Debido al efecto de enfriamiento temporal del episodio de La Niña que se produjo a principios del año, la OMM prevé que 2021 será entre el quinto y el séptimo año más cálido del que se tenga constancia. Sin embargo, esto no anula ni revierte la tendencia a largo plazo de aumento de las temperaturas. De hecho, los glaciares siguen deshielándose y las capas de hielo del Ártico se hacen más endebles por el calentamiento global.
La Organización Meteorológica Mundial, en su reciente informe, observa concentraciones sin precedentes de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Esto, unido al calor acumulado conexo, han empujado al planeta a un territorio desconocido, lo que trae aparejadas repercusiones de gran alcance para las generaciones actuales y futuras.
En agosto, un grupo de científicos a bordo de un rompehielos que surcaba el hielo a través del océano Ártico, decidieron desviarse hasta el Polo Norte. Se trata de un viaje de investigación de un año.
Necesitaban llegar rápido. Así que emplearon datos satelitales para encontrar una ruta en la que la concentración de hielo marino fuera suficientemente baja. A los fines de que el rompehielos, el Polarstern, pudiera atravesarla con facilidad. La encontraron en un lugar insólito, el mar de Wandel, justo al norte de Groenlandia.
“Esta zona solía estar colmada de un hielo marino viejo y grueso”, señaló Melinda Webster, investigadora de la Universidad de Alaska Fairbank.
“No es lo que nos encontramos al pasar por ahí”, aseguró a New York Times, luego de participar en la expedición Mosaic. “En lugar de eso, el hielo era delgado y había mucho mar abierto”, añadió Webster.
Cambios en el hielo marino del Ártico
Los investigadores han demostrado por qué las condiciones del hielo en el mar de Wandel, eran tan distintas el verano pasado. Dicen que el calentamiento del clima en el Ártico redujo el espesor del hielo y que un cambio inusual en los vientos impulsó gran parte de este hacia el mar.
“Como suele ocurrir con los fenómenos extremos, hay un componente de cambio climático subyacente”, afirmó Axel J. Schweiger, científico del clima de la Universidad de Washington. Y autor principal del artículo que describe la investigación en la revista Communications Earth &Environment.
Los hallazgos tienen implicaciones que podrían ser preocupantes para el mar de Wandel y las aguas cercanas al norte de Canadá, una región conocida con frecuencia como la “última zona de hielo”. Puesto que una corriente oceánica circular, el giro de Beaufort, tiende a mantener el hielo atrapado ahí. Los modelos climáticos han predicho que podrá retener el hielo cuando el calentamiento haga que se derrita en el resto del océano Ártico en los veranos, quizá en las próximas décadas.
Si esta región permanece llena de hielo, podría ser el último refugio estival para los osos polares y otros animales del Ártico que necesitan del hielo marino. Pero la nueva investigación sugiere que la zona puede ser menos resistente al calentamiento, y que se pueden esperar periodos similares de bajas concentraciones de hielo.
“Esta región no es tan estable como creíamos”, comentó Luisa von Albedyll, investigadora de las dinámicas del hielo en el Instituto Alfred Wegener de Alemania. Ella también estaba a bordo del Polarstern cuando se eligió la ruta pero no participó en la nueva investigación.
El Ártico se está calentando con mayor intensidad
Schweiger y otros investigadores habían visto y estudiado el adelgazamiento del hielo en el mar de Wandel en años recientes. Incluido un momento en 2018 en el que se abrió una gran zona de mar abierto, llamada polinia. La experiencia del Polarstern también despertó el interés de Schweiger. Por lo general, esa ruta “no sería la primera opción para el capitán de un rompehielos”, señaló.
El equipo de Schweige se apoyó en el uso de imágenes satelitales y modelos por computadora que emulan el hielo marino en el Ártico. Demostraron que la mayor parte del efecto sobre el hielo en el mar de Wandel en 2020 podría estar relacionado con la variabilidad natural de los vientos en la zona.
Por lo general, estos vientos soplan desde el norte y, con las costas de Groenlandia y Canadá al sur, suelen mantener el hielo en su sitio. En agosto de 2020, los vientos cambiaron y soplaron en la dirección opuesta. Esto provocó que gran parte del hielo saliera del mar y se desplazara hacia otro lugar, sostuvieron.
No obstante, las simulaciones también mostraron que el cambio climático influyó al derretir y adelgazar el hielo, como ha sucedido en otras partes del océano Ártico en las últimas décadas. El mundo en general se está calentando como consecuencia de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor y que son generados por el ser humano. Pero el Ártico se está calentando unas dos veces y media más rápido que la media, mucho más que otras regiones.
Efectos del cambio climático
Los investigadores también analizaron lo que podría haber ocurrido en años anteriores bajo las mismas condiciones de viento que existieron el verano pasado. Con datos a partir de 1979, cuando comenzaron las imágenes satelitales modernas del Ártico.
El análisis mostró que si los mismos vientos cambiantes hubieran ocurrido en 2018 y 2019, se habrían producido condiciones similares de poco hielo. “Pero la probabilidad de que esto hubiera sucedido con el hielo de 1979 es mucho menor”, dijo Schweiger, porque la región no se había calentado tanto en ese momento y el hielo era más grueso.
Webster afirmó que el estudio ofrecía una “explicación muy razonable” de lo ocurrido el verano pasado. Además, ilustra un punto importante acerca de los efectos del cambio climático en el hielo del Ártico, dijo.
“A medida que el hielo marino se adelgaza y se vuelve más estacional, se torna más sensible a lo que ocurre en la atmósfera y el océano”, afirmó. “Así que las condiciones de viento tendrán un papel más relevante”.
“Lo que experimentamos el verano pasado no tiene precedentes”, añadió Webster. “Pero es probable que sea la norma en las próximas décadas. Así está cambiando el Ártico”.
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