El Consejo de Ministros aprobó este martes el segundo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030, una herramienta cuyo objetivo “es construir un país menos vulnerable, más seguro y resiliente a los impactos y riesgos del cambio climático, capaz de anticipar, de responder y de adaptarse a un contexto de clima cambiante.
El Gobierno afirma que el texto adoptado no solo responde a la necesidad de adaptarse a los importantes riesgos derivados del cambio climático, sino que también se alinea con las nuevas políticas del Consejo Europeo que vinculan la adaptación con las políticas de recuperación frente a la pandemia.
La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, declaró que “la acción climática no es un compartimento estanco, sino que se integra como eje vertebrador de las acciones europeas en el contexto de la recuperación pos-COVID”.
Mucho más que minimizar los daños…
Ribera no tiene duda de que el PNACC “contribuirá a generar un sector primario más resiliente, cohesionar y vertebrar el medio rural, prepararse para un turismo de mayor calidad, crear infraestructuras más seguras y recuperar la biodiversidad, entre otras cuestiones”.
“Con las políticas de adaptación no sólo evitaremos o minimizaremos daños; también aportaremos mayor estabilidad económica y social y nuevas oportunidades, de empleo”, añadió.
Instrumento de planificación
El «Plan nacional de adaptación al cambio climático» define y describe 81 líneas de acción en los diferentes sectores socioeconómicos, organizadas en 18 ámbitos de trabajo. Entre los que destacan salud humana, agua y recursos hídricos, patrimonio natural, biodiversidad y áreas protegidas, costas y medio marino, protección forestal, lucha contra la desertificación, agricultura y ganadería o seguridad alimentaria.
El PNACC cubre desde 2021 a 2030 y se orienta a establecer una hoja de ruta que dé respuesta a las crecientes necesidades de adaptación al cambio climático en España, con el fin último de evitar o reducir los riesgos económicos, sociales y ecológicos y favorecer una mejor preparación para la recuperación tras los impactos.
Impacto que se ve y se siente
El impacto del cambio climático es cada vez más evidente en España. La temperatura media ha subido alrededor de 1,7 ºC desde la época preindustrial (1ºC en el conjunto del planeta), el verano se ha alargado 5 semanas con respecto a comienzos de la década de los ochenta y la extensión de zonas con clima semiárido ha aumentado más de 30.000 km2 en un plazo de 20 años. Además, la Ciencia nos recuerda que en ausencia de respuestas de adaptación y en un escenario de aumento de la temperatura media global de 2 ºC los impactos en España serán cada vez más fuertes y graves: serán el doble de virulentos que si no se logra contener esa alza en 1,5 ºC.
Hacia una “economía sólida y una sociedad inclusiva”
Señala el plan que sectores clave de nuestra economía, como la agricultura, la silvicultura, el turismo o el transporte dependen estrechamente del clima al igual que otros muchos campos esenciales para el bienestar, la salud humana, la biodiversidad o la vivienda. Por tanto, el PNACC pretende mejorar capacidad española de anticipación e identificar las mejores orientaciones en la actividad económica para construir una economía sólida y una sociedad inclusiva con nuevas oportunidades de empleo
El plan adoptado en el Consejo de Ministros incorpora nuevos aspectos patrimoniales para tomar en consideración, entre ellos el paisaje y el patrimonio geológico, al tiempo que se amplía el ámbito de trabajo relativo a la biodiversidad.
Líneas de acción transversales
Además de las orientaciones sectoriales, el plan propone siete líneas de trabajo claves para que sean transversales a todos los ámbitos:
- Vulnerabilidad territorial y social. Puesto que los eventos extremos afectan de manera muy desigual tanto social como territorialmente, en todos los sectores se fomentarán los análisis geográficos en los estudios de riesgos, así como el desarrollo de planes de adaptación para espacios muy vulnerables y se dará apoyo a las políticas de adaptación de organizaciones con base territorial. Además, en el ámbito social, se identificarán los grupos y comunidades con mayor nivel de riesgo y se desarrollarán respuestas adaptativas según los niveles de vulnerabilidad.
- Efectos transfronterizos. Los efectos del cambio climático más allá de nuestras fronteras pueden repercutir en España. Por tanto, el plan contempla la identificación de las cadenas causa-efecto que trasladan los impactos ocurridos en el exterior del territorio y la definición de estrategias para reducir los riesgos.
- Enfoque de género. Dado que cambio climático no afecta de igual manera a hombres y mujeres, el PNACC analizará los datos de exposición, vulnerabilidad e impactos desagregados entre géneros; considerará las diferencias de percepción del riesgo y comportamientos, y fomentará el papel de las mujeres como agentes y líderes del cambio.
- Prevención de la mala adaptación e incentivos perversos. El plan contempla la creación de listas de control para el chequeo de las potenciales medidas de adaptación, la evaluación de sus efectos sociales y su huella ecológica y la incorporación de criterios para prevenir efectos contraproducentes (la llamada “mala adaptación”) en las ayudas públicas.
- Costes y beneficios de adaptación e inacción. Habrá una estimación de los costes y los beneficios de la acción y la inacción, y las conclusiones se considerarán en la toma de decisiones.
- Orientación a la acción. Se valorarán las opciones de adaptación basadas en el análisis de riesgos, se planificarán y se aplicarán las medidas concretas y se realizará un seguimiento y evaluación para mejorar continuamente en todos los sectores.
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