Los estadounidenses acudirán a las urnas en noviembre para elegir a su presidente número 47. Deberán escoger entre los dos candidatos más longevos de su historia: Joe Biden y Donald Trump, de quienes se sabe poco o nada sobre su estado de salud. Un manto de misterio lo cubre y solo se conoce lo que autorizan a sus equipos de campaña.
Nunca como ahora la salud de los candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos fue más relevante. Joe Biden, con sus 81 años, y Donald Trump, con 77, pretenden dirigir otra vez un país en el que la edad promedio de población es de 38 años y la de los electores de 47 años. Los mayores de 65 años representan el 17% del padrón electoral.
John McCain tenía 71 años cuando fue candidato a la presidencia en 2008, el de mayor edad. Para tranquilizar al electorado abrió al público su historial médico. Los periodistas examinaron 1.173 páginas de notas, resultados de laboratorio y documentos de seguros, incluidos detalles de las biopsias del senador. El presidente Biden y Donald J. Trump son más viejos, quizás demasiado para otro mandato. Ninguno sigue el ejemplo de MCain. Sus historiales médicos se desconocen, son secretos. El ciudadano debe confiar en lo que dicen los médicos. Ellos han decidido que un anciano dirija al la potencia más poderosa del mundo.
Solo atisbos sobre la salud de Biden y Trump
En Estados Unidos, los candidatos a la Presidencia deciden qué pruebas de salud realizar y cuánta información médica revelar. Sin embargo, esta tradición no compagina cuando dos personas de edad tan avanzada aspiran a dirigir el Ejecutivo. El profesor de neurología de Harvard, Rudolph E. Tanzi, sugiere que ambos candidatos deben someter a exámenes neuropsicológicos completos y todas las pruebas para detectar demencia y otras disfunciones cerebrales. Al envejecer el cuerpo se vuelve más frágil y aumenta el riesgo de enfermedad cognitiva.
Biden y Trump no hace nada para asegurarle al elector estadounidense su salud física y mental para dirigir el país más poderoso del mundo. Al contrario hacen menos que sus predecesores. Biden publicó en febrero seis páginas informativas de sus pruebas médicas, pero su médico no da entrevista ni declaraciones al respeto. «No coments» es su repuesta. Trump ha informado menos. La última nota de su médico, en noviembre, tenía tres anémicos párrafos. Ninguno daba cuenta de una evaluación exhaustiva de su salud mental
Las preguntas sobre la salud de los dos candidatos siguen sin respuesta. El New York Times envió cartas a la campaña de Trump y a la Casa Blanca inquiriendo sobre la salud de los candidatos. Trump no respondió. La Casa Blanca dirigió las preguntas al resumen del médico de Biden, que concluyó era apto para servir como presidente de la Unión.
Los candidatos más longevos
- Joe Biden: 81 años
- Donald Trump: 77 años
- George H. W. Bush: 64 años
- Ronald Reagan: 69 años
- William Henry Harrison: 68 años
- James Buchanan: 65 años
- Zachary Taylor: 62 años
- Dwight D. Eisenhower: 62 años
- Andrew Jackson: 62 años
- John Adams: 61 años
Después de los 75 años
En la actualidad la esperanza de vida en los Estados Unidos es la más baja desde 1996, en promedio 76 años y la más baja que en los países desarrollados. Se atribuye a factores como el sistema de salud, las adicciones, los alimentos ultraprocesados y el envejecimiento global. Los problemas de salud más comunes entre las personas mayores de 75 años incluyen enfermedades cardiovasculares, cáncer, patologías respiratorias crónicas, diabetes y demencia. Todas son condiciones que afectan significativamente la calidad de vida de los adultos mayores. Además, la salud mental es un problema frecuente en esa población.
Los expertos en envejecimiento describen un patrón que se acelera de manera ineludible después de los 80 años. El cuerpo se vuelve más frágil, más propenso a daños y su recuperación es más lenta. Las caídas constituyen una de las mayores causas de muerte entre los estadounidenses de edad avanzada. Recordemos que recientemente una caída le causó la muerte a Joseph I. Lieberman. El riesgo de demencia también aumenta. Afecta al 3% de las personas entre 65 y 69 años, y al 35% de las personas entre 80 y 90 años.
