Colombia, Perú, México y Brasil, de la sumatoria de los encuestados, una mayoría (56%) cree que el aborto debería ser legal. Más de una cuarta parte (27%) cree que esto debería serlo en todas las situaciones, mientras uno de cada diez (11%) siente que debería ser ilegal en todos los casos.
El apoyo al aborto es mayor en las personas de más edad con el 62%, los Baby Boomers –nacidos entre 1945 y 1964– en comparación con el 55% de la generación X –nacidos entre 1965 y 1981–, el 53% de los Millennials –nacidos entre 1982 y 1994– y el 55% de la generación Z –nacidos entre 1995 y 2000–.
En América Latina, gracias a los grupos más conservadores de la Iglesia católica, el aborto sigue siendo un hueso muy duro de roer para los sectores progresistas, interesados en reglamentar con toda rigurosidad esta delicada materia. Apenas en Argentina y Chile, estas dos sociedades que sostienen una larga data de lucha a favor del aborto, logran el respaldo de la mayoría. Muy lejos, y en sentido contrario los dos países de mayorías musulmanas, Indonesia y Malasia. España, se encuentra entre los países con mayor grado de aprobación, con casi el 70%.
Un avance parcial de progreso
No hay duda de que los avances científicos y tecnológicos en general, a decir de Marta Lamas, han allanado el camino para que las mujeres decidan sobre sus cuerpos y sus vidas; pero, a mi juicio, no con la orientación educativa y la direccionalidad pedagógica que la realidad demanda en materia de educación sexual y planificación familiar en el caso de América Latina. Su contribución mediante nuevas alternativas para concebir y las puras imágenes, más que ayudar confunden y extravían en dirección opuesta a los que deberían ser sus propósitos.
Ciertos juicios también han tenido un impacto simbólico en la transformación de los significados históricos de la vida y el aborto. En algunos de los debates públicos se ha introducido con fuerza un elemento: la calidad de vida que recibirá el neonato en el futuro y esto implica también a veces el derecho a no nacer.
Mi relato sobre el aborto comienza aquí. Después de mucha espera, acepté acompañar a once hermanos que nacieron sucesivamente con intervalos de dos años a partir de 1934. Dios había bendecido la pareja en matrimonio y ellos asumieron como un dogma aquel, ahora decadente y cuestionado principio bíblico:
Sean fecundos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo, y a todo ser viviente que se mueva sobre la tierra.
Sin asesoría alguna en asuntos de sexualidad, gestación, asistencia prenatal y demás orientaciones indispensables –en un país acosado por la tiranía, la miseria y las enfermedades–, mi madre pudo dar a luz, uno tras otro –hasta completar una docena, ocho hembras y cuatro varones completamente saludables y longevos–, gracias al esmerado rol cumplido por ambos, de abnegados padres de familia.
Era común en esa época ese modelo numeroso de familia. Los padres lo asumían como un propósito cristiano conjunto y tenían fuerza económica suficiente para emprender tan temerario proyecto. Feliz me siento y orgulloso de pertenecer a esa afortunada y maravillosa comunidad; las críticas vendrán después.
Los países nórdicos a la vanguardia
Duele siempre poner a los aventajados países europeos nórdicos, en el logro institucionalizado de condiciones modélicas frente a las desastrosas experiencias de nuestras siempre rezagadas y epilépticas sociedades hispánicas y portuguesa mestizas.
Desde 1924, Noruega ofrecía consejería en sexualidad y maternidad en Oslo; durante los años siguientes se implementaron clínicas similares en todo el país. Es, junto con el resto de los países nórdicos, pionero en la reducción de la mortalidad por causas vinculadas a la gestación, e incluso en comparación con Estados Unidos y Gran Bretaña.
Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia tienen regulaciones detalladas que definen los límites gestacionales y las condiciones bajo las cuales se permite el aborto, que incluyen consideraciones médicas, sociales y legales específicas. En términos generales, se puede observar que las legislaciones de estos cuatro países otorgan derecho al aborto sin permiso especial las primeras doce semanas de gestación, salvo el caso de Suecia.
