Cuenta la terrorífica verdad de lo que ocurre cuando empiezan a caer en las ciudades bombas atómicas de miles de megatones
En momentos en que recrudecen los conflictos armados en el mundo y la posibilidad de emplear armas nucleares, como lo asomó Vladimir Putin al inicio de la invasión en Ucrania, genera un shock en el imaginario colectivo. En 1984, la televisión británica emitió Threads, un documental terrorífico sobre una eventual guerra nuclear y ahora, cuarenta años después, será transmitido nuevamente en BBC Four y iPlayer.
Aquellos que sintonizaron BBC Two aquel domingo 23 de septiembre de 1984 poco sospechaban el impacto del horror que les aguardaba. Experimentaron una representación sombría e inolvidable de un ataque nuclear masivo a una ciudad británica y sus implicaciones. Un escenario de pesadilla, demasiado plausible en una época de creciente tensión entre Occidente y el régimen comunista de la Unión Soviética.
Con solo cuatro canales para elegir, el desgarrador drama postapocalíptico de la Guerra Fría llegó a millones de hogares. Provocó noches de insomnio a muchos de los que vieron el drama distópico ambientado en Sheffield, condado de Yorkshire del Sur, Inglaterra. Si ahora tienen el valor y la curiosidad pueden verlo y ‘recrearse’ en un evento hipotético muy temido y escalofriante.
Escrita por Barry Hines, la película muestra el impacto implacable de una explosión termonuclear en territorio británico con gran detalle. Producida con un bajo presupuesto y dirigida por el documentalista Mick Jackson, logró horrorizar al público en un momento en el que la guerra nuclear parecía una posibilidad muy real.
Un documental real y aterrador sobre una guerra nuclear
Bautizado como Threads (Hilos), en honor a los hilos que unen la vida en una gran ciudad, el documental comienza con una pareja joven y una vida aparentemente normal. Jimmy, de clase trabajadora, y Ruth, de clase media, que lidian con el embarazo inesperado de ella en un entorno de drama familiar. Pero las tensiones internacionales aumentan de fondo y se entremezclan en la trama a través de titulares de periódicos, noticias de radio y TV.
Luego vienen las protestas de la Campaña por el Desarme Nuclear (la mayoría de los actores eran miembros de la CND). Días después, hay un momento de humor negro cuando un orador en una protesta mucho más tensa llama a una huelga general, como pudiera tener algún efecto en lo que se avecinaba.
A los cuarenta y siete minutos, cae una bomba nuclear. El documental termina más de una década después con el bebé de Jimmy y Ruth, Jane, ahora una adolescente, dando a luz en un mundo devastado por la guerra nuclear. Sin embargo, lo que la hace a Threads tan duradera es cuando, tras aumentar la tensión, muestran el bombardeo real. Resulta realmente aterrador.
No hay heroísmo, sólo sufrimiento y muerte, instantánea o lenta. Más tarde, recuerda UnHerd, cuando el intercambio nuclear ha seguido su curso, una cruda lectura informática informa de que han explotado 3.000 megatones en todo el mundo. 210 sobre la Gran Bretaña.
Las atrocidades de una bomba atómica
La segunda mitad del documental sobre la guerra nuclear no es fácil de ver. Threads explora varios aspectos de la desesperada vida de posguerra: los peligros de la radiación; la búsqueda de seres queridos en las ruinas. La escasez de alimentos y agua; el colapso de la ley y el orden; el tiroteo de los saqueadores; la imposibilidad de tratar a la multitud de enfermos y heridos. El invierno nuclear.
Igualmente impactantes son los minutos finales de la película, que muestran el mundo años después. Casi todo el mundo parece tener menos de dieciocho años, lo que implica claramente nadie vive mucho tiempo. La tecnología retrocedió a niveles casi medievales.
Threads no tiene héroes y los personajes principales mueren de forma abrupta. Lo que los espectadores ven en cambio son montajes sin palabras y hechos contundentes presentados en texto color cian sobre una pantalla negra. Como en el teatro de Brecht. Interpretarlo a nuestro modo habitual, complaciente y lleno de clichés, se hace imposible.
Hasta la fecha, la BBC ha emitido Threads sólo tres veces: en 1984; en agosto del año siguiente, para conmemorar el 40º aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki; y como parte de un especial sobre la Guerra Fría en 2003.
La periodista Jude Rogers escribió en The Guardian que “cuando vio la película a finales del siglo XX, Threads parecía un trozo de historia. Hoy, en un mundo de conflictos en Rusia, China y Oriente Medio, y con una capacidad nuclear en expansión, no lo es”.
¿Una película es suficiente?
Threads introduce el terror en los hogares al abordar los despropósitos de una guerra nuclear. A la mañana siguiente de su emisión, Neil Kinnock, entonces líder del Partido Laborista, escribió a Jackson y Hines para elogiarlos. Una carta que leyó nuevamente para Archive on 4 desde una silla en su sala de estar 40 años después, y que Jackson tiene enmarcada en la pared de su terraza soleada de Santa Mónica.
“Esta historia debe contarse una y otra vez. Por cierto, no se preocupen por la posibilidad de que algunas personas se acostumbren a la realidad al ver películas de terror. Los peligros de la complacencia son mucho mayores que los riesgos del conocimiento”, dijo.
Se le preguntó a Kinnock qué se siente al leerlo ahora. “Creo que me atendría a cada palabra. Los peligros de la complacencia son letales. Un documental puede cambiar la opinión al mejorar la comprensión de un hecho tan atroz como la guerr nuclear. Y cuando una democracia toma conciencia de la injusticia, hace una importante contribución a la comprensión pública”, respondió
El documentalista Mick Jackson considera que el mensaje de Threads se reduce a algo muy simple: confiarle a la gente la verdad. “Eso es lo que quería transmitir”, manifestó.
Para evitar la destrucción atómica de la humanidad un documental, por más impactante que sea, es insuficiente. A comienzos de octubre, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, insinuó la intención de su país de cambiar su postura sobre el uso de armas nucleares «en relación con el curso de la escalada de nuestros adversarios occidentales». El Reino Unido y EE UU han reforzado recientemente su pacto de cooperación nuclear. Threads se emitirá en BBC Four, hay que ser valientes para verlo o volverlo a ver y después reflexionar.
Un film real y perturbador
En el documental participaron unos 600 extras. Durante el rodaje no imaginaron la dimensión del texto y las imágenes ni lo que implicaba, pero cuando la vieron como espectadores, los comentarios fueron inesperados. Una joven contó que “cuando rodaban el filme se rio mucho. «Realmente no pensé en cómo sería verlo. Cuando lo ves es muy, pero muy perturbador”, añadió
Otra mujer, tratando de contener las lágrimas, señaló: “No pensé que reaccionaría así, pero no pude evitarlo. No habrá nada después. Nada”. Otro participante como extra contó que mientras veía el drama pensaba todos iban a salir airosos como en las películas las demás películas, pero en Threads no muestra ninguna esperanza. “Quiero morir cuando me pase, no quiero vivir nada de lo que ellos vivieron. Fue horrible”, añadió.