Por Cambio16
02/07/2017
Durante la conducción, las preocupaciones personales y el estrés provocan distracciones que ponen en riesgo la seguridad en la circulación, aumentando la probabilidad de sufrir un accidente de tráfico. Para estudiar el problema, y mejorar su prevención, las empresas BP, CASTROL y el RACE se unen de nuevo para analizar el nivel de distracción que generan estas circunstancias, y sus efectos en la conducción. Para ello, se han empleado herramientas innovadoras de neurotecnología, monitorizando los comportamientos de los usuarios para poder medir de modo riguroso sus respuestas cognitivas, emocionales y de atención. Junto al trabajo de campo, el estudio incluye una encuesta a más de 1.000 conductores para conocer sus hábitos al volante.
En los trabajos realizados en años anteriores se analizaron las causas que pueden provocar falta de atención en la conducción, estudiando los comportamientos provocados por factores externos, como manipular elementos del vehículo, el uso del móvil, o las distracciones ocasionadas por los acompañantes. En esta ocasión, el estudio elaborado por BP, CASTROL y RACE tiene por objetivo identificar y evaluar cuáles son las causas implícitas al organismo que pueden provocar potencialmente una disminución del nivel de atención, situaciones que pueden afectar a la seguridad de la conducción. No hay que olvidar que la distracción es la primera causa de accidentalidad mortal en las carreteras españolas.
Para la investigación, los expertos han realizado un estudio en el que se mide comparativamente la conducción de una misma persona en diferentes estados emocionales. Para el trabajo, basado en técnicas neurocientíficas, se ha monitorizado a 15 personas durante la conducción, aplicando la tecnología más avanzada como el Eyetracking Glasses (a través de la pupila se miden datos de atención); GSR-Cardio (medidor de respuesta galvánica de la piel y ritmo cardíaco para medir la intensidad emocional), el Facial Coding (captando micro expresiones para detectar emociones inconscientes como alegría, enfado, sorpresa, etc.) o el EEG (electroencefalograma para registrar la actividad cerebral basada en respuestas eléctricas, lo que ofrece información de las diferentes ondas que emite el cerebro para medir estados de cognición, frustración, meditación, actividad cerebral, etc.).
Los principales resultados obtenidos en dichas pruebas demuestran claramente que un conductor en estado de estrés experimenta un aumento general del nivel de ansiedad, nerviosismo y precipitación en la toma de decisiones, frente al que tendría conduciendo en un estado emocional normal.
Las pruebas también revelan que la circulación con estrés provoca una reducción de la concentración del 12%, lo que se traduce en un aumento del tiempo para la toma de decisiones, vital en una situación de riesgo a la hora de frenar ante un imprevisto o evitar un posible accidente. Otro de los efectos de conducir con estrés es la reducción en un 66% de la capacidad de recordar el trayecto realizado, tanto en la memoria a corto como a largo plazo. De hecho, un conductor en estado de estrés recuerda un 20% menos de señales de tráfico respecto a una conducción normal.
El estudio también señala cómo cambia la percepción del nivel de riesgo en los sujetos estresados, la aversión al riesgo es menor, aumentando un 28% el riesgo de sufrir un accidente. Así, los datos obtenidos demuestran que se circula de forma más agresiva, como indican los instrumentos de medición que muestran un incremento de un 17% en el número de maniobras bruscas realizadas y aceleraciones. Los sujetos con estrés experimentaron un aumento del 12% en su nivel de frustración respecto a un estado normal, debido a que querían terminar en un menor tiempo el recorrido a realizar.
El estrés también afecta directamente a nuestro cuerpo, con un aumento de la tensión muscular superior al 50% mientras conducimos, motivo por el cual se ha detectado un incremento en los niveles de fatiga del conductor de más de un 80%, incluso tratándose de un trayecto corto.
Respecto al campo de visión, fundamental para una conducción segura, los resultados muestran cómo un conductor estresado sufre el conocido como “efecto túnel”, que aumenta a medida que se incrementa la velocidad. Los “mapas de calor” obtenidos durante la conducción sin estrés indican que el conductor se beneficia de una mayor visión periférica y homogénea, que le permite tener una atención más significativa a los elementos exteriores como señales, entorno de tráfico, cruces, etc., así como una mayor atención a los espejos, cuadro de instrumentos y mandos del vehículo. Por el contrario, en la conducción con estrés las pruebas demuestran que existe una menor visión periférica, basada en una visión por impactos y atención sólo a la zona central, prestando poca atención a los elementos exteriores: señales, tráfico, cruces, personas, y una casi inexistente atención a los espejos retrovisores del vehículo.
Circular estresado provoca agresividad en la conducción
A veces, la realidad y la percepción no confluyen. Para conocer el nivel de distracción que causan en la conducción las preocupaciones personales y el estrés, BP, CASTROL y el RACE han realizado un estudio cuantitativo que recoge la opinión y percepción de 1.016 conductores, representando al universo de automovilistas. En general, dos de cada cinco conductores españoles afirman que no se olvidan de sus preocupaciones mientras se encuentran al volante; y si esta conducción se produce por un trayecto habitual, esta cifra se eleva a cuatro de cada cinco.
La encuesta evidencia que circulamos inmersos en nuestros pensamientos: tres de cada cuatro conductores afirman que en alguna ocasión han llegado a tomar una ruta de manera automática, o se han encontrado llegando a un lugar que no era su destino; es decir, han conducido en lo que se conoce como “piloto automático”, lo que supone un riesgo muy importante en los trayectos más habituales. La mayoría de los encuestados coinciden también en la importancia de no ponerse al volante en un estado emocional alterado, ya que el 71% piensa que efectivamente puede influir en una conducción segura. Aun así, un 54% de los conductores españoles no suele evitar coger su vehículo aunque esté emocionalmente alterado (estrés, enfado, alegría, euforia).
Los elementos que los conductores reconocen que más pueden distraerles son los internos (pensamientos, preocupaciones, etc.) con el 47%, seguido de los factores externos (móvil, radio, etc.) con el 25%. En cuanto a los motivos que alejan nuestra mente de la tarea de conducir, el 57% de los conductores españoles asegura que cuando conduce suele pensar en el trabajo, un 54% en su familia, un 35% en el dinero o los problemas económicos, un 33% en su pareja y un 27% en la salud,. Además, el 51% de los conductores españoles asegura que su conducción es más agresiva cuando se encuentran estresados, y un 52% nos dice que es la propia conducción lo que les puede llegar a estresar.