Luego de la semana 12 se establecen consideraciones especiales para autorizar la interrupción del embarazo, con un enfoque de evaluación de riesgo. El aborto está autorizado por legislaciones aprobadas a principio de la década del setenta del siglo pasado, dentro del marco de los derechos sexuales y reproductivos que resaltan la autonomía de la mujer en esta materia.
Así mismo, en asuntos de educación y prevención, estos países cuentan desde hace décadas con serios programas de educación sexual integral en las escuelas y programas de prevención de embarazos no deseados, así como acceso gratuito a anticonceptivos y otros métodos de planificación familiar que funcionan a cabalidad.
Las limitaciones culturales de Hispanoamérica
Somos un cementerio de cachivaches ideológicos, creencias deformadoras de razones y de ciencia, doctrinas políticas traídas por los cabellos utilizadas por mesiánicos aventureros, delincuentes disfrazados de nuevos profetas, proyectos levantados sobre deseos y no fundamentados en números; con muy contadas excepciones, nos encontramos con la grandeza de algunos estadistas de sobria formación que le abrieron camino a lo que hoy subsiste en la América hispánica y portuguesa mestiza, de democracia liberal sana, con muchas deformaciones.
Si vamos a hablar de aborto, que no sea para discutir acerca de teología y religión, sino para colocar en el centro del debate, en primer lugar, los derechos íntimos de la mujer sobre su cuerpo y su capacidad y autonomía para decidir, y sobre políticas públicas que ordenen y reglamenten la vida de las familias, su seguridad, protección y garantías de un futuro en el cual sea real el desarrollo humano pleno.
Si se trata de planificación familiar, lo que pretendo no es una vieja confrontación ideológica en la que los opinadores traen los epítetos que condenan tus argumentos. No. Es sobre reivindicaciones sociales pendientes, muchas implementadas a pellizcos o en cortometrajes buenos y malos que nos hablan de que todavía resulta imposible hacer grandes producciones de lo que bien podría hacerse con creatividad, paciencia, sensatez y sentido común en plazos cortos, medios y largos, si se logra respeto, tolerancia y continuidad institucional.
Hay experiencias, es posible. Por ejemplo, lo que hizo el maestro José Antonio Abreu con el Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Preinfantiles de Venezuela, no es un milagro, es un cultivo. Seguro que en Colombia, Perú, Chile y Brasil habrá experiencias que exhibir con sano orgullo
No siempre la Iglesia Católica ha sido la madre del atraso
Creo que la interpretación del pensamiento de dos de sus grandes teólogos en distintos momentos históricos desdice de sus operadores políticos, los papas. El catolicismo no siempre se ha opuesto a la interrupción del embarazo; alimentaba las almas no los cuerpos. El cuerpos solo concierne a los seres humanos, no es un asunto de fe.
San Agustín afirmaba en siglo III después de Cristo (354-430):
La gran pregunta sobre el alma no se decide apresuradamente con juicios no discutidos y opiniones temerarias; según la ley, el acto del aborto no se considera homicidio, porque aún no se puede decir que haya un alma viva en un cuerpo que carece de sensaciones, ya que todavía no se ha formado la carne, y tampoco está dotada de sentido.
Santo Tomás (1225-1274) sostenía que el aborto constituía un pecado únicamente contra el matrimonio: como el cuerpo y el alma se unen para formar un ser humano, no puede haber un alma humana en algo menos que en un cuerpo completamente humano, el feto en desarrollo no tiene la forma sustancial de la persona humana.
Los papas y el aborto
El patriarcado eclesiástico quiere hacer creer a las mujeres que se convierten en asesinas si quieren abortar. No hay ninguna opinión o mandamiento sagrado que diga: No abortarás. María de los Ángeles Roberto (Magíster en Sagradas Escrituras).
