El hielo marino del Ártico ya superó su extensión mínima para este año. El 16 de septiembre se redujo a 4,72 millones de kilómetros cuadrados, informó el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de Estados Unidos.
Debido a un verano ártico fresco y nublado, el mínimo anual de 2021 fue el más alto desde 2014. El hielo cubrió casi 1 millón de kilómetros cuadrados más que la extensión de 2020, de 3,82 millones de kilómetros cuadrados, el segundo más bajo jamás observado. No obstante, sigue siendo la duodécima extensión más baja de hielo marino en casi 43 años de grabaciones satelitales y los científicos dicen que la tendencia a largo plazo es hacia una capa de hielo todavía más baja.
¿Cómo está cambiando el hielo marino del Ártico?
A pesar de la variabilidad de un año a otro, el hielo marino del Ártico ha disminuido constantemente durante todas las estaciones desde el inicio del registro satelital en 1979. Sin embargo, los cambios son especialmente pronunciados alrededor de la época del mínimo de hielo marino en septiembre. La extensión del hielo marino ha disminuido en alrededor del 13,1% por década.
“Incluso con el calentamiento global y la tendencia general a la baja en el hielo marino existe una variabilidad natural”, dice Walt Meier, científico investigador principal de NSIDC, en la Universidad de Colorado Boulder.
“Incluyendo este año, los últimos 15 años han tenido las 15 extensiones árticas mínimas más bajas registradas”, explica Meier. La extensión mínima más baja registrada fue en 2012, después de que una tormenta muy fuerte aceleró la pérdida de hielo delgado a punto de derretirse.
Hielo marino del Ártico, descenso sostenido
“El promedio del hielo marino del Ártico disminuye constantemente todos los años. Mientras que la temperatura media global promedio aumenta”, señala Steven Amstrup, científico jefe de Polar Bears International en Bozeman, Montana.
Aunque en un año determinado puede haber mayores extensiones de hielo marino, la frecuencia de años de hielo «malos» con una extensión mínima de hielo marino está aumentando. “Mejores años de hielo son cada vez más anómalos en la tendencia a largo plazo”, sostiene Amstru.
Las regiones árticas experimentaron una temporada de verano más fría y nublada de lo habitual este año. Se debió, en parte, a patrones de baja presión atmosférica en el hemisferio norte. En junio y julio, la baja presión en el Ártico central impidió que vientos más cálidos del sur entraran en la zona. Esto mantuvo el aire frío y evitó que parte del hielo se derritiera. La débil presión también provoca la formación de nubes que bloquean la luz solar. Esto puede ralentizar aún más la fusión.
En agosto, el sistema de baja presión se desplazó hacia el norte de los mares Beaufort y Chukchi de Alaska y las temperaturas del aire fueron 2-3 ° C más bajas que el promedio y los vientos invernales del año pasado habían empujado hielo más viejo y grueso hacia ambos mares.
“Así que, entrando el verano, el hielo allí era más grueso de lo que había sido en los últimos años, y eso lo hizo más resistente. Sin embargo, también es probable que exista un aspecto relacionado con el cambio climático”, dice Meier. Agregó que, en general, hay menos hielo viejo y la capa de hielo es más delgada. «El hielo más delgado es empujado más fácilmente por los vientos y las corrientes», indicó.
Pérdida del hielo ocurre más rápido de lo previsto
Aunque el hielo marino del Ártico continúa su ciclo anual de crecimiento y derretimiento, en septiembre de 2020, la extensión del hielo disminuyó en todos los meses. Y las tasas más pronunciadas de pérdida ocurrieron en la época del mínimo de ese mes. Esta formación continúa su trayectoria anual de montaña rusa, comenzando alto en enero, subiendo hasta marzo. Y se derrite a mediados y finales de septiembre. Esa montaña rusa ahora corre a elevaciones más bajas.
Los investigadores que estudian el clima y el hielo marino esperan que en algún fines de verano el océano Ártico pierda su capa de hielo. Sin hielo, sin embargo, no significa cero capa de hielo. Cuando la extensión del hielo marino cae por debajo de 1 millón de kilómetros cuadrados, los científicos consideran que se trata de un Ártico sin hielo.
El hielo marino del Ártico está disminuyendo porque el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera calientan el clima de la Tierra. Dado que estos gases persisten y se espera que aumenten, de no actuar a tiempo, los científicos no ven una reversión de la tendencia a la baja en la extensión del hielo.
Hasta la fecha, los modelos climáticos han previsto que la pérdida de hielo marino del Ártico acompañaría al calentamiento de las temperaturas en esa región. Pero la pérdida de hielo ha ocurrido más rápido de lo que predijeron los modelos. Los investigadores ahora esperan que el océano Ártico esté libre de hielo en el verano antes de finales del siglo XXI, con algunas predicciones ya en 2030.