El activo Joe Biden
El presidente Biden, a pesar de las preocupaciones sobre su edad y capacidad mental, mantiene una postura firme. “Mírenme”, repite. Sus asistentes afirman que se mantiene activo, que levanta pesas y se ejercita regularmente. Sin embargo, algunas de sus apariciones generan preocupación. En un evento de recaudación de fondos repitió la misma historia palabra por palabra.
En la investigación sobre los documentos clasificados que estaban en su casa, el informe del abogado especial Robert K. Hur describió a Biden como un anciano con “facultades disminuidas”. una afirmación que provocó la ira de Biden y sus aliados. Sin embargo, una revisión de una entrevista de dos días realizada por un equipo del New York Times muestra a un Biden claro y convincente en la mayoría de sus respuestas. Con algunos errores en las fechas y la secuencia de los acontecimientos. ¿Suficiente para ser presidente de Estados Unidos?
Los médicos entrevistados por NYT se refirieron a la dificultad de diagnosticar a alguien basándose en observaciones aisladas. Sugieren que el estrés, la falta de sueño o las multitareas son causa de más más fallos que el deterioro mental. Nir Barzilai, director del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento, explica que estos factores son reales, pero no determinan la capacidad de tomar decisiones.
Sin pruebas de salud mental
Durante el examen médico, el presidente Biden y su equipo de especialistas optaron por no realizar una evaluación neuropsicológica exhaustiva. Las 33 pruebas detectan la demencia y otras disfunciones mentales. El equipo médico lo consideró innecesario «debido al alto nivel de funcionamiento ejecutivo demostrado regularmente por Biden».
Un miembro de su equipo argumentó que, dado que el presidente puede manejar reuniones de política exterior complejas durante viajes al extranjero agotadores, no tendría sentido someterlo a pruebas básicas de reconocimiento de imágenes. Sayed Azizi, jefe clínico de neurología del comportamiento y trastornos de la memoria de la Universidad de Yale, aclara que los exámenes que van más allá de las preguntas básicas son comunes a partir de cierta edad.
Kevin O’Connor, médico de Biden, informó que un examen detallado no mostró hallazgos consistentes de trastornos neurológicos (derrame cerebral, esclerosis múltiple o enfermedad de Parkinson). Sin embargo, no proporcionó documentación justificativa. Explicó que la rigidez de Biden al caminar se debe a la artritis de la columna vertebral, dolor en la cadera y neuropatía periférica, una condición definida por la pérdida de sensibilidad en los pies. La Casa Blanca considera que los detalles proporcionados por O’Connor son suficientes al darle seguridad al elector estadounidense.
La mayor omisión, insisten los expertos médicos, son las pruebas cognitivas. Tanzi sugiere que deben ser administradas a cualquier candidato presidencial mayor de 50 años por médicos sin lealtad política o personal hacia ellos para garantizar una evaluación independiente.
Tradición de secretismo
Los presidentes de Estados Unidos han padecido una variedad enfermedades. Algunas se mantuvieron en secreto.
- Woodrow Wilson, durante las negociaciones del Tratado de Versalles, se contagió de la gripe española en 1919, una enfermedad letal.
- Franklin D. Roosevelt sufría de poliomielitis, lo que le provocó una parálisis. Evitó usar la silla de ruedas en público
- John F. Kennedy padecía una variedad de problemas de salud, incluyendo escarlatina, colitis, y problemas de espalda
- Ronald Reagan fue diagnosticado con Alzheimer mientras estaba en el cargo. La noticia no se hizo pública sino hasta años más tarde
- Dwight D. Eisenhower sufrió un ataque cardíaco en 1955 y fue diagnosticado de cáncer
- William Henry Harrison murió de neumonía un mes después de asumir el cargo en 1841. Su discurso de inauguración lo dio bajo una inclemente nevada.
Donald Trump más opaco
Al expresidente Donald Trump se le conoce su resistencia y vitalidad. A menudo celebra mítines largos y grandilocuentes. Sin embargo, la información que ha proporcionado sobre su salud es notablemente opaca en comparación con Biden.
