Tributan con el tipo general (21%) pero su servicio es considerado de primera necesidad. Esta es la contradicción a la que se enfrentan las peluquerías y tintorerías de toda España; visibilizada a raíz de la declaración del estado de alarma por la crisis del COVID-19. Los profesionales de estos sectores, además, manifiestan preocupación por su propia seguridad. El debate se ha extendido a las redes sociales y se ha hecho un hueco entre las tendencias de Twitter.
Memes aparte, los profesionales de la peluquería y el estilismo están evidenciando en las redes sociales (especialmente en Twitter) el malestar que les produce su posible exposición al COVID-19; al quedar excluidos del decreto de cierre estos centros, según reveló el propio presidente del Gobierno.
Asimismo, al igual que las tintorerías, las peluquerías tributan el IVA al 21%, pero el servicio que prestan se considera ahora de primera necesidad. En este sentido, no es descartable que el Ejecutivo plantee medidas dirigidas al sector en los próximos días.
El motivo por el Gobierno alega que no se aplica el cierre por decreto en estas empresas es la “higiene”. En el caso de las tintorerías, para ofrecer el servicio de lavado de ropa y sábanas de personas enfermas o con síntomas que no pueden hacerlo o que no disponen de electrodoméstico (según la Organización de Consumidores y Usuarios, hay lavadora en el 92% de los hogares españoles). Las peluquerías y centros de estilismo, según argumenta el Ejecutivo, atienden a diario a mayores y a personas con movilidad reducida.
“Cerramos por civismo, salud y solidaridad”
¿Cómo garantizar la seguridad sanitaria de estos trabajadores? Su posible exposición al COVID-19 choca inevitablemente con la campaña que las administraciones y medios de comunicación promueven para animar a la ciudadanía a quedarse en casa.
Cambio16 habla con Ana Arenas y Sean Villar, socios de Alcocer 1 Estilistas (un centro de moda en la zona de Cuzco-Castellana de Madrid) sobre la situación de las peluquerías en relación al estado de alarma por la crisis del coronavirus.
Al respecto, Arenas explica en primer lugar que han decidido cerrar, aunque el decreto no les obligue a ello, “por civismo, salud y solidaridad”. Villar, por su parte, reclama un cambio en el estado de alarma del Gobierno: “si realmente queremos pasar esta crisis lo antes posible, que sea estando todos en sus casas”.
Ambos profesionales, igual que tantos otros del sector que están utilizando las redes sociales como altavoz, exigen “que se nos reconozca como establecimiento que debería permanecer cerrado, para evitar males mayores”.
También creen que es “de justicia” que puedan “acceder a las ayudas del mismo modo que los comercios que permanecen cerrados por decreto”. Por el momento, la decisión de cerrar “la tomamos nosotros, sin que se nos obligue a ello, por responsabilidad con la seguridad de empleados y clientes, pero teniendo que asumir los costes de nuestro bolsillo, excluidos de cualquier ayuda oficial”. Y es que, en sus cálculos de pérdidas, ronda el 50% de la facturación mensual.
“Es fácil contagiarnos y contagiar”
Cumplir con las recomendaciones de seguridad en una peluquería o centro de estilismo parece complicado, ya que “es imposible trabajar a un metro de distancia”, tal y como argumentan Arenas y Villar. “En nuestro trabajo es fácil contagiarnos o contagiar”, añaden. Además, “hay servicios que pueden tomar o superar las tres horas de trabajo, en estrecho contacto con el cliente”.
Sean Villar concreta que la primera necesidad en las peluquerías únicamente sería lavar y secar a personas mayores o con problemas de movilidad, pero si los centros permanecen abiertos y una clienta quiere hacerse un tinte o unas mechas “es complicado negarse a realizar el servicio”. Arenas dice que “con la estación que tenemos, la gente viene resfriada, con alergias, estornuda, tose… y carecemos de medios para diferenciar una situación estacional normal del COVID-19”.
Las peluquerías comienzan a organizarse
A través de los grupos y chats en redes sociales, así como en distintas plataformas profesionales del sector de las peluquerías en España está moviéndose la necesidad de organizarse y recopilar las reivindicaciones que plantearán al Gobierno una vez pase la crisis de la alarma por el coronavirus.
Por el momento, para tratar de evitar el desastre financiero de estos centros, algunos profesionales recurrirán a los expedientes de regulación de empleo temporal (ERTES), como forma de salvar empleos a medio y largo plazo. Aunque Sean Villar confiesa que no descarta despidos en el sector en las próximas semanas, si no se da una vuelta de timón a la situación por parte de las autoridades.
La parte “positiva”, alegan Arenas y Villar, es que esta situación de crisis ha servido para aunar la voz del sector: “estamos más unidos que nunca”. Una unión que se hará visible, según explican estos profesionales, en forma de “manifestaciones y reclamaciones de los peluqueros, como sector unido, para cuando esto pase”. En conclusión, sostienen, “somos un sector muy olvidado, excepto para los pagos, y no podemos permitir que siga siendo así”.
«Debemos priorizar la seguridad de todos» en las peluquerías
Mediante un comunicado, el Consejo Nacional de Empresarios de Peluquería y Estética (Conepe) alega la necesidad de que Ejecutivo decrete el cierre para asegurar la protección y seguridad de los peluqueros y de las personas mayores.
El secretario jurídico de Conepe, Antonio Jaumandreu, asegura que «resulta imposible mantener la distancia de seguridad de al menos un metro de distancia recomendada por el Ministerio de Sanidad» en las peluquerías.
«Todos debemos contribuir a parar esta pandemia y debemos priorizar la seguridad de todos», sostiene Jaumandreu.
Y todo ello, sin perjuicio de que con carácter voluntario y el debido control sanitario por parte del Ministerio de Sanidad se puedan establecer determinados puntos para atender a personas con necesidades muy concretas.
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