La Iglesia quiso poner freno a la prostitución, el juego y el vicio que inundaban la Roma de su tiempo y el papa Sixto V (1585-1590) promulgó la Bula Effraenatam del 29 de octubre de 1588, mediante la cual se excomulga con rigor a todos los que, en el estado o grado en que se encuentren, por sí mismos o por una persona interpuesta, hayan provocado la expulsión de un feto antes de su madurez, animado o no, formado o informe, por medio de golpes, venenos, medicamentos, pociones, o por haber impuesto a la mujer encinta pesos o trabajos.
En 1869, durante el papado de Pío IX (1864-1878), se decretó que los embriones poseían alma desde el momento de su creación. Unas décadas más tarde el papa Pío XI (1922-1929) dictaminó que la vida de la madre y el feto son sagradas por igual y que nadie tiene autoridad para eliminarlos.
La Biblia, el libro sagrado de la religión cristiana, reconoce que todas las vidas son sagradas; el aborto es poner fin a una vida que se está gestando. Se opone a la práctica del aborto en cualesquiera circunstancias, aunque el diagnóstico prenatal muestre malformaciones en el feto o el embarazo suponga un peligro que ponga en riesgo la vida de la mujer. Estas escrituras tienen mucha influencia en más de 1.300 millones de personas en el mundo que siguen esta religión, especialmente en América.
El actual papa Francisco arengó en una entrevista:
¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo contratar un sicario para resolver un problema? El aborto es un homicidio y quien lo practica mata. Un aborto es un sicario que mata.
Marta Lamas contesta: Estamos a favor del aborto porque las católicas también abortamos.
La planificación familiar en América Latina
Gracias a organismos internacionales como la Alianza para el Progreso, que no sobrevivió a sus buenas intenciones después de la muerte del presidente Kennedy, y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional –cuyas siglas en inglés son USAID–, América Latina desde mediados de los sesenta pudo conocer e implementar, a medias y con muchos tropiezos, políticas de planificación familiar que nos ayudaron a crecer y organizarnos mejor socialmente, particularmente en las zonas más pobres y marginales.
Tomo algunos datos del informe redactado por Jane T. Bertrand, PhD, Victoria M. Ward, PhD y Roberto Santiso-Gálvez, M.D., titulado: Planificación Familiar en América Latina y el Caribe: Logros de 50 años.
Estas misiones fueron sostenidas por los muchos gobiernos militares y los pocos civiles de turno bajo el fuego cruzado de la extrema derecha, representado en los sectores más rancios del catolicismo, y de la extrema izquierda, que las acusaba de agencia de inteligencia extranjeras para facilitar la intervención gubernamental.
Los programas iniciales de planificación familiar se centraron en la prestación de servicios utilizando un enfoque clínico. Sin embargo, en la década del setenta, se evidenció la urgente necesidad de cambiar de enfoque para llegar a poblaciones más necesitadas de atención, orientación y asistencia fuera de las ciudades: las zonas marginales.
Al principio ofrecían anticonceptivos orales, dispositivos intrauterinos, condones y espermicidas. Hacia finales de la década del sesenta se introdujo la esterilización masculina y femenina. En los años posteriores se utilizaron métodos adicionales: píldoras de dosis bajas y solo de progestina, el DIU T de cobre, implantes anticonceptivos e inyectables, para 1990; y el método de Días Fijos/Collar del Ciclo y la anticoncepción de emergencia en el año 2000.
La mayoría de los países de la región logró tasas bajas globales de fecundidad, altas tasas de prevalencia anticonceptiva e incremento en los niveles equitativos de uso de anticonceptivo entre los subgrupos –incluidas las poblaciones rurales y de bajos recursos económicos– y USAID empezó a retirar los fondos de asistencia. Comenzó por Panamá (1988), Costa Rica (1996) y Colombia (1997).
