Por Andrés Tovar
30/01/2017
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Daesh (o ISIS) ha estado intentando durante años convencer a los musulmanes de todo el mundo que Occidente – y sobre todo EE.UU – está en guerra con el Islam. Ahora la nueva orden ejecutiva del presidente Donald Trump sobre la inmigración hará que sea mucho más fácil convencerlos.
La orden ejecutiva – que prohíbe a todos los inmigrantes y los portadores de visas de siete países de mayoría musulmana entrar en los EE.UU. durante 90 días, prohíbe todas las admisiones de refugiados durante 120 días y prohíbe a los refugiados sirios indefinidamente- se inscribe de forma interesante en el discurso de Daesh.
No hay inmigrantes de cualquiera de los siete países de la lista – Irán, Irak, Siria, Yemen, Libia, Sudán y Somalia – que hayan matado a estadounidenses en ataques terroristas en los EE.UU. Ni uno. Lo que los inmigrantes y refugiados de la mayoría de los países están haciendo es huir de la represión, la violencia y la guerra. Otros, lo que han hecho es servir -literalmente- a los EE.UU y, en el caso de Irak y Yemen, las guerras comenzaron apoyados por los propios EE.UU.
Mediante el bloqueo de refugiados de varios países musulmanes, la administración Trump parece estar enviando el mensaje de que EE.UU. no se preocupa por el sufrimiento musulmán. Algo que los propagandistas de Daesh no podrían haber dicho mejor. Veamos…
La contra
La visión de Daesh de la guerra estadounidense contra el Islam había sido difícil de vender, hasta ahora. Grupos extremistas como Daesh y Al-Qaeda se han centrado durante mucho tiempo en un discurso propagandístico sobre una supuesta larga lista de crímenes que los EE.UU. y sus aliados occidentales supuestamente han cometido contra los musulmanes de todo el mundo. Su objetivo ha sido claro: convencer a los musulmanes que viven en Occidente que sus gobiernos están en contra de ellos, y que por lo tanto deben tomar las armas y defender el Islam contra éstos intentos de destruirlos. El caso de los «lobos solitarios» es un ejemplo claro de ello.
Por ejemplo, en un número de su revista de propaganda en línea Dabiq, Daesh advirtió que, «los musulmanes en los países cruzados (es decir, Occidente) se encontrarán impulsados a hacer que los musulmanes abandonen sus hogares y aumentarán la persecución contra los musulmanes que viven en los países occidentales».
El mayor problema con este argumento, por lo menos en EE.UU, es que casi la totalidad de los aproximadamente 3,3 millones de musulmanes estadounidenses aman a ese país y los derechos, las libertades y beneficios económicos (hay que decirlo) que gozan en EE.UU en contradicen directamente el mensaje de Daesh.
Incluso en los días más oscuros después del 9/11, el presidente George W. Bush declaró explícitamente que los EE.UU. no estaba en guerra con el Islam. En un discurso de 2002 en el Centro Islámico de Washington, DC, en la celebración de la fiesta musulmana de Eid al-Fitr, Bush dijo a la multitud reunida: «Aquí en EE.UU nuestros ciudadanos musulmanes están haciendo muchas contribuciones en los negocios, la ciencia y el derecho, la medicina y la educación, y en otros campos. Los miembros musulmanes de nuestras Fuerzas Armadas y de mi gobierno están sirviendo a sus compatriotas con la distinción, la defensa de los ideales de nuestra nación de la libertad y la justicia en un mundo en paz …»
EE.UU ha valorado la relación con los musulmanes, que han estado presente en diversos campos de la sociedad estadounidense, desde el comercio hasta la tecnología (la demanda de las tecnológicas de Silicon Valley este fin de semana habla un poco de ello), pasando -casi obviamente- por el área militar (los dos musulmanes detenidos este fin de semana en el aeropuerto JFK de Nueva York, uno de ellos es contratista militar del Ejército estadounidense y el otro tiene relación en ese mismo campo).
En febrero de 2016, el presidente Barack Obama dio un emotivo discurso en una mezquita en Baltimore: «Quiero hablar directamente a los jóvenes que pueden estar escuchando. En nuestras vidas, todos tenemos muchas identidades. Somos hijos e hijas, y hermanos y hermanas. Somos compañeros de clase; miembros de la tropa Scout. Somos seguidores de nuestra fe. Somos ciudadanos de nuestro país. Y hoy en día, hay voces en este mundo, en particular a través de Internet, que están constantemente reclamando que usted tiene que elegir ser o musulmán o americano. No les creas. Si alguna vez te preguntas si encajas aquí, permítanme decir tan claramente como pueda, como presidente de los Estados Unidos: encajas aquí. No eres musulmán o americano. Eres musulmán y americano«.
El quiebre
Pero ahora, gracias a la orden ejecutiva de Trump, el mensaje de Daesh puede parecer mucho más convincente. Un chico joven musulmán podrá relacionar muy fácil que asesores de Trump como Rudy Giuliani admitan abiertamente que se trata de una «prohibición musulmana» hecha «legalmente» y lo que le diga un reclutador de Daesh sobre cómo el gobierno estadounidense está en guerra contra el Islam.
La estrategia de Trump para contrarrestar a Daesh hace hincapié en la necesidad de usar la «diplomacia pública, operaciones de información, y estrategias cibernéticas para aislar y deslegitimar a Daesh (ISIS) y su ideología islamista radical». Pero la forma en que lo está haciendo dista mucho de ello.
De hecho, el sábado, los senadores republicanos John McCain y Lindsey Graham emitieron una declaración conjunta sobre este punto: «Nuestros aliados más importantes en la lucha contra el ISIS (Daesh) son la gran mayoría de los musulmanes que rechazan su ideología apocalíptica de odio (…) Esta orden ejecutiva envía una señal, intencional o no, que EE.UU no quiere que los musulmanes que llegan a nuestro país. Es por eso que tememos que esta orden ejecutiva puede hacer más para ayudar a la captación de terroristas que a mejorar nuestra seguridad «.
Cuidado, Mr. President. A lo mejor en su lucha por erradicar a Daesh, le está haciendo con sus acciones el mayor favor a los extremistas.