En noviembre, el Dr. Bruce A. Aronwald afirmó que los exámenes cognitivos de Trump eran “excepcionales”. Sin embargo no respaldó sus afirmaciones con detalles sobre las pruebas realizadas, los resultados de los análisis de sangre, los medicamentos que toma Trump ni los exámenes cognitivos hechos. Obvio, sin más información es imposible evaluar con precisión la salud del candidato.
El Dr. Azizi, experto en envejecimiento del cerebro, señaló que las tendencias y hábitos de una persona a menudo se amplifican a medida que el cerebro envejece. Trump, que se postula para la presidencia mientras se defiende de numerosas acusaciones graves, ha tenido una serie de deslices. Confundió a Nikki Haley con Nancy Pelosi en un discurso de campaña. Afirmó erróneamente que derrotó a Barack Obama en 2016, cuando fue a Hillary Clinton. Recientemente, pareció confundir a la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, con el exgobernador Andrew Cuomo.
Antecedentes familiares
El padre de Trump desarrolló Alzheimer a mediados de los 80 años. Trump tiene un riesgo mayor de desarrollar la enfermedad por su edad y el antecedente familiar. En 2018 se hizo una prueba de detección de demencia, la Evaluación Cognitiva de Montreal, y respondió correctamente todas las preguntas. Sin embargo, los expertos médicos señalaron que la prueba no mide el intelecto y que casi todos, sin Alzheimer u otra demencia, deberían obtener una puntuación perfecta.
La falta de información sobre la salud Trump hace difícil determinar si su riesgo de problemas de salud ha aumentado en los últimos años. Durante su presidencia, su peso, historial de colesterol alto y falta de ejercicio lo pusieron en fuerte riesgo de enfermedades cardíacas. En 2018, pesaba 239 libras le faltaba una libra para llenar la definición médica de obesidad. El año pasado muchos cuestionaron su peso reportado de 215 libras (98 kilos).
La información pública sobre la salud de Trump ha estado plagada de exageraciones. Cuando anunció la candidatura en 2015, su médico escribió que sería el individuo más saludable jamás elegido como presidente. Una afirmación falsa que admitió le fue dictada por el propio Trump.
Sin obligación legal
Las leyes estadounidenses no obliga a los candidatos presidenciales a divulgar información sobre su estado de salud física ni mental. Los candidatos invocan el derecho a la intimidad personal que protege de divulgaciones los historiales médicos de todos los estadounidenses.
- 2008: Los asesores de McCain consideraron esencial informar sobre su salud para disipar dudas. Barack Obama, que tenía 47 años y derrotó a McCain, publicó una carta de su médico y más tarde ofreció pruebas de laboratorio y electrocardiogramas.
- 1988: Michael S. Dukakis (demócrata) y George Bush (republicano) concedieron entrevistas sobre su salud y permitieron a los periodistas hablar con sus médicos. Tras la toma de posesión de Bush, el médico siguió concediendo entrevistas y un grupo de doctores celebró una conferencia de prensa para hablar de sus problemas de salud y tratamientos.
- 1992 y 1996: Bill Clinton se resistió a publicar su historial de salud, incluso después de que su oponente, Bob Dole, publicara información detallada sobre su salud y permitiera que los periodistas interrogaran su médico personal .
- 2000 y 2002: George W. Bush y su médico concedieron entrevistas sobre su salud. En 2002, el médico de Bush respondió a preguntas de los periodistas después de que el presidente se atragantó con un pretzel.
Momento clave
Biden y Trump se enfrentan a una agotadora campaña de siete meses. La vicepresidenta Kamala Harris dice que las campañas requieren resistencia y buena forma mental y emocional. Son un maratón. En una encuesta reciente, el 70% de los votantes consideró que Biden es demasiado mayor para el cargo. Trump, también de avanzada edad, no genera las mismas dudas. Sus críticos sospechan de su salud menta y de su creciente agresividad.
Es alto el escepticismo sobre la fiabilidad de la información de salud proporcionada por los médicos personales de los candidatos. Impera la precaución médica, los ancianos son muy frágiles. Joe Verghese, director del Centro Gerontológico Resnick, ha insistido en la necesidad de conocer la aptitud física y mental de cualquier persona que aspire a ocupar el cargo más alto de la nación. «Uno quiere tener la seguridad de que se han tomado medidas para garantizar que la persona elegida para el cargo tendrá la capacidad física y mental necesaria», declaró.