A muchos científicos del mundo les resulta particularmente atractivo descorrer la historia del planeta rojo; de allí la larga estadía del rover Perseverance de la NASA por esas tierras. Pero hay otros, como James Green, investigador de larga trayectoria de la agencia espacial, que propone un método para hacer de Marte un planeta habitable.
El jefe científico de la NASA hasta principios de 2022 tiene mucho que aportar. Trabajó de manera ininterrumpida durante 40 años en la agencia estadounidense, 12 de ellos estuvo a cargo de su División de Ciencias Planetarias. Y los últimos 3 ha sido el responsable de marcar el camino de sus misiones científicas. Ahora ofrece nuevas investigaciones.
Green, es PhD en Física Espacial de la Universidad de Iowa y un activo conferencista. Además, ha escrito unos 100 artículos científicos en revistas arbitradas que involucran aspectos de las magnetosferas de la Tierra y Júpiter. Así como 50 artículos técnicos sobre sistemas y redes de datos.
Bajo su liderazgo en la División de Ciencias Planetarias, se completaron o lanzaron con éxito varias misiones, incluida la sonda New Horizons a Plutón. La sonda Messenger a Mercurio, el lanzamiento de la sonda Juno a Júpiter, el lanzamiento de Grial A y B a la Luna. Y la sonda Dawn a Vesta, y el aterrizaje del Mars Science Laboratory y el rover Curiosity en Marte.
Green propone un plan para “terraformar” Marte. Entendiéndolo como el proceso por el cual se puede modificar un planeta u otro cuerpo celeste hasta conseguir unas condiciones más habitables.
Aunque no todos los científicos están de acuerdo con que sea una buena idea. Algunos no creen siquiera que sea posible hacerlo. Otros ofrecen argumentos éticos como que la intervención humana acabaría con la posible vida que pudiera haber.
¿Marte puede ser habitable?
El rover Perseverance aterrizó en el planeta rojo en febrero de 2021 con el propósito de encontrar vida o indicios de ella en este lugar. Desde entonces se ha dedicado a recorrer su superficie y recoger muestras.
En diciembre el vehículo espacial dijo: “Buenos días desde Marte, donde, como de costumbre, hay polvo, frío y una extraña serenidad”.
Aunque son más las preguntas que las respuestas, Green da un paso al frente. Su propuesta consiste en colocar un gigantesco escudo magnético entre el planeta rojo y el Sol, que evite que la radiación solar siga impidiendo la formación de la atmósfera. Esto provocaría que el planeta pudiera atrapar más calor y haría a Marte más habitable para los humanos. “Sí, es factible”, dijo Green en un entrevista con The New York Times.
“Si se detiene la extracción, la presión va a aumentar. Marte va a empezar a terraformarse a sí mismo. Eso es lo que queremos: que el planeta participe en esto como pueda. Cuando la presión aumenta, la temperatura aumenta”, agregó.
El experto explicó que para llegar al primer nivel de terraformación es necesario alcanzar 60 milibares de presión, 10 veces más que la actual.
“Eso se llama el límite de Armstrong, donde no te hierve la sangre si sales a la superficie. Si no necesitaras un traje espacial, podrías tener mucha más flexibilidad y movilidad”, sostuvo Green. “La temperatura y la presión más elevadas te permiten iniciar el proceso de cultivo de plantas en el suelo”.
Ahora, el investigador está trabajando en un nuevo artículo en el que propone un plan que haría posible terraformar también Venus.
La clave: un escudo magnético gigante
Este planeta, a pesar de no ser el que está más cerca del Sol, es el más caluroso de nuestro sistema solar. La temperatura de su superficie ronda los 462 °C y tiene una presión atmosférica 90 veces superior a la de la Tierra.
Aunque hace mil millones de años era un planeta azul con océanos y, probablemente, con vida, hoy en día su atmósfera está compuesta por grandes cantidades de dióxido de carbono y dióxido de azufre que la hacen totalmente irrespirable.
En el caso del planeta rojo, actualmente el Sol elimina cerca del 90% de la atmósfera marciana, pero Green insistió en que si se detiene la eliminación, la presión aumentará y Marte comenzará a terraformarse. Una de las formas de que esto sea posible es mediante la construcción de un escudo magnético gigante que podría colocarse entre el sol y Marte.
“Hay varios escenarios sobre cómo hacer el escudo magnético. Estoy tratando de publicar un documento en el que he estado trabajando durante unos dos años. No va a ser bien recibido”, anticipó Green.
Y añadió que “a la comunidad planetaria no le gusta la idea de terraformar nada. Pero creo que también podemos cambiar a Venus, con un escudo físico que refleje la luz. Creamos un escudo y toda la temperatura comienza a bajar”.
Green manifestó que el primer paso para hacer habitable a Marte sería llevar el clima a un punto en el que «la sangre no hierva si sales a la superficie». Abandonar los trajes espaciales en última instancia permitiría a los habitantes una mayor movilidad, y el reajuste climático permitiría que las plantas crecieran. Sin un flujo constante de partículas de alta energía, la atmósfera marciana comenzaría a reconstruirse con el tiempo.
“El sistema solar es nuestro, tomémoslo”
Green reveló por primera vez su plan habitable para Marte en 2017, en una presentación en el Taller Planetary Science Vision 2050 de la NASA en Washington. “El sistema solar es nuestro, tomémoslo, y eso, por supuesto, incluye a Marte. Para que los humanos puedan explorar Marte, junto con nosotros haciendo ciencia, necesitamos un entorno mejor”, afirmó.
Bloquear a Marte del Sol no solo permitiría la regeneración de la atmósfera, asentó Green, sino que también permitiría que el agua atrapada, un elemento esencial para la vida, suba a la superficie de la planta.
En la presentación Green mostró cómo, en cuestión de años, Marte podría lograr un «campo comparable a la Tierra».
El aumento de la presión calentaría el ecuador del planeta y, finalmente, el casquete polar colapsaría, lo que permitiría la liberación de dióxido de carbono. El dióxido de carbono se convertiría en gas y comenzaría a llenar la atmósfera, derritiendo el hielo y permitiendo el regreso de los mares, comentó.
Green planteó la hipótesis de que el clima se estabilizaría en solo un par de años,. “Esto no es terraformación, en realidad cambiamos el clima artificialmente”, sostuvo Green. “Dejamos que la naturaleza lo haga. Y lo hacemos basándonos en la física que conocemos hoy”, recalcó el experto científico de la NASA.