Desde noviembre de 2019, antes de la pandemia, y hasta octubre de 2023, unas 270.000 personas han muerto en Estados Unidos por sobredosis del opioide sintético más potente del mercado ilícito de las drogas. El fentanilo causa estragos y está llegando a cada vez más manos de adolescentes. Es 100 veces más fuerte que la morfina y 50 veces más intenso que la heroína.
El fentanilo ha duplicar el número de las muertes por sobredosis entre niños de 12 a 17años desde el inicio de la crisis de la COVID-19. Un análisis publicado en el Washington Post con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades indica que las sobredosis mortales entre menores de 18 años están en consonancia con el aumento nacional de las muertes por opioides entre los adultos. Las cifras muestran aumentos “notables», un 27% interanual. El presidente Joe Biden se ha referido a la situación como una «tragedia». Su plan se basado en facilitar a los adictos el acceso al tratamiento y fortalecer la cooperación internacional.
El fentanilo mata a los adolescentes
En los hospitales ha aumentado la cantidad de adolescentes que toman fentanilo y llegan a las salas de emergencia. Los especialistas dicen que se han incrementado los jóvenes, especialmente los latinos, que requieren ayuda por el uso de opioides.
Los expertos suponen que la epidemia de opioides refleja una colisión entre el impulso natural de los adolescentes a experimentar, el deterioro de la salud mental de los adolescentes y un aumento en la disponibilidad y potencia de píldoras falsificadas que imitan la apariencia de los medicamentos recetados. Por tanto, la experimentación -sello distintivo de la adolescencia- se vuelve más peligrosa. Una sola pastilla de fentanilo puede ser letal. Los sobrevivientes necesitan atención integral contra la adicción, que no es ampliamente disponible.
»Tenemos una combinación mortal de suministro de drogas peligrosas a adolescentes con cada cada vez más dificultades para decidir. Su salud mental está muy comprometida», dijo Scott Hadland, jefe de medicina para adolescentes y adultos jóvenes del hospital Mass General for Children y la Facultad de Medicina de Harvard.
«Si vives con personas que consumen drogas, si vas a la escuela con personas que consumen drogas, si te encuentras con personas entre el hogar y la escuela que consumen drogas. Una vez que se tiene un trastorno de abuso desustancias el cableado cerebral ha sido reconfigurado», dijo Daniel Smith, director de servicios de adicción en Mary’s Center en DC y Maryland.
Otros centros escolares implementar perros detectores de drogas y añadieron a los botiquines de primeros auxilios naloxona, el antídoto de sobredosis.
Cifras alarmantes en EE UU
Numerosos pediatras encuestados admiten que no se sienten preparados para asesorar a los pacientes sobre el uso de opioides. Mientras el tiempo corre, las agencias gubernamentales evalúan la mejor manera de responder. Las escuelas ante la ausencia de opciones han decidido tener al alcance medicamentos para revertir la sobredosis y enseñar a los estudiantes y a las familias sobre los peligros y daños irreversibles del fentanilo.
Fáciles de conseguir a través de ‘amigos’ o a través de las redes sociales, potentes píldoras disfrazadas de Percocet u oxicodona recetadas, una diversidad de pastillas con fentanilo inundan el mercado. Las venden entre 2 y 10 dólares la unidad. Son difíciles de detectar, fáciles de ocultar y pueden conducir rápidamente a poderosas dependencias, o algo peor.
Smith y Sivabalaji Kaliamurthy, un especialista en adicciones pediátricas, han pasado años tratando a jóvenes adictos a la marihuana y al alcohol. En el verano de 2022, vieron un cambio que los sorprendió: los adolescentes buscaban tratamiento para la dependencia de opioides. Los jóvenes hispanos representaban 4 de cada 10 visitas; los jóvenes negros representan una cuarta parte y los jóvenes blancos alrededor del 20%. Los datos de la CDC indican que los adolescentes negros e hispanos mueren a un ritmo más rápido.
El opioide letal en Baltimore
Si bien el perfil de una víctima mortal de sobredosis Washington y sus alrededores es un hombre negro de mediana edad que inhala o se inyecta heroína, los adolescentes usan pastillas conocidas como M30, perks o blues. Una vez que su grupo de amigos comienza a usarlas es difícil decir que no.
Esta crisis de salud no deja de crecer. La epidemióloga Julie Gaither, de la Facultad de Medicina de Yale, estima que en 2021 más de 1.500 menores de 20 años murieron a causa del fentanilo, 4 veces más que en 2018.
Sarah Bagley, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, dijo que muchas veces estos jóvenes solo tienen la intención de comprar y consumir un tipo de droga o sustancia, pero sin saberlo ingieren fentanilo. «La gente no asume que está expuesta al fentanilo», añadió.
En Nueva York, San Francisco y Filadelfia decenas de personas deambulan por las calles del vecindario sin rumbo alguno, como si fueran auténticos zombis. Pero en la ciudad portuaria de Baltimore, en Maryland, la gente muere por sobredosis a un ritmo nunca antes visto. En los últimos seis años, se han perdido casi 6.000 vidas. La tasa de mortalidad de 2018 a 2022 fue casi el doble que la de cualquier otra gran ciudad.
Desde 2020, al menos 13 niños menores de 4 años han muerto tras estar expuestos a drogas. Los hombres negros de entre 50 y 70 años murieron en mayor proporción.