El Gobierno de Pedro Sánchez ha demostrado unas excelentes habilidades de equilibrista. Ha podido balancearse entre las instituciones constitucionales, al tiempo que apoya a los sectores que abogan por eliminarlas. Defiende la unidad de España mientras va de la mano de separatistas. Y en política internacional la cosa no pinta muy diferente. Se suma a la Unión Europea para desconocer las supuestas elecciones parlamentarias en Venezuela, mientras pide poner atención a la opinión de José Luis Rodríguez Zapatero, quien llama al bloque a salir de «ese error de atentar contra la legítima expresión de los venezolanos».
Mientras más de 50 países, incluidos allí los Veintisiete, denuncian que el proceso no contó con las garantías necesarias para que pueda considerarse una elección válida, el expresidente del Gobierno español pidió a la UE «una reflexión serena y sosegada» sobre el no reconocimiento a las elecciones legislativas del pasado domingo.
En esta tarea, Rodríguez Zapatero se une a algunos otros «notables» ex presidentes. En concreto, Rafael Correa, prófugo de la justicia ecuatoriana acusado de graves delitos de corrupción, y Evo Morales, quien tuvo que abandonar el poder en Bolivia, luego de intentar cometer fraude electoral y con acusaciones de pederastia y corrupción.
Hay que escuchar a Rodríguez Zapatero
En la línea del «equilibrismo» que le caracteriza, el Gobierno de España, en la voz de Arancha González Laya, dice que los mensajes de Rodríguez Zapatero ni interfieren ni molestan en la Unión Europea. «Yo respeto su palabra, pero él habla en calidad individual y personal», agregó.
«Hay que escuchar atentamente a Zapatero cuando dice que en Venezuela el tema político se ha enquistado y se ha agudizado la crisis humanitaria», explicó la ministra. Pidió a Gobierno y oposición «un mínimo espacio de entendimiento» para proveer a la población ayuda humanitaria. Lo que implica un grave desconocimiento de la situación venezolana y como el chavismo ha destruido toda institucionalidad para aferrarse al poder. No son dos partes aferrándose al poder, es una camarilla que le ha arrebatado el país a la ciudadanía.
En cambio, otro ex presidente del Gobierno y miembro del PSOE mantiene una posición totalmente divergente. Felipe González acusó el lunes a Nicolás Maduro de impulsar elecciones legislativas con las que cierra su círculo de tiranía. Además, augura que el régimen no durará.
Viajando se aprende
Rodríguez Zapatero habla, una vez más, con la autoridad que le da el haber viajado alrededor de 40 veces a Venezuela. Allí, ha podido conocer de primera mano la realidad en la que viven Nicolás Maduro y sus colaboradores directos. Ello, por supuesto le da una visión mucho más cercana que la que puedan tener los 5 millones de venezolanos que han abandonado el país huyendo de la miseria.
Conoce las bondades del modelo social del chavismo, con mucho mayor detalle que los médicos, enfermeros, maestros, obreros y jubilados que protestan y protestan porque medio euro de salario al mes no les alcanza para vivir.
Zapatero presume de tener un mayor entendimiento de la realidad política que los 15 millones de votantes venezolanos que decidieron no participar en un proceso electoral que sabían viciado y manipulado. Siente el talante democrático de Maduro que no aprecian los 17 millones de venezolanos que votaron mayoritariamente por una Asamblea Nacional en 2015, para que 15 magistrados designados por el régimen le arrebataran las competencias con triquiñuelas jurídicas y galimatías procesales.
Contra esas vivencias, Rodríguez Zapatero antepone sus cuatro decenas de viajes a Venezuela. ¿Quién paga el boleto? Desde el aeropuerto de Maiquetía, o desde el Palacio de Miraflores, se puede ver la realidad mucho mejor que desde una endeble casucha en el barrio caraqueño de Petare, desde un janoko en la comunidad indígena de Mariusa en el Delta del Orinoco, o en cualquier rincón desde Guadualito hasta Casigua del Cubo, desde Cabimas hasta Macuro.
