Por Efe
18/10/2016
La Conselleria de Educación de Baleares afirma que la niña de 8 años agredida en el colegio Anselm Turmeda de Palma sufrió golpes en un forcejeo espontáneo por una pelota que no fue consecuencia del acoso a la alumna, unos hechos por los que siete estudiantes han sido expulsados entre 3 y 5 días. Versión que contradice los asegurado por la familia de la agredida, que habla de acoso prolongado.
La conselleria ha hecho públicas las conclusiones del informe elaborado por inspectores educativos sobre el episodio registrado el 5 de octubre en el colegio del barrio palmesano de Son Roca, en el que se establece que la disputa en el patio del centro se produjo «sin ninguna intencionalidad previa».
«El informe de la inspección descarta completamente que se trate de un caso de acoso («bullying») y constata que se trata de una alumna integrada en el centro, muy estimada tanto por alumnos como por profesores y con una evolución académica positiva», indica el departamento educativo autonómico en un comunicado.
Educación describe el episodio violento como un forcejeo por la pelota que había cogido la víctima al concluir el partido que jugaba con sus compañeros, una disputa que acabó con ella en el suelo, con otros niños caídos encima y otro que le pegó una patada cuando intentaba arrebatarle el balón.
Los inspectores, que resaltan en su informe que la niña continuó las clases «con normalidad» sin mostrar síntomas de las lesiones por las que luego fue hospitalizada, entienden que la conducta de los siete niños que causaron daños a su compañera, de entre 8 y 12 años, es grave y debe corregirse con la expulsión por 5 días de cinco de ellos y por 3 días de los otros dos.
«Los alumnos han reconocido su participación en los hechos y se muestran muy arrepentidos (…)», lo que transmitirán a su compañera en una carta conjunta que «están escribiendo», agrega la conselleria.
El informe se ha hecho público poco antes de que la presidenta del Govern, Francina Armengol, haya respondido a una pregunta sobre el caso planteada en el pleno del Parlament por la portavoz del PP, Marga Prohens, que le ha reprochado que se haya quitado importancia a la agresión y le ha propuesto un pacto contra el acoso escolar.
«Es un caso triste y doloroso» que se ha afrontado con rigor para preservar los derechos de los menores involucrados, ha replicado Armengol, quien ha prometido que su ejecutivo trabajará para facilitar la recuperación integral de la víctima y para mejorar las políticas preventivas del «bullying».
La presidenta ha hecho un escueto resumen del informe, en el que se detalla que en el patio del colegio había en el momento del incidente dos profesoras que vigilaban las actividades, un número que la inspección educativa recomienda incrementar en centros como el de Son Roca.
Los alumnos que causaron daño a su compañera son dos de 8 años, uno de 9, uno de 10, dos de 11 y uno de 12 años. Según los testimonios recogidos, tras acabar el partido de fútbol en el que todos habían participado, uno empujó a la niña para quitarle el balón, ella cayó y siguieron disputándose la pelota.
Otro niño se sumó y un tercero, empujado por otra niña a su vez empujada cayó sobre la alumna que retenía la pelota. A estos se sumaron dos más y en el forcejeo, que no duró más de un minuto, uno dio una patada que pudo impactar en la agredida.
Los hechos son considerados por la dirección del colegio Anselm Turmeda «conductas gravemente perjudiciales para la convivencia» y castigados con 5 días de expulsión para los instigadores y los participantes de mayor edad y con 3 para los otros dos. Además, todos tendrán que participar en actividades sobre normas de juego y respeto a los compañeros que supervisarán profesores en las próximas semanas en el tiempo de recreo.
Los inspectores que han realizado el informe hacen hincapié en que la directora, el jefe de estudios y el secretario del centro estuvieron en contacto con los padres y con la propia niña «desde el instante» en que conoció su ingreso en el hospital, donde la visitaron.
Destacan también que se puso en marcha el protocolo por incidentes graves en cuanto se conoció el alcance del suceso, aunque «el proceso se ha visto interferido por el ajetreo mediático» y por la preocupación de los padres por el impacto de lo sucedido.