Se mantuvieron en Perú hasta la segunda parte de los noventa. El gobierno de Fujimori los sacó del país acusados de esterilizar a 331.600 mujeres y a 25.590 hombres. En Bolivia, en el mandato del izquierdista Evo Morales se expulsaron –como si a Bolivia le sobrara el dinero y la preparación técnica en materia agrícola y social– 100 empleados y contratistas de USAID que trabajaban con las dependencias bolivianas encargadas de la agricultura y los asuntos sociales.
Creo que estos programas, vistos desde lejos y sin mucho rigor científico, hicieron mucho por América Latina, pero siento que funcionaron aisladamente y no como parte de un programa integral articulado con los sistemas educativos de cada país. En la educación está la solución, porque induce la prevención, y los habitantes de cada sociedad, persuadidos de su utilidad, son los primeros dolientes de que se cumpla, y son ellos los principales responsables de que el crecimiento poblacional sea en orden, espontáneo y no impuesto por el Estado.
Eran esencialmente programas profilácticos para controlar la natalidad, no para educar a la familia cómo organizarse para crecer; enseñar a tomar conciencia de la responsabilidad que implica la paternidad voluntaria e involuntaria, la importancia del compromiso, y las garantías que debe tener un niño para venir al mundo, que solo se asimila si viene de la casa y se refuerza y complementa en la escuela.
El legado de la pésima gerencia social latinoamericana
Es muy difícil darle credibilidad a informes de gestión preparados por los gobiernos que los han desarrollado. Soy aprensivo y, lo acepto, prejuiciado con ellos. Están hechos para exaltar y no para introducir con agudeza los reconocimientos cuando resultan pertinentes y la crítica cuando forman parte de un populismo exacerbado, cuyos buenos efectos se mantienen mientras dure la presencia del demagogo de turno.
En el caso hispanoamericano y caribeño, esto se hace más evidente en materia económica. Cuando se analizan los índices para evaluar el comportamiento de ese sector y su efecto social durante una gestión de gobierno, observamos que un mandatario logra mantenerse con alta popularidad y permanecer en el poder gracias a desviar todas las asignaciones presupuestarias para financiar casi exclusivamente la cuenta del gasto social e incrementan aceleradamente el endeudamiento para tales fines. Así, se termina creando un desbalance macroeconómico, especialmente si se estatizan las principales empresas-sostén de la economía con pretextos nacionalistas y patrioteros.
Los efectos se verán en el mediano plazo, cuando en la alternancia del poder se imponga la sensatez y se empiecen a sentir los enormes disparates del liderazgo y los efectos desastrosos de sus delirios megalómanos en la descomposición del aparato económico, y los padecimientos, en todos los órdenes que se refleja en los rostros consternados de la gente que ayer aplaudía.
Hay informes de gobierno que se parecen a la realidad gestionada, independiente de quien ejerza el poder, sobre todo porque existe credibilidad cuando la institucionalidad es sólida y probada. En el caso de América Latina, los datos no se parecen a la realidad que pretenden explicar, se sobreentiende que la institucionalidad es muy débil y ejerce el poder una cultura bellaca, gobernantes acostumbrados a mentir.
Lo que dicen los datos sobre el aborto y la planificación familiar
Obligados estamos a aceptar que el cuadro latinoamericano es complejo y bien diverso y particular culturalmente. Pasa igual en tamaño de población y geografía. La única manera de aproximarnos a saber realmente qué sucede es recurriendo a informes de organizaciones independientes y organismos multilaterales que sopesan la realidad de manera más o menos objetiva.
Partiendo de esa idea y tomando el embarazo adolescente como indicador único para este trabajo, debo decir que trasluce la gestación de una profunda crisis social de dimensiones impredecibles, que estoy seguro las nuevas tecnologías potencian con el abuso de las imágenes eróticas y pornográficas de consumo indiscriminado. Los anuncios nos dibujan una nueva era plena de derrape sexual, asaltos al cuerpo y terribles experimentaciones, de pronósticos reservados.
