Por Andrés Tovar
26/12/2016
Las relaciones románticas han sido históricamente marcada por el cortejo. Ya es una poderosa tradición. Ya se trate de pagar las facturas o de ser «el sostén» de la familia, muchas de las ideas que tenemos sobre la pareja se siguen vinculando en los hombres como directores (la «triple PPP»: progenitores, padres y proveedores) y las mujeres como «receptoras» y cuidadoras.
Pero la sociedad moderna cambió. Las mujeres ya no es que están entrando, es que ya están dentro de los «dominios masculinos» de los puestos de relevancia mundial y de la libertad sexual.
El tema (lamentablemente), aún sigue siendo un punto de discusión, ¿cómo afecta esto al romance?. Dado que los populares (y falsas) concepciones misóginas tienden a difamar a las feministas como «las anti-hombres», no es descabellado ver por qué mucha gente considera que la igualdad de género es incompatible con el romance y es un obstáculo para las relaciones románticas. ¿Pero es éste realmente el caso? Vamos a (intentar) echarle un vistazo a las evidencias.
La ciencia de la igualdad
Tradicionalmente, se creía que una de las principales rutas de las mujeres a la atracción por el sexo opuesto era el estatus e influencia de su posible pareja sentimental. Y, paralelamente, mientras que el movimiento por la igualdad de género ha venido cambiado las cosas, los guiones culturales sobre el romance vienen reducido los roles sociales de las mujeres, y aún continúan haciéndolo.
Por ejemplo, cuando las adolescentes describen su primera experiencia sexual, lo describen como algo que «ups, pasó«, mientras que los muchachos no muestran esta sorpresa. Este «desequilibrio» de poder también ocurre en los adultos, siendo «lo normal» que los hombres propongan y las mujeres dispongan (jamás al revés).
Investigadores del tema han publicado en distintos estudios que la secuencia de comandos del romance heterosexual es cada vez más igualitaria a través del tiempo. Alentados por el movimiento por la igualdad, las mujeres están adoptando cada vez más un papel activo en la iniciación del romance y están mostrando más comportamientos sexuales dominantes.
Para las mujeres, desde mi punto de vista, la compensación no deja de ser importante. Muchos son los puntos de vista culturales que tradicionalmente frustran el romance si es producto de la capacidad de las mujeres para expresarse. Y los investigadores van más allá, afirmando que ello conduce a la insatisfacción y que, por el contrario, una mayor igualdad en una relación se ha asociado con una mejor comunicación, una mejor satisfacción y una mejor vida sexual. Un estudio encontró que las mujeres en relación con hombres que respetan la igualdad de género («hombres feministas«) reportaron relaciones más sanas, tanto en términos de calidad como de estabilidad a largo plazo.
Asimismo, han determinado que las ideas románticas tradicionales también puede limitar la voluntad y la capacidad de buscar la igualdad de las mujeres. Un estudio encontró que las mujeres que asocian sus parejas con la caballerosidad y el sentido «protector» del varón, estaban menos interesados en la búsqueda de educación superior y de mayor estatus en sus ocupaciones. (En días pasados, ilustrabamos el tema con el caso de la victoria de Donald Trump. Puede leerlo acá).
¿Estamos sufriendo los hombres?
Muchos hombres parecen creer que la igualdad de género causará problemas (confieso que yo era uno de ellos). ¿Pero es éste el caso? Una forma de abordarlo es mirar lo que sucede cuando las parejas se alejan de lo que se creía eran sus roles familiares tradicionales (por ejemplo, hombres que tomaban más responsabilidades en el hogar y mujeres más activas en el orbe empresarial). Los estudios de parejas que viven juntas sugieren que una mayor igualdad en la generación de ingresos y la distribución de las tareas del hogar se asocia con una mayor estabilidad en la relación y a tener encuentros íntimos de «mejor calidad», lo cual va mucho más allá del tema de la frecuencia.
De hecho, cuando los esposos adquieren un papel más importante en las tareas del hogar: compras, el cuidado de los niños u otras; el hecho redunda, según los estudios, en tasas de divorcio más bajas. Del mismo modo, cuando los padres toman licencia de paternidad y contribuyen más a la atención al hogar, se traduce en una mayor estabilidad matrimonial. Investigaciones han sugerido que los hombres que se abstienen de los guiones culturales tradicionales del romance tienden a tener relaciones más satisfactorias y comprometidas.
Esto sin contar el lado más oscuro del guión tradicional. El papel dominante de los hombres en las relaciones es parte de una problemática global, la cultura de la violencia machista (basta con mirar los telediarios). Más que comprobado está que los hombres que más respaldan fuertemente los roles de género tradicionales -incluyendo los referentes a lo ‘íntimo’- son más propensos a ser protagonistas de comportamientos sexuales coercitivos y de violencia contra la pareja.
La igualdad nos hará felices…
… créanlo, congéneres. Una de las razones podría ser que el respaldo de los guiones culturales tradicionales del romance imponen una pesada carga sobre los hombres, al igual que lo hace en las mujeres. Tener que actuar de acuerdo a las escrituras tradicionales limita expresiones de la individualidad y la honestidad, haciendo más difícil para dos personas desarrollar una verdadera intimidad. De hecho, los hombres son cada vez más propensos expresar sus frustraciones en las relaciones que los obligan a seguir los guiones culturales «macho-iniciadores» precisamente por esta razón.
Incluso llévenlo a la habitación, donde se puede reducir la espontaneidad y la satisfacción sexual. De hecho, cuando se trata de sexo, hay pruebas de que tanto hombres como mujeres experimentan una mayor satisfacción sexual cuando la mujer no se siente que ella tiene que ser sumisa (a menos por supuesto que sea una preferencia personal).
Otra razón por la que una mayor igualdad de género puede conducir a relaciones más estables se debe a que promueve patrones de comunicación más positivos. La igualdad de género facilita compartir la responsabilidad de resolver los conflictos (en oposición a la colocación de esa carga principalmente en las mujeres) y puede dar lugar a estilos de comunicación más expresivos que benefician a la relación.
Así que ¿quiere decir que los hombres deben dejar de iniciar relaciones románticas o que las mujeres deben empezar a recoger la factura? En el corto plazo (en una primera cita, por ejemplo), conforme a los guiones culturales, esto pueda facilitar la interacción, siempre y cuando ambas partes esten en la misma línea. Pero en el largo plazo, lo que perpetúa las desigualdades de género en nuestras relaciones románticas probablemente causará más daño que bien.
La igualdad de género en las relaciones no significa que perdemos el romance. En todo caso, sienta las bases para que nuestras relaciones más satisfactorias y más saludables.