Los medios de comunicación informativos convencionales atraviesan una crisis que mantienen sus números en rojo. El tsunami que han representado la internet, redes sociales y más recientemente la inteligencia artificial, los colocan frente a un panorama incierto. Ocurre en momentos en que las noticias falsas se viralizan a una velocidad de vértigo y polarizan peligrosamente a las sociedades.
La crisis de la prensa en particular ha persistido durante más de medio siglo. Pero a nivel mundial se ha intensificado en la última década. La disminución drástica en el número de impresiones, la difusión y, sobre todo, la cantidad de lectores apuntan a una transformación profunda en los modelos de información y negocio que la han sostenido hasta ahora.
Las razones son diversas y complejas. No hay un solo factor que esté causando la desintegración de las estructuras que han construido la relación entre los medios impresos y los lectores durante los últimos dos siglos. La crisis del modelo de negocio, la aparición de nuevos competidores y los cambios en los contenidos y las formas de informar no parecen ser factores suficientes por sí mismos para llevar a la prensa a su desaparición a corto plazo.
Competidor inesperado
Internet representó la aparición de un inesperado factor de perturbación. Primero proporcionó una alternativa a los periódicos y revistas impresos. Luego se convirtió en un competidor. Finalmente, ha aniquilado a muchos de ellos. Las repercusiones de las tecnologías emergentes que dieron lugar a Craigslist, sitios de noticias alternativos, redes sociales y otros productos disminuyeron enormemente la circulación de los periódicos y los ingresos por publicidad.
Siendo amorfo e infinitamente flexible, internet permitió adaptaciones lentas y rápidas al mismo tiempo. Los periódicos perdieron sus anuncios clasificados a favor de la red casi de inmediato. Los anuncios de display persistieron, pero Google, Facebook y más tarde Amazon, se apoderaron de ese mercado.
La web, al permitir que todas las voces se escucharan al mismo volumen, animó a los editores a unirse a la fiesta. Los periódicos y revistas simplemente regalaron lo que habían cobrado en formato físico. Fueron empujados por Silicon Valley, que necesitaba contenido de calidad para mantener a la gente en línea y utilizando su tecnología.
Negro panorama
La era digital luce indetenible. Ya en 2012, 2.800 millones de personas accedían a internet, el equivalente a una de 2,5 personas. La expansión de las conexiones de banda ancha en los hogares, el acceso cada vez más común al Wi-Fi, la proliferación de smartphones, el aumento de las tabletas y la penetración creciente de las redes sociales están transformando rápidamente el ecosistema informativo y empujando a los medios tradicionales hacia una crisis sistémica.
Entre 2003 y 2010, las ventas de periódicos impresos disminuyeron en todo el mundo en un 8,1%. En 2012, los ingresos por publicidad en los periódicos de Estados Unidos fueron de 24.000 millones de dólares, en comparación con los 49.400 millones de dólares en 2005. Periódicos emblemáticos como The New York Sun y el Christian Science Monitor cerraron o eliminaron su versión impresa. Uno de cada cuatro periódicos que existían en 2005 ya no existe.
Cada día trae peores noticias, ya sea de empresas digitales recién creadas o de venerables publicaciones con una historia de más de un siglo. Hay anuncios de recortes en Law360, The Intercept y el sitio de vídeos orientado a los jóvenes NowThis, despidió a la mitad de su personal. El sitio de noticias tecnológicas Engadget, que realiza un seguimiento exhaustivo de los despidos en el sector, rescindió al redactor jefe y a otros miembros de su personal. Condé Nast y Time están despidiendo empleados.
La continuidad de Vice Media, valorada en 5.700 millones de dólares, y Sports Illustrated, que llegó a ser la publicación deportiva más influyente, es incierta. Los Angeles Times despidió a más del 20% de su redacción, también The Washington Post redujo personal. Entre ambos, eliminaron cientos de cargos.