Del informe publicado en 2018 por la Organización Panamericana de la Salud, la Organización Mundial de la Salud, la UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, se extrajo la siguiente información:
La tasa mundial de embarazo adolescente se estima en 46 nacimientos por cada 1.000 niñas, mientras que las tasas de embarazo adolescente en América Latina y el Caribe continúa siendo la segunda más alta en el mundo, estimadas en 66,5 nacimientos por cada 1.000 niñas entre 15 y 19 años –en encuestas posteriores mantiene un ritmo ascendente–, solo superada por los países del África Subsahariana, indica el informe.
Los principales factores determinantes del embarazo temprano incluyen la legislación y políticas restrictivas, la disminución sistémica, el racismo, la exclusión social, y las normas, los roles y las relaciones sociales desiguales. Por tanto, el embarazo es un reflejo de diversos factores individuales y sociales que interactúan entre sí y contribuyen a una mayor vulnerabilidad y a un menor acceso a la información, los servicios e insumos, incluidos métodos anticonceptivos.
El 15% de todos los embarazos registrados se producen en menores de 20 años. Unos 2 millones de niños nacen de madres con edades entre 15 y 19 años. Las encuestas realizadas en Bolivia, Perú, Haití, Republica Dominicana, Guyana, Perú y Colombia entre 2008 y 2016, muestran que las adolescentes sin estudios o únicamente cursantes de la primaria tienen hasta cuatro veces más posibilidades de comenzar a procrear, en comparación con las que hacen estudios secundarios y universitarios.
Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud para el momento, afirma que el embarazo adolescente puede tener un efecto en la salud de las niñas durante el resto de su vida. No solo obstaculiza su desarrollo psicosocial, sino que también se asocia con resultados deficientes en la salud y con mayor riesgo de muerte materna. Además, sus hijos están en mayor riesgo de tener una salud más débil y de caer en la pobreza.
La falta de educación y el acceso restringido a una educación sexual integral y a servicios de salud sexual reproductiva tienen relación directa en el embarazo adolescente. Muchos de esos embarazos no son una elección deliberada, sino la consecuencia, por ejemplo, de una relación de abuso del padre o de vecinos.
La mortalidad materna es una de las principales causas de muerte en adolescentes y jóvenes entre 15 y 24 años de la región. En 2014 fallecieron cerca de 1.900 adolescentes y jóvenes por problemas de salud durante el embarazo, el parto o posparto. A nivel global, el rango de muerte materna se duplica en madres de más jóvenes de 15 años en países de ingresos bajos y medios. Las muertes son un 50% más altas entre recién nacidos de madres menores de 20 años.
De los países donde esta despenalizado el aborto, Argentina, Colombia, Uruguay, Cuba y México, el que exhibe los logros más importantes al presente en materia de reducción de la tasa de mortalidad en adolescentes a causa del aborto, es Uruguay, gracias a su legislación y a la eficacia de sus políticas sociales.
Por otro lado, es determinante una urgente legislación que cree las condiciones para que las adolescentes reciban desde temprano, en la escuela, la información y la preparación preventiva necesaria que las eduque para que tomen acciones para evitarlo y, en caso de que se produzca, ellas y sus familiares tengan acceso a un aborto seguro; de manera particular, los grupos marginales y minoritarios de escasos recursos que viven en las zonas rurales, e indígenas, entre otros.
Políticas públicas de contenido social
Gran parte de las políticas públicas sociales aplicadas en torno a la familia latinoamericana han sido episódicas, aisladas y sin continuidad. La continuidad institucional, por razones de distinta naturaleza, en especial de carácter político, no se produce. Bien porque a los sucesores en el poder les parece que ellos lo pueden hacer mejor o porque las medidas carecen del alcance que las ideologías y las doctrinas les asignan.