Seguramente el expresidente de Gobierno Rodríguez Zapatero no ha estado en esos lugares. Pero no hace falta. Unas amenas conversaciones con Nicolás Maduro, en el Salón Gran Sol del Perú, bastan para conocer los 916.445 km2 del territorio venezolano y la foma de pensar de los venezolanos.
Una dura respuesta
El presidente interino Juan Guaidó exhortó a José Luis Rodríguez Zapatero a que revise su postura sobre la crisis política de Venezuela. Aseguró que el ex presidente español «ya no está abogando por un tema ideológico y se convierte en un cómplice de violación a los derechos humanos y de delitos de lesa humanidad».
«No entiendo cómo hipoteca lo que le quedaba de prestigio con un violador de derechos humanos, con un asesino de niños. Porque eso es Maduro, un asesino en masa», agregó.
Una elección sin sorpresas
El chavismo ganó sin sorpresas los comicios parlamentarios marcados por la alta abstención. El Consejo Nacional Electoral nombrado por el régimen de Nicolás Maduro (aunque la designación le corresponde constitucionalmente a la Asamblea Nacional), anunció que el régimen obtuvo el 67,6%, del poco más de 5,5 millones votos.
Por otro lado, una llamada coalición «Alternativa Democrática», formada con los nombres de los principales partidos opositores se hizo con 944.665 votos, el 17.95% de los sufragios contados hasta ahora. Esta formación está compuesta por operadores designados por el Tribunal Supremo de Justicia para estos comicios. Los verdaderos dirigentes de esas formaciones están exiliados, presos, inhabilitados políticamente o simplemente no pueden utilizar los símbolos de sus propios partidos.
Poder total
Con este panorama, el chavismo retoma el control del Poder Legislativo, el órgano que sirvió a los opositores para lanzar su ofensiva contra la dictadura de Maduro.
Además del Parlamento, Maduro controla 19 de las 23 gobernaciones, manda en 305 de las 335 alcaldías, tiene 227 de los 251 diputados de las asambleas legislativas regionales. Además, casi el 90% de los concejales que deliberan en los parlamentos municipales responden a las directrices del régimen. Asimismo, hay que sumarle el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General y el Consejo Nacional Electoral y la Fuerza Armada. Estas instituciones le permiten bloquear cualquier resistencia en cualquier órgano del poder popular. Fue eso lo que les permitió anular las actuaciones de la Asamblea Nacional durante estos últimos cuatro años, cuando estuvo mayoritariamente compuesta por diputados opositores.
Menor legitimidad
Sin embargo, al ganar más poder el chavismo pierde más legitimidad interna y externa. Hasta ahora, se han pronunciado medio centenar de gobiernos, además de organismos internacionales. El Grupo de Lima, que promueve una transición pacífica en Venezuela, expresó que las elecciones legislativas del domingo “carecen de legalidad y legitimidad”, por lo que el triunfo del chavismo no debe ser reconocido por la comunidad internacional.
En América, 18 países se pronunciaron en contra del fraude. Se trata de Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Santa Lucía y Uruguay.
El Gobierno colombiano reiteró que no reconocerá los resultados de los comicios, que considera «fraudulentos» y promovidos por un «régimen ilegítimo». El Gobierno de los Estados Unidos anunció su respaldo absoluto a Juan Guaidó y la Asamblea Nacional.
La Unión Europea también se negó a reconocer el resultado de estas elecciones parlamentarias, que se realizaron sin “respeto al pluralismo político” y en medio de la “descalificación y persecución de los líderes de la oposición”. Otro tanto hizo el Reino Unido, que también reafirmó su apoyo a Juan Guaidó como presidente constitucional interino de Venezuela.
La organización Internacional Socialista denunció que esta elecciones parlamentarias no son ilegítimas. Afirma que fueron llevadas a cabo sin observación internacional efectiva e independiente, con un poder electoral bajo estricto y total control oficialista y con un sistema de partidos políticos que el régimen de Maduro se ha venido empeñando durante años en atacar, cooptar y destruir.
