Reportes del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC, por sus siglas en inglés) afirman que el hielo del Ártico se derritió este verano boreal hasta su segundo nivel más bajo en 42 años. Es consecuencia, una vez más, del calentamiento global y de las fuerzas naturales.
La extensión de océano cubierto de hielo en el Polo Norte, y que sigue hacia el sur hasta Alaska, Canadá, Groenlandia y Rusia, alcanzó su mínimo estacional de 3,7 millones de kilómetros cuadrados la semana pasada, señaló el organismo.
Se espera que esa extensión de hielo comience a aumentar durante el otoño y el invierno. Sin embargo, un cambio en los patrones de viento o un período de deshielo al final de la temporada podría hacer que aún esa extensión de hielo baje.
Al derretimiento de este año solo lo supera el de 2012, cuando el hielo se redujo a 3,4 millones de kilómetros cuadrados. Es el segundo más bajo desde 1979, fecha en que se han hecho registros satelitales.
En la década de 1980 la cubierta de hielo era cerca de 2,7 millones de kilómetros cuadrados más grande que los niveles actuales de verano.
Derretimiento del hielo en el Ártico
El director del centro de datos, Mark Serreze, indica que una ola de calor siberiana en la primavera pasada y un fenómeno climático natural del Ártico eran factores que se debían considerar para dar con este derretimiento.
También se suma el calentamiento por la quema de carbón, petróleo y gas natural. La temperatura durante la mayor parte del año fue de 8 a 10 grados Celsius, es decir, por encima de lo normal en el Ártico siberiano.
«Definitivamente”, afirmó el investigador, “estamos viendo el cambio climático en acción. Los veranos cálidos se vuelven más cálidos y los inviernos fríos no son tan fríos como antes».
Este «ha sido un año loco en el norte, con el hielo marino casi en el nivel más bajo de la historia. Olas de calor (…) en Siberia y enormes incendios forestales. Nos enfilamos hacia un océano Ártico sin hielo estacional», lamentó el directivo.
«Lo que sucede en el Ártico, como decimos, no se queda en el Ártico», destacó, por su parte, el climatólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania, Michael Mann. «Vemos el impacto del calentamiento del Ártico en forma de olas de calor sin precedentes. Inundaciones, sequías, incendios forestales con los que ahora estamos luchando aquí en Estados Unidos y en el resto del mundo».
Colapso climático
El calentamiento del Ártico es uno de los principales indicadores globales del colapso del clima, alertó Greenpeace. Y este colapso tiene graves consecuencias en los océanos y en su vida silvestre.
A medida que el hielo sigue derritiéndose, “esta zona se abre a las rutas de la navegación y otras actividades industriales; trae consigo las mismas amenazas a las que nuestros océanos ya se enfrentan todos los días. Un estudio publicado en la revista Nature Climate Change afirma que el Ártico podría estar totalmente libre de hielo marino en el verano de 2035”.
La organización ecologista considera que «tener unos océanos sanos ayuda a las personas y es clave para luchar contra la crisis climática y salvar la vida silvestre. Es fundamental un tratado mundial sobre los océanos que permita que al menos el 30% se conviertan en santuarios oceánicos totalmente protegidos para 2030”.
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