El problema del aborto y la planificación familiar no es un asunto que dé muchos dividendos políticos, pero toca sensibilidades y sectores que es mejor no molestar o enfrentar, por eso subyace siempre en un tercer plano en las campañas electorales latinoamericanas. Se olvidan de que el crecimiento saludable de una sociedad depende de la salud de la madre y del cuidado, educación y protección de la familia.
Una sociedad con una alta autoestima –no soportada en nacionalismos trasnochados, ni en declaraciones patrióticas vacías, ni en próceres y discursos diletantes– entiende que lo primero que debe saber es cuántos somos, cuánto vamos a crecer, qué vamos hacer con los nuevos nacimientos, quiénes estudian, quienes trabajan, cómo nos organizamos, bajo qué valores y orientaciones nos sumamos todos en un plan integral que fusione planificación familiar, educación, con la salud y la economía. Eso es indispensable.
La sola palabra planificación fue desprestigiada por la relevancia y las connotaciones que el marxismo impuso al término, pero es indudable que toda actividad que involucre lo público y lo privado del ser humano debe planificarse, no debe ser discutidas sino aprobadas. Los comunistas imponen nosotros discutimos y aprobamos porque lo hacemos convencidos, enamorados de lo que deseamos hacer. Es todo, no es difícil. Solo requiere sentido común, honestidad y sensatez, equipos de trabajo calificados y recursos económicos, voluntad, tiempos y fechas de ejecución de los programas.
Conclusiones
Es imposible sentir que hubo un tiempo en que uno no existía. De ahí ese apego al personaje que se era antes de nacer.
E. Cioran
Un día escuché a madre decirle a padre: “Está bueno, ¿hasta cuándo vamos a seguir teniendo muchachos? No sabía que a quien buscaba padre con tanta insistencia era a mí. Por respeto a la voluntad de mi madre me hubiera negado a abordar la nave matriz. Pero mi destino estaba escrito por los príncipes del Sol.
Estaban empeñados en que conociera la luz con un propósito, que algún día les contaré, si ellos deciden postergarme la estadía una jornada más de su nano tiempo. Hoy, después de ese imperceptible forcejeo, me hubiese gustado seguir siendo el otro, aquel, el que siempre fui antes de tener un nombre.
Ya en tierra firme, solo lamento que en mi familia seis mayores tuvieron la gran responsabilidad de ayudar a criar a los seis menores, y perdieron mucho de su potencial original soportando una carga que no les correspondía. Agotaron y sacrificaron muchos de sus roles originales futuros para que los otros seis pudiéramos consagrarnos en tareas de más exigencia impuesta en los programas de desarrollo humano. Especialmente a las cinco mujeres mayores; a ellas, segundas madres de crianza, debo tanto amor y cuidado como a padre y a madre.
Cuando llegó el turno de hacerme responsable y me tocaba con mi pareja tomamos la decisión para traer a tierra la única hija que tuvimos, cuando ella arribó sentí que traía de los Príncipes del Sol razones imperiales para prolongar mi vida y escribir en su nombre. De tanto amarla he sacado fuerzas para superar los padecimientos y estrecheces en un país devastado. De su imagen recurrente en las noches solitarias, los primeros años muy felices que vivimos juntos. Y de su ya muy larga ausencia, azarosos y tortuosos días con los que aún no pago mi penitencia de duda.
Si algo me ha impactado en la vida, fue escuchar el enigmático sonido que causan los latidos del corazón de una niña en proceso de gestación. Para un padre, es un torbellino de sangre enamorada que corre a sus brazos, el inicio de la primavera en el firmamento, un concierto de colibríes que sueñan con el agua dulce.
Son nuestras desazones las que suscitan, las que crean la conciencia; una vez cumplida su misión, se debilitan y desaparecen una tras otra. La conciencia permanece y las sobrevive sin acordarse de lo que les debe, sin siquiera haberlo sabido. Y, aun cuando se deteste y quisiera aniquilarse, no se cansa de proclamar su autonomía, su soberanía.
E. Cioran