Peor en medios locales
Los índices de audiencia de las noticias por cable han caído en medio de unas primarias presidenciales poco competitivas. El sufrimiento es especialmente pronunciado en el ámbito local. Según la Escuela Medill de la Universidad Northwestern, cada dos semanas cierra una media de cinco periódicos locales. Más de la mitad de los condados estadounidenses son ahora desiertos informativos con acceso limitado a noticias sobre sus ciudades. De las 1.100 emisoras de radio públicas y afiliadas, sólo una de cada cinco produce periodismo local.
A medida que las perspectivas de los editores de noticias menguaban en la última década, los multimillonarios se lanzaron en picado a comprar algunas de las marcas más legendarias del país. Jeff Bezos, fundador de Amazon, compró The Washington Post en 2013 por unos 250 millones de dólares. El doctor Patrick Soon-Shiong, multimillonario de la biotecnología y startups, compró Los Angeles Times en 2018 por 500 millones de dólares. Marc Benioff, fundador del gigante del software Salesforce, compró con su esposa, Lynne, la revista Time por 190 millones de dólares en 2018.
Las tres redacciones recibieron a sus nuevos propietarios con la esperanza de que su perspicacia empresarial y conocimientos tecnológicos ayudarían a resolver el tema de cómo ganar dinero como publicación digital. Pero todo indica que los multimillonarios están luchando como casi todos los demás. Time, The Washington Post y Los Angeles Times perdieron millones de dólares el año pasado.
Cambios generacionales
La evolución en el consumo de información está intrínsecamente ligada a los cambios generacionales. Históricamente, los lectores de prensa pertenecían a la generación del baby boom. Caracterizada por un nivel de educación superior, una edad avanzada y un alto poder adquisitivo. Sin embargo, la realidad es que los lectores habituales están envejeciendo. La generación de transición, conocida como “generación X”, ha vivido la mitad de su vida en el siglo XX y la otra mitad en el siglo XXI, encontrándose entre dos mundos: el analógico y el digital. Sus miembros lograron adaptarse a los nuevos usos propiciados por la tecnología. Siguen leyendo textos en papel con normalidad y también en los nuevos dispositivos (tablets, smartphones, PC y computadoras).
La siguiente generación, los millennials (nacidos entre 1982 y 1994) también está comenzando a envejecer. Mientras que la “generación Z” (o centennials) ya son nativos digitales. Entre ellos falta de interés por preservar una forma de lectura que apenas se practica en las escuelas y universidades ha acentuado la crisis del consumo de información. En la cultura vigente, los nuevos lectores están abandonando en masa los hábitos tradicionales de lectura en favor de otros exclusivamente digitales. El consumo de información a través de teléfonos inteligentes es la primera (y en muchas ocasiones, la única) opción de lectura.
Por citar un ejemplo, según un estudio publicado por la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) en julio de 2019, el 68,4% de los internautas españoles utilizaban el smartphone para consumir información de medios de comunicación como primera opción. Frente al 51,6% que utiliza un ordenador portátil. Teniendo en cuenta este nuevo escenario, los medios escritos se han visto en la obligación de adaptar el consumo de sus productos informativos a los nuevos dispositivos tecnológicos y a los nuevos canales de acceso y distribución de la información.
Se desvanecen las noticias
El descenso gradual del interés en periódicos y revistas podría parecer limitado si no fuera por el hecho de que los medios tradicionales tenían en su núcleo la noble y desafiante tarea de informar al mundo. Desde las investigaciones gubernamentales hasta la cobertura de los políticos locales, las noticias servían para hacer que todas las instituciones e individuos cubiertos fueran un poco más transparentes y, posiblemente, más honestos.
La mayoría del contenido de los periódicos, como las columnas de consejos, las críticas de cine, las recetas, los datos bursátiles y la información meteorológica, se trasladó fácilmente a Internet. Con la excepción de las noticias en sí. La cobertura local y regional tuvo dificultades para establecerse como una propuesta de pago.
Ahora hay señales de que el concepto mismo de “noticias” se está desvaneciendo. En una encuesta de Gallup sobre dónde obtienen las noticias locales, casi tantos encuestados mencionaron las redes sociales como los periódicos y revistas. Pero un reciente intento de ofrecer suscripciones gratuitas a los periódicos locales en Pensilvania, en el marco de un estudio académico, tuvo poca acogida.
