Cometer errores, desacertar o simplemente meter la pata no resulta tan beneficioso, como se había alentado durante años. La argumentación sostenida de que el fracaso conduce al éxito puede ser inexacta y perjudicial para la sociedad. Un nuevo estudio sugiere que equivocarse no es tan provechoso para la persona y su entorno.
«Errar es humano», dice una frase trillada atribuida a Séneca el Joven, como una manera de justificar la esencia humana y sus constantes tropiezos. Expresión que ha sido enriquecida en el tiempo como “errar es propio de cualquier hombre, pero sólo del ignorante perseverar en el error».
Un fallo o un equívoco puede fortalecer la autocrítica positiva, mejorar la responsabilidad, demostrar la persistencia. Pero ¿exaltar los atributos de un traspiés puede también conformar a las personas?
Según el estudio, publicado en línea por la Asociación Estadounidense de Psicología, “las personas tienden a sobrestimar la probabilidad de éxito después del fracaso, lo que puede hacernos menos dispuestos a ayudar a otros que están pasando apuros”.
Un equipo de investigadores de las escuelas de negocios de las universidades de Northwestern, Cornell, Yale y Columbia analizó datos de diferentes encuestas que incluyeron a más de 1.800 adultos en Estados Unidos. En su mayoría de entre 29 y 49 años. El sondeo involucró a enfermeras de oncología que asistieron a una conferencia virtual.
“Muchas personas no aprenden de sus fracasos y es una locura esperar lo contrario. La gente a menudo confunde lo que es con lo que debería ser», sostiene la investigadora principal Lauren Eskreis-Winkler, profesora asistente de gestión y organizaciones en la Universidad Northwestern. «La gente debería prestar atención y aprender del fracaso. Pero a menudo no lo hace porque el fracaso es desmotivador y amenaza su ego».
¿El fracaso da paso al éxito?
La experta sostiene que decirle a las personas que tendrán éxito después del fracaso podría mitigar el dolor de un fiasco, pero esa mentalidad no se traducirá automáticamente en que la gente aprenda una lección.
Los investigadores observaron cómo las personas predecían la resiliencia (proceso de adaptarse bien a la adversidad) de profesionales como abogados, maestros y enfermeras. Así como de personas con trastornos por uso de sustancias y problemas cardíacos.
“La gente pensaba que decenas de miles de profesionales que no pasaban las pruebas estandarizadas pasarían (los que no lo hacen). Que decenas de miles de personas con adicción a las drogas conseguirían la sobriedad (que no lo hacen). Y que decenas de miles con insuficiencia cardíaca harían cambios importantes en su estilo de vida para mejorar su salud (que no lo hacen)”, afirma Eskreis-Winkler.
Cuando las personas creen que otros que han experimentado reveses crecerán por sí solos a partir de sus fracasos, están menos motivados para ayudar a los necesitados. Creen que estos problemas se “autocorregirán”, según el informe. Los investigadores también encontraron que los participantes asumieron erróneamente que las personas se concentran en sus errores y aprenden de ellos después del fracaso.
En uno de los hallazgos, las personas que exageraron los beneficios del fracaso estaban menos interesadas en canalizar el dinero de los contribuyentes para apoyar a las personas con adicción a las drogas. Y a las personas que habían estado encarceladas.
Sin embargo, cuando los investigadores corrigieron las creencias exageradas sobre los beneficios del fracaso, los mismos participantes aumentaron su motivación para ayudar.
Desacertar es desmotivador y afecta el ego
Esta percepción “polyannish” –aquellas personas que son constantes y con sobrado optimismo— permiten correr más riesgos a pesar de creer erróneamente que el fracaso impulsa el éxito, indica Eskreis-Winkler. «Pero desde una perspectiva de ayuda, exagerar los beneficios del fracaso es desastroso».
En realidad, es difícil aprender de una mala experiencia porque el fracaso es “desmotivador y amenazador para el ego”, insiste.
Los hallazgos resaltan “cómo nuestra perspectiva externa tiende a centrarse en lo que se puede aprender de un fracaso, pasando por alto que las personas que viven un revés pueden no percibirlo como una oportunidad de aprendizaje”, revela el estudio.
Ryan Sultan, director del Laboratorio de Informática de Salud Mental del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, agrega que es una dolorosa lección del ego. «Si has fracasado en algo, volver a intentarlo probablemente no sea suficiente para cambiar el resultado», advierte.
Sultan recomienda reevaluar la situación preguntando: ¿Con qué recursos o sistemas de apoyo mejorarían nuestras posibilidades de éxito en el futuro? Lama Bazzi, psiquiatra con práctica privada en la ciudad de Nueva York, aboga por la paciencia, a pesar del deseo de avanzar rápidamente. Lograr una meta a menudo significa tolerar la incomodidad de fracasar para poder “crecer” como persona, recoge NBC News.
«Para cambiar de rumbo, uno debe sentirse incómodo, analizar dónde salió mal. Y hacer un esfuerzo consciente para abordar desafíos futuros similares de manera consciente y diferente», considera Bazzi.
La gente debe ser consciente del camino que condujo a estos resultados y reevaluarlo con ojo crítico, sostiene Sultan. “Como me dijo mi padre, que también es psiquiatra: cuando fracasas, Ryan, debes plantearte las preguntas difíciles de lo que hiciste para contribuir a ese fracaso, para que puedas crecer y aprender de esa experiencia”.
Comportamiento pasado y futuro
El estudio realizado a los 1.800 adultos concluye que el fracaso no fue el trampolín hacia el éxito que la gente creía que era.
Las personas a menudo no obtienen sabiduría del fracaso, y que esperar que lo hagan puede tener consecuencias potencialmente terribles:
- La gente sobrestimó enormemente el porcentaje de futuros enfermeros, abogados y profesores que aprueban exámenes de licencia después de reprobarlos previamente.
- Las enfermeras participantes del estudio tendieron a sobreestimar cuánto aprenderían sus colegas de un error pasado.
«La gente espera que el éxito siga al fracaso con mucha más frecuencia de lo que realmente ocurre», refiere Eskreis-Winkler. «La gente suele asumir que el comportamiento pasado predice el comportamiento futuro. Por lo que es sorprendente que a menudo creamos lo contrario cuando se trata de tener éxito después del fracaso».