Japón manifestó «su profunda preocupación por el hecho de que hayan surgido dudas sobre la celebración de elecciones libres y justas en Venezuela”, señaló en un comunicado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores nipón, Tomoyuki Yoshida.
Lo que gana el chavismo
Aunque el régimen de Nicolás Maduro bloqueó la actuación de la Asamblea Nacional, recuperar el control del Parlamento le da una nueva ventaja. Podría tratar de solicitar créditos tanto nacionales como internacionales, contando con la «legitimidad» de la «mayoría» en el Poder Legislativo.
En tal sentido, podría esperarse un mayor endeudamiento de Venezuela con algunos de sus aliados, como China, por ejemplo. El régimen de Maduro también podría verse beneficiado por la revisión exhaustiva que el equipo de seguridad nacional de Joe Biden planea realizar a las operaciones de sanciones en el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Durante la gestión de Donald Trump, Washington ha impuesto una amplia gama de sanciones a empresas, individuos e incluso petroleros vinculados a Irán, Corea del Norte, China, Venezuela y Rusia, a menudo de forma unilateral. Biden considera que este enfoque es confuso para aliados y adversarios. Cree que las sanciones son efectivas cuando se implementan multilateralmente. Estas situaciones podrían dar un respiro al régimen de Nicolás Maduro, que le permitiría financiar las alianzas externas e internas que han facilitado su permanencia en el poder.
Por ahora, los viejos aliados internacionales del chavismo no se hicieron esperar para felicitar al «ganador». Cuba y Rusia enviaron sendas comunicaciones, reconociendo los resultados del fraudulento proceso electoral. Del continente americano, México, Argentina y Bolivia mantienen silencio. Pero será obviamente a favor de Maduro.
Lo que le espera a Guaidó
Juan Guaidó ha afirmado que seguirá como presidente interino. Se acogerá al principio de continuidad constitucional para mantener sus funciones como presidente interino. “No nos vamos a detener, nos mantendremos firmes y en funciones para cumplir con nuestro mandato constitucional, la legítima Asamblea Nacional, yo, como presidente encargado, seguiremos aquí, con ustedes”, declaró
Guaidó, un diputado por el estado Vargas, proclamó un gobierno interino a finales de enero de 2019, con base en la interpretación que hizo de varios artículos de la Constitución y amparado en su cargo como presidente del Parlamento, el único órgano controlado por la oposición.
El dos veces candidato a la Presidencia de Venezuela, Henrique Capriles, pidió replantear la estrategia opositora “y abrir caminos de la mano de todos los sectores del país.
“Guaidó perderá su legitimidad formal como presidente de la Asamblea Nacional en enero, cuando Maduro consolidará el poder total”, comentó Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.
La consulta popular
Por ahora, Guaidó se ha concentrado en promover la consulta popular contra los comicios que organizó Maduro. La iniciativa arrancó un día después de las elecciones parlamentarias y se extenderá por una semana. Busca apoyo a la tesis de “continuidad” administrativa de la actual Asamblea Legislativa: si no hay una “elección legítima”, los cargos escogidos en la votación previa siguen vigentes.
La consulta tendrá dos mecanismos de participación: virtual y presencial. El virtual está pautado mediante una página web y una aplicación para teléfonos móviles de la compañía estadounidense Voatz. Se usará además un canal en la plataforma Telegram, desarrollado por la firma colombiana Asistencia Ciudadana. El presencial se fijó para el sábado con puestos callejeros y activistas itinerantes en Venezuela y 300 ciudades del extranjero.
Hará tres preguntas al elector. La primera es si se exige el cese de la usurpación de la presidencia de parte de Nicolás Maduro y elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables. La segunda si rechaza la elección parlamentaria del pasado domingo. La tercera, si respalda las gestiones internacionales de Guaidó.
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