De informar a entretener
La erosión del concepto de noticia es aún más evidente en el ámbito de las revistas. Donde el objetivo era informar, ahora es entretener. Un ejemplo palpable fue la elección de Taylor Swift como “persona del año” por la revista Time. Ni Elvis Presley ni a los Beatles tuvieron tal reconocimiento. Ella fue la primera artista. Los medios se están convirtiendo más en el marketing del periodismo que en la verdad del periodismo, porque dependen de que el cliente pague el precio en lugar de la publicidad.
El analista de revistas Samir Husni opina que así es como lo digital ha cambiado el periodismo. “Ahora se trata de contentar a todo el mundo. Pero ese nunca fue el papel del periodismo”. Para A.J. Liebling, el mayor crítico de prensa de la posguerra, “La función de la prensa en la sociedad es informar, pero su papel es ganar dinero”, escribió. Cuanto más hacía lo segundo, argumentaba, menos se preocupaba de lo primero.
Polarización mediática
El declive de los medios de comunicación ha estado ocurriendo por años. Aún en este contexto de transformación en la producción, circulación y consumo de información, los medios informativos son percibidos como estructuras poderosas de influencia sobre la opinión pública. Especialmente en la sociedad estadounidense que ha pasado de entender que los medios estaban guiados por el interés público a asumir que la polarización política y social también ha permeado las estructuras mediáticas.
Ese cambio significativo ocurrió a partir de 1987 cuando la administración estadounidense dejó de aplicar la Fairness Doctrine. Una norma de los años 40 que obligaba a los medios audiovisuales a presentar todas las perspectivas sobre cualquier asunto de relevancia pública. Su eliminación generó un auge de emisoras y programas de radio ultraconservadores en Estados Unidos, conocidos genéricamente como talk radio.
No está claro si la polarización política alimentó la polarización mediática o viceversa, pero el paralelismo cronológico e ideológico entre ambas ha servido para consolidar y legitimar, por ejemplo, las ideas de la agenda política del Trump. También ha contribuido a extremar las posiciones en las percepciones de las líneas editoriales de los medios estadounidenses. Lo que se ha traducido en un tiro a la línea de flotación de los medios informativos: su credibilidad.
Peligroso
Roger Fidler es un ejecutivo de medios que hace 30 años promovía una visión optimista del futuro de los periódicos. Ahora, a sus 81 años y retirado en Santa Fe, Nuevo México, no tiene muchas esperanzas en que sobrevivan la mayoría de los periódicos en Estados Unidos. Cree que atravesamos un proceso similar al nacimiento de la imprenta. “Poco después de la aparición de la imprenta en el siglo XV, los scriptorium para copiar manuscritos en los monasterios empezaron a cerrar rápidamente”, dijo a The New York Times.
En un escenario marcado por los despidos masivos, cierres de medios, problemas económicos y cansancio de los lectores que afligen a las organizaciones de noticias, los estadounidenses se preparan para un año electoral trascendental. El declive de los medios de comunicación ha ido en paralelo a la fractura de la sociedad estadounidense. Ahora está tan enfadada y dividida como no lo había estado desde el apogeo de la guerra de Vietnam y las protestas por los derechos civiles hace más de medio siglo. A medida que los medios de comunicación caen, aumenta el nivel de ruido.
En un momento en que Estados Unidos requiere, más que nunca, una sólida cobertura informativa, es alarmante ver cómo las fuerzas económicas están actuando en contra de las fuentes tradicionales de noticias. Para Andrew Heyward, ex presidente de CBS News no es solo preocupante, sino también peligroso.
La industria de los medios de comunicación informativos está experimentando una evolución a marcha forzada. Presenciamos una transición hacia un ecosistema más diversificado que incluye prensa, medios digitales, redes sociales, radio y televisión. Anteriormente, atraían a millones de lectores con contenido de alta calidad. La adopción de la cultura digital del nuevo milenio ha llevado a los medios convencionales, especialmente a los informativos, a un punto de inflexión. Tienen dos opciones: resignarse a su destino o resurgir, como el Ave Fénix, con una nueva identidad.